MANTECA, voz común al castellano con el port. manteiga y cat. mantega; se extiende también a Cerdeña, Sur de Italia y Rumanía, pero en estas regiones parece ser voz importada de España; origen incierto, lo más probable es que sea voz prerromana; los tres romances suponen bases fonéticas primitivamente diversas (-ԷCCA cast., -ԷCA cat., -AICA o -EICA port.), que pueden corresponder a otros tantos dialectos aborígenes.

1.ª doc.: mantega, 1155, Fuero de Avilés, p. 83; mantecca, 1181, doc. toledano, M. P., D. L., 260.14.

También hallamos manteca en un texto mozárabe del S. XII publ. por Sánchez Albornoz (Oelschl.) y m-n-t-y-qa en el mozárabe zaragozano Abenbuclárix, a. 11061. Además tenemos manteca en Calila (ed. Allen, 129.17; ed. Rivad., 57), en Juan Manuel (Libro de la Caza), en Juan Ruiz, etc.; mantega en doc. de Sahagún, de 1256 (Staaff, 46.17), y de Oviedo, de 1274 (M. P., Inf. de Lara, glos., s. v. azomar). Siempre ha sido voz de uso general. La variante manteca se emplea en Castilla, Aragón (Valle de Vio, VKR X, 218), etc.; mantega, como ya en los documentos antiguos, es hoy propio de las hablas leonesas: así en Asturias (Rato), en el bable de Lena (M. P., Dial. Leon., § 19.2), en el de Colunga (Vigón mantegueru); la variante manteiga del leonés occidental (Teberga, Sta. Olaya, Astorga, M. P., Dial. Leon., § 4.2; Cabrera Baja y Bembibre, según A. Garrote)2, muestra que el substrato vocálico es aquí el mismo que en portugués. En efecto, así en este idioma como en gallego se emplea manteiga. Es forma ya muy antigua, que rima con taleiga, veiga y meiga en poesía de Alfonso X (RL III, 164; Canc. de la Vaticana, n.° 77; Ctgs. 276.43), y figura en docs. de 1200 (Viterbo I, 308b), 1255, 1258 (CortesƟo), 1278 (RL XI, 90), etc.; es verdad que la forma manteca no parece haber sido siempre ajena al país vecino, pues no sólo figura en los fueros de Castelo Bom y Alfaiates, de h. 1200, que contienen muchos leonesismos (sobre todo el segundo), sino también en el de Coímbra, de 1145 (CortesƟo, addit.). En catalán, donde siempre se ha dicho mantega, no es vocablo menos antiguo ni general: se lee ya en una leuda rosellonesa de 1249 (RLR IV, 251), y es muy frecuente en toda la literatura medieval3. Se ha extendido también a alguna zona de lengua de Oc, aunque no tengo noticias de que viva allí en la actualidad, a no ser en un sentido traslaticio («mantego: ordure, gadoue», Mistral); sin embargo, hay cuatro ejs. medievales (Levy) de mantega en su sentido propio, tres de ellos (SS. XII y XIII) procedentes de Narbona, junto al límite catalán, pero el otro parece ser de Cahors, en el extremo Noroeste del Languedoc.

La documentación es, pues, concluyente: es voz antigua y arraigada en toda la Península Ibérica, y aun en alguna pequeña zona del Sur occitano. No existe absolutamente ninguna razón válida para sospechar que en alguno de los romances hispánicos sea vocablo importado, aunque así lo hayan afirmado algunos. En todos ellos es y ha sido siempre la única denominación viva de este alimento, en sus diversas variedades4. El vocablo reaparece hoy en el Sur de Italia, en Sicilia, Calabria, Tarento, Basilicata, Pulla, Campania y por el Adriático llega hasta Manfredonia (Pascale; AIS VI, 1207; Rohlfs, Diz. delle Tre Calabrie), en todas partes con la forma mantéca (o su alteración normal mandéca), en Cerdeña la forma catalana mantéga. Pero en Italia el vocablo no se documenta antes del S. XVII (Zaccaria, Tommaseo), y aunque alguna rara vez aparece con su significado propio y general, tiene por lo común acs. especiales: hoy es ‘pomada’, «composizione di grassi per spelmare i cavalli» en el italiano común y en sardo, «grassa di cacio vaccino simile al burro», «il burro che si raccoglie dal siero dopo la manipolazione del cacio cavallo» en Sicilia, «grasso di maiale», «pomata», «grasso per ungere le scarpe» en Calabria. Estas acs. particulares pueden mirarse ya como indicio de una palabra importada, y más claro es todavía el indicio que da la forma de Sicilia y Sur de Calabria con e, donde debiera esperarse i si el vocablo fuese autóctono5; sabido es, como subrayan los autores del AIS, que en el Sur de Italia el empleo de la manteca es muy raro, y su elaboración popular es desconocida (vid. el mapa 1206, ‘mantequera’, «zangola»). Del Sur de Italia debió de trasmitirse a Rumania, donde mantică es palabra muy poco conocida, según informó Weigand a Schuchardt6; es probable que el vocablo entrara en el Sur de Italia y en Rumania como denominación especial de la manteca de oveja, variedad empleada en España y poco conocida en el extranjero, pues consta que éste es el significado particular en Nápoles (Filopatridi) y en rumano (Cihac I, 157). En conclusión podemos estar seguros de que manteca es palabra antigua en toda la Península Ibérica e importada muy recientemente en los Balcanes; en cuanto al Sur de Italia, a pesar de las opiniones contrarias7, es probable que tampoco tenga raíces hondas (comp. el manifiesto carácter advenedizo de mantechiglia, sic. mantichigghia).

De la etimología poco se ha podido averiguar. Se han propuesto etimologías latinas, que aunque difíciles de rechazar del todo, tropiezan con graves y evidentes dificultades. Diez, Wb., 466, seguido por Cihac y Simonet, y por Schuchardt, en la última nota que dedicó al problema (ZKPh. XXIX, 553-4), parte del lat. MANTէCA ‘odre’, por la preparación de la mantequilla en una mantequera de cuero: es indudable que esta manera de prepararla es antigua y arraigada en España, para lo cual hay el verbo maçar, ya documentado en J. Ruiz8. Rohlfs (que por lo demás formuló reservas a esta etimología en ASNSL CLXII, 154) sugiere otra explicación semántica: MANTէCA aludiría a una especie de cajita en forma de pera en que todavía suele conservarse la mantequilla en el Sur de Italia; una reproducción de esta cajita puede verse dibujada en el citado mapa del AIS, y el hecho es que en esta región se distingue hoy entre burro o butirro como nombre de la mantequilla en general, y mandeca como denominación, sea de la manteca conservada en esta pera, sea de la pera misma9. Esto es realmente notable, pues invitaría a revisar la conclusión provisional de que el vocablo es de procedencia forastera en este país, si sólo allí se observara la continuidad semántica entre MANTICA ‘odre’ y el moderno mandéca ‘perita en forma de odre’. Pero esta continuidad es muy dudosa: nótese que en Calabria y en algún punto de la Pulla, según el propio mapa, se da a la perita o a su contenido, el nombre de butirru (puntos 716, 761, 766); luego también en el caso de mandeca el significado primitivo será ‘mantequilla del viejo tipo local (imitado de los españoles)’, y sólo secundariamente se habrá aplicado a la perita típica, mientras que el nombre tomado del italiano, burro (no autóctono en el país), o su variante butirro, se reservarían más comúnmente para la mantequilla corriente, expendida en el comercio. Creo, por lo tanto, que ahí no tenemos arcaísmo alguno (a no ser que entendamos por arcaísmo lo introducido en el S. XVI), y que aun si la etimología MANTICA fuese buena no habría continuidad semántica de ‘odre’ a ‘perita de mantequilla’ sino pasando por ‘mantequilla’. Ahora bien, el traslado del acento de MANTէCA a mantéca presenta un obstáculo insuperable, al menos por medios romances, y de tanta gravedad que por sí solo nos obliga a renunciar a la etimología, a no ser que recurriéramos a la hipótesis de una variante prerromana de esta voz latina, con el acento trasladado, o que admitiéramos un intermediario extranjero10.

Más tarde sugirió Brüch otro étimo latino: *MANUTէGէCA derivado de MANUTէGէUM ‘acto de tocar con la mano’, aludiendo a una forma muy primitiva de elaboración de la mantequilla por agitación directa con las manos; los reparos de M-L. (Das Katal., 131-2) a esta idea están cargados de razón: MANUTIGIUM es hápax de un escritor tardío, Celio Aureliano, que lo menciona explícitamente como traducción del gr. χειραψία, con todo el aire de una creación ocasional, y la derivación en -ICUS es rara en latín vulgar y desusada en la baja época, al menos cuando se parte de un sustantivo abstracto. Debo observar, sin embargo, que la comparación de las tres formas peninsulares conduciría en forma necesaria, si nos empeñáramos en buscar un punto de partida único, precisamente a una base en -էGէCA, que podría contraerse bien en -ica (> port. manteiga, cat. mantega) bien en -cca (como FIGICARE > ficcare > ficar) de donde el cast. manteca. A pesar de este apoyo creo que debe desecharse la idea de Brüch, en vista de las objeciones incontestables de M-L., pues ni siquiera nos cabe el subterfugio de pensar en una forma equivalente creada con los mismos elementos por un idioma indoeuropeo diferente del latín (idioma que no habría cambiado en է la A indoeuropea de TANGERE)11>.

La argumentación de M-L. (Das Katal., 131-2; REW3 5324a) es razonable: puesto que los romanos apreciaban poco la mantequilla (cuyo nombre latino BUTYRUM es helenismo), y Plinio al informarnos de que era alimento muy estimado de los pueblos bárbaros, cita expresamente a los lusitanos, cabe pensar que manteca y congéneres son voces heredadas de las lenguas prerromanas de España. Por lo demás es preciso rectificar la base fonética postulada por M-L., *MANTAICA: las tres formas iberorromances sólo podrían conciliarse a base de un *MANTէGէCA>, pero es más probable que deba partirse de tres variantes divergentes desde el comienzo, en la forma que he indicado al principio de este artículo12. Queda, sobre todo, la duda acerca del pueblo prerromano a que pudo pertenecer manteca. Imposible responder en forma concluyente si fué de lengua afín al ibero o al vasco13, o bien de idioma indoeuropeo, sea el celta u otro. En este último sentido mencionaron Schuchardt (ZRPh. XIII, 531-2) y Baist (RF I, 442-3; todavía en GGr. I, § 3) la raíz indoeuropea menth- ‘revolver, dar vueltas, batir agitando’ (scr. manthati íd., eslavón mȇt ‘yo agito’), de la cual proceden el scr. Manthaja14 ‘mantequilla’, el esl. smetana ‘nata’15 y el lit. smetona; sin embargo, mientras no pueda precisarse la formación sufijal y el idioma indoeuropeo preciso a que el vocablo pertenecería, la idea quedará vaga; en céltico no parece existir base satisfactoria16. M. P. (Rom. XXIX, 358-9) recordó la opinión de Rosal «díjose manteca porque es manto con que se cubre la panza o vientre, y assí llaman manto a la manteca o sebo en que nace embuelto el niño»17. A condición de entenderlo en el sentido de que manteca no es derivado latino ni romance, sino derivado prerromano de la correspondencia de MANTUM en el idioma que proporcionó esta palabra al latín, la idea no es inadmisible, aunque no esté asegurado que MANTUM sea realmente prerromano (V. MANTO); como MANTէCA es palabra de la misma familia, cabría también entonces pensar en la forma correspondiente de este idioma prerromano. Claro está que todo esto es por ahora vago, y quizá siga siéndolo siempre.

DERIV.

Mantecada; mantecado. Mantecón. Mantecoso18. Mantequero; mantequera. Mantequilla: este nombre se da a la manteca de vaca en Colombia (Cuervo, Ap., § 668), Nuevo Méjico (BDHA IV, 58), Cuba (Ca., 112), otros países de América y en el uso común español19, reservándose manteca para la ‘grasa de cerdo’; manteca (-ga) con el valor de ‘mantequilla, manteca de vaca’, se conserva, como en portugués20 y en catalán (ahí llard = manteca de cerdo), en Asturias (Rato) y en la Arg. (tiene todavía este sentido en G. de Alfarache, Cl. C. II, 235.20)21; mantequillera cub. ‘vaso para conservar la mantequilla’ (Ca., 112), mantequillero en otras partes de América.

1 Simonet entendía manƫîqa o manƫéqa (suponiendo que la ƫ llevase vocal quesra), mientras que M. P., Oríg., 101, n. 2, lee manƫáȳqa (suponiendo vocal fatha). Ambas lecturas son posibles, pero la de Simonet es más probable, pues el vocalismo ei (< ai?) es sólo gallegoportugués y leonés, mientras que el catalán y aun el castellano suponen e primitiva, inequívoca en catalán.―

2 Manteica en Maragatería Alta, según el mismo autor. Será forma medio castellanizada.―

3 Por ej. en Lulio (Meravelles II, 109; Doctr. Pueril, p. 176), Eiximenis (Terç del Crestià, N. Cl. V, 51), Jaume Roig (n. 16243): ahí en rima con mastega, que se pronuncia con en cat. occid. y ȇ en el oriental, correspondiente al lat. vg. Է.―

4 Para precisiones semánticas en castellano, V. abajo la nota sobre mantequilla.―

5 M.-L., ZRPh. XLVI, 121, habla de un sic. mantiga. Será confusión momentánea, pues Traina, Biundi y Mortillaro registran unánimemente manteca, y lo mismo aparece en el AIS con referencia a una localidad de la isla.―

6 Sólo la encuentro en Cihac; Saineanu da otra forma, mantecă; Tiktin, el diccionario más completo, nada.―

7 Bertoni (ZRPh. XXXVII, 738) opinó, al contrario, que se propagó a España desde el Este, sin alegar otra razón que la extensión en los dialectos italianos. Rohlfs (ZRPh. XLI, 455) dice brevemente que en Italia no es hispanismo, sino antigua voz mediterránea. M-L. ha opinado repetidamente (ZRPh. XLVI, 121, etc.) que en Italia es importación española.―

8 El héroe, para ponderar sus habilidades pastoriles, asegura a la serrana «sé maçar e fazer natas, e fazer el odrezillo» (1000b), con lo cual se referirá a la manteca de vacas que, según él mismo nos informa, tenían en abundancia las serranas del Guadarrama (969a).―

9 Hay contradicción entre la redacción alemana y la italiana: por lo visto no siempre se distinguió bien al hacer la encuesta. Sólo en el punto 736 consta categóricamente que mandeca es la perita y butirro su contenido. Por lo demás importa poco, pues fácilmente se podía pasar de una cosa a la otra, y en cualquiera de los dos sentidos.―

10 En el Sur de Italia éste podría ser el griego, que atrae el acento a la penúltima en los femeninos en -Ɠ. Pero el vocablo no parece existir ni siquiera en el griego de Calabria y Pulla (falta en el EWUG de Rohlfs), además de que entonces esperaríamos formas romances en -i. Tampoco hay que pensar en un intermediario árabe, pues nada de esto se halla en las fuentes de este idioma, como ya objetó Baist (Festschrift Vollmöller, 256-7) a una insinuación de Schuchardt en este sentido.―

11 Por lo demás este vocablo apenas tiene correspondencia en otras lenguas indoeuropeas, y no se menciona ninguna en céltico.―

12 El vocalismo de los dialectos catalanes es concluyeme. Hay ȇ en catalán oriental, que sólo puede corresponder a o է (no a Ĕ ni AI, que allí dan ); en valenciano y catalán occidental, que equivale a cualquiera de las cuatro bases; en el Pallars que sólo puede ser o է (no AI, que da siempre ȇ, y difícilmente Ĕ que suele dar el mismo resultado). Luego el vocalismo catalán se opone a una base en AI como la que podría sugerir el portugués; con ello concuerda la forma occitana (mantega y no *mantaiga) y también la castellana, pues tras AI no cabe una CC doble, y una C sencilla se sonorizaría en esta posición (comp. vega de BAICA, plega PLA?CAT, lego < LAICUS). En cambio la e de los dialectos catalanes y languedocianos y el ei del portugués podrían emparejarse a base de Է?, comp. estret STRէCTUS (cat. or. estrȇt, occid. estrt) frente a port. estreito; drȇt, drt DIRCTUS frente a dereito. Para el castellano cabría en rigor la alternativa de que manteca fuese forma dialectal tomada del mozárabe o del alto-aragonés. Ambos supuestos son poco probables, dada la antigüedad y constancia de la forma con -ca en Castilla, y la documentada antigüedad del producto en la Sierra de Guadarrama.―

13 El vco. salacenco mandika ‘estómago, cuajo del ganado, tripas de oveja’ (que es pantika en el Roncal) tiene un derivado salac. mandikaki ‘grosura, carne del vientre’. En definitiva, viene evidentemente de PANTէCEM ‘barriga’, pues P- > m es normal en vasco. Pero sería muy inverosímil suponer que manteca venga de una forma ibérica análoga a este latinismo vasco; sin duda es una mera coincidencia.―

14 Aunque propiamente este manthaja no parece existir: falta Cappeller, Uhlenbeck, Thumb-Hauschild, Whitney (The Roots of the Skr. Lang., p. 117). La raíz sí existe abundantemente en este idioma: el verbo significa ‘agitar, remover, batir’ (en las formas mánthati y mathnȄti sobre todo, ambas desde el Rig-Veda, mientras que una tercera forma máthati es ya más tardía [Atharva-Veda y épica]); manthanas es ‘batidor de mantequilla’ y mánthās ‘cucharón’ (Uhlenbeck), manthā ‘palo de batir’, manthānas íd., manthin ‘jugo de soma mezclado con harina’ (Cappeller); cf. Pamir mándam ‘yo bato’, paleosl. mȇt྿ ‘mezclo, combino’, lit. mentùris ‘molinillo, batidor’; Uhlenbeck duda que haya nada emparentado en celta, pues irl. moth ‘pene’ y maidid ‘rompe’ irían más bien con el esl. motyka = lat. ligo.―

15 De ahí suele derivarse el rum. smîntana íd. Pu?cariu (Dacorom. III, 378ss.) afirmó por el contrario que las lenguas eslavas tomaron el vocablo rumano, que vendría de un *SUBMANTANA, derivado de MANTUM en el sentido de ‘película que cubre la leche’; Rosetti (Grai ?i Suflet V, 158-72) vuelve por el origen eslavo, y en efecto es difícil seguir a Pu?cariu (entre otras razones a causa del extraño valor que ahí tendría SUB-).―

16 Desde luego nada tiene que hacer ahí el galés maidd ‘suero de mantequilla’, citado por Baist, pues supone un galo *MESGO- (fr. dial. mesgue), Pedersen, Kelt. Gramm. I, 88. En cuanto al irl. mod. meadar ‘mantequera’ habría que hallarlo por lo menos en irlandés antiguo (¿no tendrá que ver con meadh ‘hidromel’?). En su artículo posterior reconoce Baist que ya no cree en esta etimología.―

17 Sin embargo, M. P. en Dial. Leon. declara que manteca es de origen desconocido.―

18 De ahí ‘billete de banco’ (por lo grasiento), en Cuba (Ca., 112).―

19 Así ya en 1588, Díaz, Tratado de las Enfermedades (Cuervo), mientras que en Cervantes y en Góngora mantequilla es sólo la batida con azúcar. Manteca para la de vaca se emplea en ciertas regiones españolas, y aun no es del todo inaudito en el uso común español, aunque menos extendido que mantequilla.―

20 En gallego parece que coexisten los dos matices: Carré define «sustancia que se forma de la nata de la leche» pero otros implican lo otro: «grasa» Vall.; «a xente, derretendo as suas manteigas» Castelao 60.4.―

21 En Bilbao la mantequilla de vaca es manteca de pasiegas (Arriaga).