MATRERO, ‘astuto, redomado’, origen incierto; probablemente tiene el mismo origen que mohatrero ‘tramposo’, derivado de mohatra ‘venta fingida’, ‘engaño’, procedente del ár. muȟâƫara ‘venta usuraria’, del cual parece haberse empleado como plural maȟâƫir: de éste saldría en castellano *mahatra ‘engaño, trampa’ y de ahí el derivado matrero.

1.ª doc.: Nebr.

Este lexicógrafo no registra el vocablo en su lugar alfabético, pero sí «siervo matrero: veterator servus» (por oposición a siervo boçal); veterator es lo mismo que ‘envejecido en el servicio’ y ‘zorro, astuto’; PAlc. (s. v. siervo) traduce matrero al árabe por ġaddâr ‘traidor, pérfido’ y por ȟurbî «encallecido en astucias», ‘engañoso’. Aunque falta en Covarr., C. de las Casas (1570) traduce «sagace», Oudin «fin, rusé, madré, matois», y Aut. «astuto, sagaz, diestro y experimentado en alguna cosa». En efecto es palabra usual en los clásicos, sobre todo en el S. XVI y principio del XVII. En la Farsa del Mundo se califica a éste de «variable, mintroso, / infame, matrero, discorde, malino, / perverso, alacrán, falaz, serpentino» (Cronan, Teatro I, 437); Timoneda escribe «tan artera; / hydeputa y qué matrera: / yo mugeres he tratado / públicas mas no he hallado / otras d’aquesta manera» (Obras I, 387); Cristóbal de Castillejo prevenía contra el casamiento con viudas «por estar / ya muy diestras en notar / cualquier falta de caderas, / y como son ya matreras, / no se pueden engañar / ni rendir» (Diál. de Mujeres, v. 2343); «el sargento era matrero y sagaz, y grande harriero de compañías» (Coloquio de los Perros, Cl. C., 279). V. dos ejs. más en La Pícara Justina (ed. Puyol II, 14, 59), con franco matiz peyorativo de ‘marrullero’, ‘de astuta picardía’. El Maestro Correas define «el astuto redomado», citando el refrán «al sirviente lisonjero, el amo debe ser sabio y matrero». En efecto el vocablo puede tomar ocasionalmente un matiz laudatorio, pero es mucho más frecuente, como se ha podido apreciar, que se tome en mala parte, y así lo proclaman taxativamente Martí en su Alfarache: «dos maneras de prudencia pone el glorioso San Basilio: una es mala, y otra buena; de la primera se precian los hijos deste siglo, que llaman prudente al hombre astuto, malicioso, agudo, matrero, artificioso y redomado, el cual, con daño ajeno, mira por el provecho propio» (Rivad. III, 394). Hoy sigue con este significado en Cuba «astuto, sagaz, que no se deja coger o vencer» (Pichardo), pero la aplicación preferente a los animales y a la ganadería ha hecho que en América predominara el matiz, que ahí ya apunta, de ‘receloso’ (mej., chil.) y ‘arisco, huidor’ (arg.)1. Quizá sea voz más viva en América que en España, donde, sin embargo, la encontramos en la toponimia (cortijada de Los Matreros, en Bédar, Almería), y con otro sufijo, matriegu «matrero», en el asturiano de Colunga. Además port. matreiro «astuto, sagaz, sabido, escarmentado» (toiro matreiro «ja velho»), que ya aparece en la Eufrosina (h. 1537), según Moraes; gall. ant. matreira ‘maña, astucia’: «Aquí estades, ai, velho de matreira» CEsc. 57.51.

Nada, que yo sepa, se ha escrito hasta ahora acerca de la etimología, a no ser la sugestión de Tiscornia (l. c.), que citando la curiosa frase de Correas «la experiencia es matorrera (esto es, sabia, por mater rerum, madre de las cosas)», cree que en efecto vendrá de esta máxima latina; no hay que dudar de que el famoso aforismo de «la experiencia, madre de la ciencia», correría en los círculos universitarios salmantinos en la variante experientia, mater rerum (quizá abreviada de mater rerum cognitionis, ‘madre del conocimiento de la naturaleza’), y los salmantinos menos ilustrados la corromperían en la forma que cita Correas; pero no hay que tomar este chascarrillo, recogido por el catedrático salmantino, por más de lo que es: una anécdota que se contaba en los claustros universitarios para reír a costa del vulgo ignorante; lejos de tomar matorrera por la forma originaria de matrera, lo que ya ofrecería dificultades fonéticas2, hemos de ver en ella una de las acostumbradas modificaciones que inflige al latín el vulgo, que lo desconoce, guiándose por el léxico castellano que le es familiar, y en nuestro caso acercándolo a matrero.

Nada más natural, en cambio, que identificar matrero con mohatrero ‘el que hace mohatras’, es decir, ‘fraudes o engaños’. Mohatra la define Nebr. (donde aparece por primera vez) como «versura», o sea ‘acción de tomar prestado a un acreedor para pagar a otro’; Covarr. (seguido por Aut.) precisa más «es la compra fingida que se haze vendiendo el mercader a más precio del justo y teniendo otro de manga que lo buelva a comprar con dinero contante a menos precio; también se dize cuando se compra en la forma dicha y se vende a qualquier otra persona a menos precio». Agrega Covarr. «los que se ven en necesidad para cumplir alguna deuda hazen estas mohatras, y por cegar un hoyo hazen otro mayor», con lo cual alude a la situación que Bocthor explica más claramente al definir el hispanismo francés mohatra «contrat, marché, par lequel un marchand vend très cher à crédit ce qu’il rachète aussitôt à très-vil prix, argent comptant» (comp. la definición que da Pascal en sus Provinciales, 8; y Jordan, ASNSL CLII, 78-80). Es palabra muy clásica3, que vemos empleada repetidamente en G. de Alfarache (otro ej. en Aut.): «haga un hombre su cuenta, y tenga necesidad en que se haya de valer de solos doscientos ducados; hallará, que si solos dos años los trae de mohatra, montarán más de seiscientos» (Cl. C. IV, 239.1). Es una de las transacciones típicas a que se dedicaban los usureros hebreos y moriscos en el mundo tan bien descrito por A. Castro en España en su Historia; ellos le dieron su nombre árabe baȳ⺆ muȟâƫara ‘venta a riesgo’ (por el que podían correr de que su víctima se alzara con lo vendido)4, y los cristianos españoles, tan imprevisores en su economía como arrogantes frente a sus explotadores, se apresuraron a agravar el sentido del vocablo, haciéndolo meramente sinónimo de ‘fraude, engaño’; así lo emplea también Mateo Alemán: «donosa está la milicia para que... un hombre... aventure su vida en ella; ya todo es mohatra, mucho servir, madrugar...» (ibid. IV, 40.11); y es el sentido que le dan Vélez de Guevara («la simonía, la mohatra, la chisme», Diablo Cojuelo, tranco VII) y Cervantes, cuando teme D. Quijote que en vista de la rustiquez de Sancho le tomen por un caballero de mohatra, es decir, ‘fingido, de farsa, embrollón’ (II, xxxi, 118). Más ejs. en Fcha. Mohatrero, de acuerdo con ello, viene a ser ‘estafador’, ‘tramposo’ (citas de Bonilla en la ed. citada): mohatrera de doncellazgos en Vélez de Guevara es una alcahueta, como la de la Tía Fingida, que engaña con falsas virginidades, «y donde cabe el Infierno todo, sin que se pierda gota, es en la hipocresía de los mohatreros de las virtudes, que hacen logro del ayuno y del oír Misa», Quevedo; «hijos diablos, asistid a mohatreros y a usuras, a venganzas, a pasiones, a envidias», íd.; «mal hacen en llamarle mohatrero: / los tales son rufianes del dinero», Salas Barbadillo; ocasionalmente aparece mohatrón con el mismo sentido: así ya en Lucas Fernández (Cej., Voc.) y en Quevedo, «entre todas las naciones, sólo es pobre el extranjero, y ha menester ser un mohatrón para que le entiendan esos señores» (Cartas del Caballero de la Tenaza, VII). No necesitaré más explicaciones semánticas para mostrar que mohatrero ‘engañador’ fácilmente se prestaba a expresar la idea de matrero ‘pícaro redomado’.

Pero falta aclarar el aspecto fonético, pues no sería verosímil pretender que moha- se redujera a ma- en castellano por vía fonética. Cabría pensar en una variante *maȟâƫara en árabe vulgar hispánico, donde ma- invade frecuentemente el terreno de mi- y alguna vez el de mu-; pero no creo, pues los participios (a cuyo tipo pertenece muȟâƫara) conservan tal inicial intacta en docenas de ejemplos, en hispanoárabe y en los préstamos del árabe al romance. Pero maȟâƫir puede ser el plural de muȟâƫara; es verdad que el plural normal de los nombres de esta estructura es más bien muȟāƫarât, y aunque ninguna de las fuentes citadas precisa el plural del vocablo, lo hace, sin embargo, R. Martí, en esta forma; pero este lexicógrafo se refiere sólo a la ac. ‘peligro’, y sabemos por los gramáticos que éste es el plural de este tipo de vocablos cuando hacen de participios o de nombres de acción, pero cuando se sustantivan o adjetivan se emplea un plural fracto5 (Wright, Arabic Grammar, § 302e, Rem. b, y § 303f Rem.); luego el plural de muȟâƫara en el sentido que estudiamos debió ser más bien maȟâƫir o maȟāƫîr, que viene a ser lo mismo, pues este último tipo se reemplazaba siempre en el vulgar de España y de otras partes por el primero. De hecho Belot registra maȟâƫir «dangers, périls, risques», y como éste no figura en la fuente ordinaria de Belot (Freytag), ha de ser una de las formas usuales en el árabe hablado del Líbano, que ha agregado este lexicógrafo6. No hay duda de que maȟâƫir pudo dar *mahatre o *mahatra con h muda, de donde saldría matrero7; el caso es que aun en portugués, donde el vocablo, en su sentido primitivo, suele tener la forma mofatra, existe también moatra con enmudecimiento de la consonante.

DERIV.

Matrería (V. arriba). Matrerear ‘escapar al monte’ arg. (Tiscornia, l. c.). Derivados de mohatra: mohatrero (V. arriba); mohatrar [Nebr.], mohatrante; mohatrón (V. arriba).

1 Además de los ejs. que cita Tiscornia, M. Fierro coment., 440-1, puede leerse en Payró, Pago Chico, ed. Losada, pp. 83 y 95. Toro Gisbert, BRAE VIII, 498, cita ejs. de matrería ‘perspicacia’ en autores españoles y cubanos.―

2 Que mater rerum pudiera deformarse primero en *materrero y luego pasar a matrero por haplología no es absurdo desde el punto de vista fonético, pero ni es esto evidente ni es convincente imaginar que el adjetivo matrero pudiera nacer de la supuesta máxima *la experiencia es matrera.―

3 Alguna vez, en fecha temprana, tiene el sentido más inocente de ‘venta a crédito (sin intento de rescatar)’, como en la cita de Diego de Hermosilla, a. 1543, en la ed. del Diablo Cojuelo por Bonilla, p. 201.―

4 Indicó esta etimología de mohatra Dozy, Gloss., 316, fundándose en la definición arriba transcrita, que da Bocthor a ȳ⺆ muȟâƫara. Esta última palabra por sí sola suele definirse ‘peligro, riesgo’ (así R. Martí, s. v. periculum; Freytag; Marcel; Lerchundi; ‘apuesta’ en Hélot); es propiamente el nombre de acción del verbo ȟlƫar ‘poner en peligro’, de uso general (Lane; Dozy, Suppl.). Pero Beaussier confirma para Argelia la definición de Bocthor, y atribuye este sentido, no a baȳ⺆ muȟâƫara, sino ya a muȟâƫara solo: «contrat dans lequel on simule une vente à pacte de rachat pour stipuler des intérêts défendus».―

5 Comp. mafátil plural de maftûl en el artículo siguiente.―

6 No hallo más datos sobre el asunto en el glosario de Dozy a su edición del Bayano-l-Mogrib, p. 23, ni en la reseña de Engelmann por Defrémery en el Journal Asiatique de 1862, donde se indicó la etimología de mohatra por vez primera. No sé si los habrá en el pasaje de las Mil y Una Noches citado por Dozy.―

7 Aunque quizá pudo ocurrir que *muatrero > matrero como muacho > macho.