MENTE, tomado del lat. mĕns, mĕntis, íd.

1.ª doc.: miente, h. 950, Glosas Emil.

Miente se halla también en el Cid, Berceo, Alex., Apol., Juan Manuel, Juan Ruiz, Alf. XI, etc. Especialmente empleado en las frases venir en miente (Cid) o venir emiente (ibid.; Alf. XI, 145, etc.), meter mientes (Cid, Berceo, Alex., 7661), tener mientes a (Cid; Berceo, Mil., 88d), parar mientes a (Cid; Fn. Gonz. 525a; p. mientres en una profecía morisca aragonesa de fines del S. XVI, PMLA LII, 638), que en su mayor parte todavía siguen empleándose, al menos literariamente. Éste era el antiguo representante hereditario del vocablo, hoy reemplazado, y ya en el período clásico, por la forma culta mente; Cervantes en el Quijote sólo emplea mientes en frases análogas a las arriba citadas (aunque todavía escribe «quan descuidadas estavan las mientes de Galercio» en la Galatea), pero mente figura ya en APal. 21d, 274d; sin embargo, Quevedo lo consideraba culterano (RH LXXVII, 341). Cf. los datos e indicaciones que proporciona J. A. Pascual Rdz., Trad. de la Com. atrib. a Enr. de Aragón, pp. 154 ss.

DERIV.

Mental [APal. 325d]; mentalidad [Acad. S. XX]. Mentar [J. Ruiz; APal. 211d, 248b, 299b; Nebr.], antes ementar [Berceo, Mil., 277a, 289a; Hist. Troyana de h. 1270, 135.84] (derivado del venir emiente arriba citado); mentar daba muestras de anticuarse en el uso de las personas instruídas ya en el S. XVI («mentar por nombrar o hazer mención, vamos ya desechando...: El ruin quando lo mientan, luego viene», J. de Valdés, Diál. de la L., 113.5), y aunque todavía figura a fines del siglo en Fr. L. de Granada y en Mariana, hoy ha salido del uso ciudadano, si bien sigue empleándolo el lenguaje popular, p. ej. en la Arg. (BDHA III, 142), y en otras partes, especialmente en frases como mentar la madre, más o menos general: hoy en América se conjuga sin diptongación; mentas pl., arg., ‘fama, referencias’; mentado; ast. amentación ‘el padrenuestro que se reza antes de la misa mayor para el descanso del alma de alguno, mentando su nombre’ (V). Ementar es también la antigua forma gallegoportuguesa (Crón. Troy. II 26.5); de ahí saldrá el port. ementa ‘menú’ y quizá también el cat. esmentar ‘mencionar’.

Mención [minción 1309, BHisp. LVIII, 361; «mentio, memoria», Nebr.], tomado de mentio, -ōnis, íd.; mencionar [Oudin; Jáuregui], alguna vez amencionar (DHist.). Amente, tomado del lat. amens, -tis, íd.; amencia. Demente [Aut.], tomado de demens, -tis, íd.; demencia [h. 1530, Guevara]; dementar, dementado. Vehemente [1542, D. Gracián], tomado de vehemens, -tis (< vēmens) ‘impulsivo, impetuoso’, ‘intenso, vehemente’, vehemencia [1542, Gracián], de vehemĕntĭa íd., duplicado semiculto, con influjo del sinónimo popular firmeza, es el ant. femencia ‘empeño, ahinco’ [Berceo], muy usual en todo el S. XIII y XIV (J. Ruiz, etc.; Alex., 1842, 1964, 2445; Calila, ed. Rivad. 29, etc.), a veces aun con la vocal inicial de firmeza, de donde fimencia (S. Dom., 697b; Hist. Troyana de h. 1270, 37.7); posteriormente hemencia (Calila, 52, 54; Gr. Conq. de Ultr., 417; Sem Tob, copla 368), todavía en Nebrija («hemencia: vehementia, efficatia; h. en el pan: artocops»), y aun no del todo olvidado de Juan de Valdés («aun queda en algunos dezir hemencia por ansia», Diál. de la L., 108.20), también port. ant. femença [Cantigas de Alf. X y abundantes ejs. de los SS. XIII y XIV, en Lang, nota al verso 1452 de D. Denís]2; la forma con i aparece también en gallego antiguo: «gran fimença que poyña ennos ferir de sua lança» Crón. Troy., S. XIV, I, 197.11). Femenciarse o afem- ‘esforzarse’ (Calila, 58; h- «efficio, laboro», Nebrija), afemenciar ‘mirar fijamente’ (Crón de 1344, Cuento de Otas, en M. P., Inf. de Lara, 279.10 y glos.), comp. port. afemençar «ver, enxergar»; jemenciar ‘proporcionarse, construir interinamente un objeto’ en Cespedosa (con cita de ej. medieval de f-, RFE XV, 143); pan hemenciado, en Nebrija; hemencioso (íd.).

Mentor [Acad. ya 1914], tomado del gr. Mέντωρ, nombre propio del consejero de Telémaco, nombre de carácter significativo, emparentado con la familia indoeuropea del lat. mens.

Memento [h. 1580, Fr. L. de Granada], tomado del lat. memento, imperativo de meminisse ‘acordarse’, emparentado con mens. Reminiscencia [-nic- 1570, C. de las Casas, no Covarr.], tomado del lat. tardío reminiscentia íd., derivado del lat. reminisci ‘acordarse’.

Mnemónica, tomado del gr. μνƓμονικά íd., derivado de μνƲμων ‘el que se acuerda’, voz afín a este verbo latino; de ahí también ęμνƓσία de donde nuestro amnesia; ęμνƓστία ‘olvido’, de donde el cast. amnistía [amnestía, 1544, D. Gracián, Aut.; amni-, 1726, desaprobado por Aut.], amnistiar; dismnesia.

CPT.

Mentecato [-apto, 1570, C. de las Casas; -ato, Covarr., Quijote], tomado de mente captus ‘que no tiene toda la razón’ (propiamente ‘cogido de la mente’); mentecatería [Quijote], mentecatada, mentecatez.

Mnemotecnia, compuesto culto formado con el radical del gr. μνƲμων ‘el que se acuerda’; mnemotécnico.

1 De ahí mientesmetudo ‘cuerdo, advertido’, Alex., 614.―

2 Malkiel, RRQ XXXV, 319-23, cree que la f- se explica por cruce con *FERVENTIA ‘fervor’ (port. antic. y raro fervença), pero es improbable porque tal vocablo no existe en castellano, y toda la familia de fervor en el significado figurado es culta y tardía en castellano y portugués. Pudieron contribuir fuerça, ficança, afinc(amient)o y otros. Claro está que la f- no puede ser un resultado de la contracción de las dos ee, como afirma extrañamente Cornu, GGr. I, § 167.