MANIDO, ‘tierno, ligeramente pasado (hablando de la carne)’, participio del antiguo maner ‘permanecer’, y éste del lat. MANRE íd.

1.ª doc.: 1539, A. de Guevara, Menosprecio de Corte, Cl. C., p. 83.10.

«No queremos vestir la ropa sin que esté enxuta, ni gustar la fruta sin que esté madura, ni corner la carne sin que esté manida, ni bever el vino sin que sea añejo»1. En La Fénix de Salamanca de Mira de Amescua se lee «un gigote de carnero, si está manido, no es malo» (Cl. C., p. 17), V. otros ejs. de Tirso y de Moreto, en Pagés. Ésta es, con mucho, la forma más frecuente de esta palabra, y la única que registran C. de las Casas en 1570 («manido: frolle»), el diccionario de Minsheu, etc. El verbo manirse no aparece hasta más tarde, y con carácter secundario, extraído del adjetivo-participio manido. En Covarr. la definición de manirse sólo tiene carácter etimológico: «manirse alguna cosa es detenerse de un día para otro, y assí se dixo a manendo, como carne manida, la que no se come recién muerta, sino que se guarda de oy para mañana». Más tardío es todavía el transitivo manir, como ya se adivina por la distinta extensión concedida por Oudin a los dos artículos: «manido: tendre, attendry, devenu délicat, comme la volaille quelque temps après qu’elle est tuée; nous disons en Français faisandé et mortifié; aves manidas: oyseaux faisandez et mortifiez, volailles mortifiées et tendres», frente a «manir la carne: faisander, mortifier, attendrir»; Aut. cita ej. del transitivo en el Estebanillo González (1646) y Pagés agrega otro en el Comendador Griego (1555), pero aunque esta forma curiosa ha llamado la atención a los lexicógrafos, que han señalado estos ejs., no hay duda de que siempre fué incomparablemente más rara que el participio manido, y hoy muy escasas veces o nunca se emplea. Manido, en cambio, es palabra muy viva, con el sentido clásico, y además con el de ‘sobado, ajado, manoseado’, también ‘desgastado por el uso’ (la camisa esta manida: se deshilacha toda). M-L. (REW1 y 3, 5341) definiendo abusivamente manir como ‘preparar, aliñar, condimentar’ quiere identificarlo con el cat. amanir íd., it. ammannire íd., oc. amanoir, fr. ant. amanevir, que proceden del gót. MANWJAN íd.; le sigue Gamillscheg (RFE XIX, 145-6; R. G. I, p. 368); pero estos autores, como suele sucederles, proceden con extraño desconocimiento del lenguaje vivo español, y de la historia del vocabulario hispánico. Es evidente que manido es inseparable de manida ‘estancia’, ‘madriguera’, ‘mansión’ (V. abajo), de clarísima etimología, y que además no es otra cosa que el participio del antiguo verbo maner, tal como quedado de quedar. De maner hay bastantes ejs. en la Edad Media: «el puerco acogióse a una cueva do solié maner», 1.ª Crón. Gral., cap. 690, «fue para la posada de su huésped querido, / Estrangilo, con que ovo la otra vez manido», Apol., 328d; M. P., Oríg., 382, y G. de Diego, Contrib., § 386, citan ejs. del imperfecto de subjuntivo masiessen y del presente mangan en el S. XIV; y aun aparece alguna forma correspondiente al infinitivo secundario manir, pero con el sentido y construcción etimológicos: en la calle maniremos en el Pentateuco castellano del mismo siglo (Hisp. R. X, 44). Maer ‘quedar, permanecer’ no era menos frecuente en gall.-port. ant: CortesƟo trae tres ejs. de los SS. XIII y XV, y C. Michaëlis (RL III, 171) trae otros del presente manho, mans, man, pretérito masestes, maserom, fut. marrei, etc.; maso, maseron y meeren (inf. personal) en MirSgo. 24.2, 55.17, 114.1, 143.18, y V. el glos. de las Ctgs. por Mettmann s. v. mãer ‘quedar’, ‘pernoctar’. No cabe duda, pues, de que estuvieron acertados Covarrubias y Diez (Wb., 466) al derivar manido de MANRE, comp. el sinónimo cat. estantís, y el casi-sinónimo cast. estantío. Castellanismos deben de ser el gall. manirse as carnes ‘ponerse tiernas y sazonadas, reblandecerse’ (Vall.), el port. manido que falta en Bluteau y Moraes, Vieira declara término antiguo («tenro, molle, de consistência branda»), y Figueiredo califica de provincial («apodrecido interiormente: tronco manido,maçãs manidas»).

DERIV.

Manida ‘estancia, guarida, mansión’ [h. 1260, Partidas IX, xx, 1; APal. 4b: «a diversos logares sin tener manida cierta»; 78d; 340b; ejs. de Fr. L. de León, Espinel y otros clásicos en Aut. y Pagés; de ahí el port. antic. manida «estança ou lugar onde se está» (Moraes, Vieira, no en Fig.). Manir, V. arriba. Mesón [la maison, 1173; la meson, 1181; el meson, doc. de Toledo, 1349, M. P., D. L., 295.30]2, del lat. MANSIO, -ĶNIS>, ‘permanencia’, ‘lugar donde se permanece’, ‘albergo, vivienda’3, pero es dudoso si es descendiente indígena de la voz latina, o solamente tomado del fr. maison ‘casa’ como voz traída por los monjes, de Cluny y otros, y por los pobladores franceses de Toledo; en favor de esta última procedencia (sospechada por A. Castro, RFE III, 89-90) militan las razones: 1) la grafía maison de docs. aragoneses de 1073 y 1074 (M. P., Oríg., 78, comp. 576), de Berceo (S. M., 189; S. Dom., 444), de las Cantigas de Alfonso X (31) y del Canc. port. de la Vaticana (1003, 1005, 1080); 2) en los docs. de 1173-4, 1181 (M. P., D. L., 260.12, 18), 1203 (ibid. 263.11) y en los citados textos gallegoportugueses se refiere a monasterios o viviendas de religiosos, y en particular a la Orden del Temple o de Calatrava; 3) en los docs. toledanos referentes a estas órdenes, como los citados de los D. L., abundan los galicismos como convente (265.5, 6, 12), maestre, frere (265.25, etc.), ensemble (270.6). Es, pues, indiscutible que en gran parte el vocablo es de introducción galorrománica, pero en la ac. ‘venta’, ‘posada rural’, quizá no pueda afirmarse lo mismo y, por el contrario, es probable que tengamos ahí una continuación directa de la MANSIO o etapa nocturna de las postas romanas, pues esta ac. no parece hallarse documentada en Francia4, lo cual coincide con la evolución fonética autóctona del port. ant. meijão ‘casa’, comp. Albergaria Vetera de Meigon Frio en doc. de 1117, llamada Meison Frido en otro de 981 (RL XVII, 131)5; mesonaje; mesonero [«stabularius», Nebr.]; mesonil; mesonista; es duplicado culto mansión [h. 1440, A. Torre, Mena, Santillana (C. C. Smith, BHisp. LXI), h. 1680, Solís, Aut.]; mansionario. De mesón en el sentido de ‘casa’ deriva mesnada, con síncopa de la vocal interna [masonata, doc. arag. de h. 1090, M. P., Oríg., 78; mesnada, Cid, Berceo, etc.], primitivamente ‘conjunto de hombres a sueldo de un señor y que vivían en su casa’, luego ‘tropas’ [«mesnada: exercitus», Nebr.]; mesnadero [Alex., 1867], mesnadería; de mesón deriva también el arcaico amesnar (DHist.). En francés antiguo el derivado maisonage se convirtió en maisnage, hoy ménage ‘administración doméstica’ de donde se tomó el cast. menaje ‘conjunto de los muebles de una casa’ [h. 1600, Ant. de Herrera].

Remaner6 [Cid; Alex.; remax, 3.ª del pret., en docs. leoneses de 1058 y 1061, remaso en otros docs. de este dialecto, en Castilla, a. 1050, remaso y remanso en Berceo, romaso en el aragonés Liber Regum; vid. M. P., Oríg., 381-2, D. L., 184.27; Cid, s. v.; Oelschl.; Cej., Voc.], del lat. REMANRE ‘permanecer’; de ahí el derivado remanecer íd. [Cid; 1237, M. P., D. L., 91.37; Apol.; Berceo; J. Ruiz; todavía en APal. 85b, 323b, 418b; en Lope de Rueda; y en el navarro Azpilcueta, 1553; mientras que en Bernáldez, Crón. de los R. Catól.; en el Quijote I, xii, 37; II, lxxii, 272; y en Covarr., aparece la ac. ‘resultar algo inesperadamente’, y en Cervantes, según Fcha., ‘reaparecer súbitamente’]; gall. remanecer ‘resultar’, ‘quedar’7; remanente [1599, G. de Alfarache]; remanso ‘lugar donde se detiene la corriente de un río’ [«carex... yerva... que nasce en los remansos de las orillas de los ríos», APal. 59b; también 26d; Calderón; ac. secundaria ‘cachaza’, Quijote II, xvii, 63], del antiguo participio pasivo de remaner, con la -n- conservada por influjo del radical del verbo; remansarse; remasaja ant. ‘resto’ [Berceo; APal. 248b, 295d, 13b; también remasija, vid. Oelschl.]. Gall. (ar)remansarse ‘ser semejante’ (esta herba (ar)remánsaselle a outra, Sarm. CaG. 212v), quizá sólo porque en los remansos de las angosturas de un río las aguas se arriman a la peña: o bien hay cruce de remedar con arrimar o de uno de ellos con remansar.

En lugar y sustitución de remanecer, por influjo del lat. permanēre, aparece tardíamente permanecer [APal. 87b, 145b, 212b; Villaviciosa, en Aut.; Covarr.; Góngora; y de uso general en la lengua escrita desde el Siglo de Oro]; permanente [Jac. Polo]; permanencia [h. 1440, A. Torre (C. C. Smith); B. Gracián]; permansión. Otros cultismos. Inmanente; inmanencia. Manso, del b. lat. mansus ‘masada’, ‘tierra que posee un monasterio’ [Vidal Mayor; Acad. ya 1817, como voz asturiana; se emplea sobre todo en Cataluña, como equivalente del cat. mas]. Voces regionales de Aragón, en parte tomadas del catalán son masa; masada; masadero; masía, masería.

1 Es arbitraria, como se ve, la definición ‘carne curada’ que trae el anotador.―

2 En docs. mozárabes toledanos es frecuente el vocablo, pero la grafía arábiga no permite asegurar si debemos entender mešûn, meȳšûn o maȳšûn; del plural mayāǤîn que aparece una vez en doc. de 1170 (Gonz. Palencia, Moz. Toledanos, doc. 1099, lín. 2) se deduce empero un singular maȳǤûn, (o meȳǤûn) con diptongo. Por lo demás, en 1142, 1156, 1175 y 1193 (docs. 1099b, 48, 1098 y 116) hallamos formas con š. En anotaciones latinas al dorso del doc. figuran las grafías meison (3 veces), maison y messon.―

3 En esta ac. ya en autores de la Edad de Plata o cristianos (Apuleyo, Vulgata, S. Agustí), vid. Lerch, ARom. XXIV, 172, pero esta ac. provendrá más bien del lenguaje de las postas romanas que del lenguaje de los Padres de la Iglesia, como cree Lerch.―

4 En catalán el vocablo está extinguido, pero existe algún testimonio suelto, que parece reliquia de un antiguo uso minoritario: la mesó en doc. de 1178 (Miret, El Més Antic Text Lit. Cat., 21), «mesons: cases petites del poble» en Poboleda (Priorato), Butll. del Club Pirin. de Terrassa II, 170.―

5 Aun ahí debió haber reacción de la forma importada, pues la forma moderna de este nombre de lugar, Mesão Frio (citado en Leite de V., Opúsc. II, 26), no presenta la evolución portuguesa autóctona; interesan estos datos antiguos de esta villa por el hecho de su género masculino, coincidente en fecha tan antigua con el del castellano; en cuanto a las grafías, si la con s es indicio de procedencia extranjera (y presta así apoyo al supuesto de un préstamo galorrománico), la forma Meigon (i. e. -ij-) revela que no fué así en todas partes, o que ocurrió muy temprano. Por otra parte, ésta se encuentra en el derivado ameijoar, ameijoada ‘aprisco’ y otros (C. Michaëlis, RL III, 173-4). La ac. general ‘casa’ está en Sta. M. Egipc., 1179 (femenino a juzgar por la forma del posesivo sus mesones), mesón de vezindat en J. Ruiz, 704d. La moderna y específicamente española figura en Nebr. «mesón: taberna».―

6 Aunque no conozco testimonios del infinitivo, así el primitivo maner como el subjuntivo remanga y el pretérito remaso indican más bien un infinitivo remaner que *remanir (aunque M. P., Cid, 823, supone lo contrario).―

7 Castelao 194.12.