MANDRÓN, ‘especie de ballesta’, cat. mandró ‘honda’; como en el Languedoc mandrou significa ‘manivela, manija’ es probable que sea vocablo hermano de oc. mandre ‘eje de hierro sobre el que gira una máquina’, fr. mandrin íd. (de donde el cast. mandril), pero el origen de este otro vocablo es a su vez incierto.

1.ª doc.: h. 1460, Crón. de Juan II.

«Peleaban cuanto podían con ballestas y hondas y mandrones» se lee en esta crónica. Mayans, Oríg. de la L. Esp. (1737) I, 186-8, en una lista de palabras «no frecuentadas» cita «mandrón, por un género de ballesta». Como palabra poco frecuente, causó dificultades a los lexicógrafos. Oudin (1607) traduce «une arrière-main»1 y agrega vagamente «une sorte d’instrument». Covarr. «el primer golpe que da la bola o la piedra quando se arroja de la mano, de donde se dixo mandrón, quasi a manu». Esta definición, aunque poco clara y sospechosa de estar influída por la supuesta etimología, parece tener algún fundamento2, pero desde luego es ac. secundaria y el caso es que en la Crónica de Juan II se trata evidentemente no de un golpe, sino de una máquina de guerra que lanza proyectiles3; aunque la Acad. siga aceptando la definición de Covarr., es evidente que sólo la 2.ª ac. del artículo del diccionario oficial es aceptable. Ésta, en efecto, es la única que se confirma: «instrumentos o pertrechos de guerra en que con correas, a manera de açotes, se reatan guijarros tan gruessos como el braço: son mandrones», «onager... es un linaje de pertrecho como mandrón, con que los combatidos defienden los muros lançando grandes piedras», APal. 245b, 325b.

Si el vocablo es raro en castellano, y probablemente advenedizo, en catalán tiene raíces más firmes. Mandró es hoy el nombre popular de la ‘honda’ en Barcelona, Costa de Levante (Ag.), Bajo Ampurdán (BDLC X, 366), Conflent (ZRPh. XLV, 249), etc.; aparece ya, a fines del S. XIV, en Eiximenis (Ag.), aunque es posible que ahí se trate de una máquina de guerra como la descrita por APal. En el Languedoc hallamos mandrou definido «manivelle» en el dicc. de Couzinié, que corresponde al habla de Castres (Tarn) y en el de Sauvages, que en general refleja la del departamento del Gard. Es concebible la comparación del movimiento circular de una honda con el de una manivela o manija. Pero la ac. occitana nos lleva a relacionar el vocablo con oc. mandre m. «tourillon, axe de fer sur lequel tourne une machine, une porte, etc.», además de «manche, manivelle» (Mistral), que ya figura en un texto de Nimes, al parecer del S. XV, ahí designando la palanca de una romana (no el fiel, como se ha dicho, V. el texto). El fr. mandrin es voz tecnológica que denomina instrumentos varios, entre ellos el eje de un torno, la pieza central del mismo a la cual se sujetan los objetos que deben tornearse, y otras piezas metálicas de forma cilíndrica, empleadas para ajustar objetos, para perforarlos, etc.; es voz tardía, sólo documentada desde 1690, aunque probablemente muy anterior, pues la documentación de los términos de oficio depende de un azar: el ingl. mandril, -drel, que designa los mismos objetos y debe ser galicismo, se ha señalado (aunque no es seguro) desde princ. S. XVI, y un oc. ant. mandrin figura en un texto (de Arles) poco claro, pero referente a cerrajería, que parece del S. XV; es también galicismo el cast. mandril ‘pieza cilíndrica en que se asegura lo que se ha de tornear’, ‘vástago que introducido en ciertos instrumentos huecos sirve para facilitar su penetración en las cavidades del cuerpo humano’ [Acad. 1884, no 1843]. Es posible que el lugar de origen de todo esto sea Francia y es probable que mandrin ‘eje’ no sea otra cosa que el diminutivo de mandre ‘eje’ y ‘manivela’, puesto que ambos instrumentos se caracterizan por un movimiento rotatorio.

Pero el origen último es dudoso. Puede tratarse de un fráncico *MANDUL, hermano del escand. ant. m྿ndull ‘manija del molino de mano’, a. alem. med. y alem. dial. mandel ‘rodillo para planchar la ropa lavada’, como supusieron Falk-Torp (Fick, Wb.4 III, 309), Schuchardt (ZRPh. XXXIV, 265) y Meringer (Idg. Fgn. XIX, 430), con la aprobación condicionada de Jud (ASNSL CXXIV, 403) y Gamillscheg (EWFS); no hay dificultades fonéticas4 ni semánticas; de todos modos la fundamentación de dicha voz fráncica no es muy firme desde el punto de vista germánico, dado el carácter fragmentario de su área geográfica, y hay relación posible con el alem. mangel ‘rodillo para planchar la ropa lavada’ (a. y b. alem. med., neerl. med. mange, que Kluge deriva del lat. MANGANUM); luego, aunque ese étimo es plausible, no se puede considerar asegurado. Sainéan (BhZRPh. X, 74) y Spitzer (ARom. VII, 159) prefieren partir de oc. mandra ‘zorra’ (para cuyo origen V. MANDRIA), comparando oc. reinara «tour d’une charrette avec engrenage servant à serrer le chargement»; esta relación no es convincente, pues en este reinard, sí tenemos algo que evoca la idea de la zorra apretando el cuello de la gallina, y tampoco sería muy oportuno comparar con el cast. zorra ‘trineo’, que se arrastra como la zorra avanzando cautelosamente; de todos modos la idea no puede descartarse del todo recordando las infinitas denominaciones tecnológicas basadas en lejanas comparaciones con animales, como el cast. calandria ‘rodillo para prensar telas, etc.’.

M-L. (Abhdlgn. Schweizer-Sidler, 24ss.; REW, 5278), al tratar del it. mànfano ‘mango del mayal (instrumento de trillar)’, dialectalmente mànfero, etc., con otros significados como ‘tapón de tonel’ (Metauro manfrȇ «manubrio», BhZRPh. XI, 69, etc.), como procedente del lat. MAMPHUR, documentado sólo en Festo, ‘cilindro de madera envuelto de cuero, que hacen girar los torneadores’, supone que ésta sea forma osco-umbra (mal escrita por manfur o *manfar), a la cual correspondería según la fonética latina *MANDAR: de éste vendría el fr. ant. *mandre, oc. mandre5. El razonamiento fonético de M-L. es irreprochable desde el punto de vista latino, y la definición de Festo se identifica extraordinariamente con la ac. francesa; las objeciones geográficas e históricas de Schuchardt, Jud y Gamillscheg, quedan ahora debilitadas al tomar en consideración la existencia del cat.-cast. mandró(n), ya documentado en el S. XIV. Como, por otra parte, la postulación de un lat. *MANDUR o *MANDAR, absolutamente hipotético, sigue siendo arriesgada, debemos reconocer que es difícil pronunciarse entre esta etimología y la germánica.

Tanto más cuanto que caben todavía otras posibilidades. Es muy frecuente en el catalán medieval un mandret como nombre de una arma ofensiva, que sería de forma alargada (nótese el calificativo sotil en uno de los docs. de Ag.): la hallamos en Ag. en varios docs. del S. XV, desde 1403, a los cuales se pueden agregar otros6, y los varios ejs. de mandreter ‘fabricante de mandrets’, además de que pasó al aragonés7. Ahora bien, en otro texto más antiguo, el vocablo aparece en el sentido de ‘golpe directo con la espada’: «si a les mans li fos vengut d’aquels seus antichs cavallers una d’aquelles espassas daurades: per cert ella agera donats en l’ayre raves(s)os y mandrets», S. XIV (Corbatxo, BDLC XVII, 75). God. cita un ejemplo francés antiguo de maindroit «terme d’escrime, coup droit». No cabe duda, en efecto, de que se trata de un término formado con MANUS y DIRECTUM, tal como los cast. mandoble o manderecha; luego pasaría a una especie de espadín adecuado para dar golpes directos o estocadas, es decir, un estoque. No sería imposible que en catalán y en los dialectos occitanos meridionales, donde mandret terminaba como un diminutivo, se sacara de ahí un seudoprimitivo mandre para designar un eje comparable a un espadín, y que así naciera toda la nueva familia estudiada. Entonces sería casi forzoso admitir que el vocablo se hubiese propagado desde Cataluña y extremo Sur de Francia, no sólo a Castilla, sino también a las demás hablas francesas (lo cual explicaría la fecha tardía en éstas).

1 Percivale (1591) «a kinde of instrument; a throwing underhand»; es decir, acto de lanzar la pelota con la mano debajo de la misma y poniéndola más baja que el hombro o el codo. El arrière-main de Oudin habrá que entenderlo como ‘golpe con el revés de la mano’, ac. que tiene en el juego de pelota, pues en su parte fr.-cast. el propio Oudin explica arrière-main por ‘revés’ y ‘bofetada’. Al parecer Oudin copia a Percivale; sin embargo, no estoy enteramente seguro de que la definición inglesa sea realmente de Percivale y no de Minsheu (1623), de cuyo diccionario la saco, aunque el vocablo no lleve la señal que distingue las adiciones que hace éste a Percivale.―

2 Más claramente explica Ag.: ‘golpe que en el juego de pelota da el jugador para devolverla al que la lanzó primero’.―

3 Martínez de la Puente en su adaptación muy posterior de esta crónica (1678), al reproducir su texto, introduce la explicación «llamaban assí a la bola o piedra que se arroja con la mano», mutilación clara y arbitraria de la de Covarr., que por lo demás tampoco se aplicaba ahí. Aut. sigue ciegamente a Martínez, dando como suya esta definición, que todavía figura en la Acad. Claro está que ha de borrarse.―

4 Es extraña la objeción de M-L. de que NDL no podía dar ndr, por ser ndl un grupo usual. Claro que no lo es en romance. El cambio se produce en el cast. almendra, en el fr. ant. y med. glandre GLANDULA (FEW IV, 146b), fr. ant. y dial. amandre (FEW I, 91b), fr. fronde *FŬNDŬLAl>, fr. ant. alondre ‘golondrina’ (= oc. arongla, HIRUNDULA, FEW IV, 435a), etc.; es análogo al caso tan frecuente del fr. ordre ORDINEM, cast. sangre, ingle, etc.―

5 Walde-H. desde el punto de vista indoeuropeo se opone a las bases de M-L. con -AR y prefiere -UR. Desde el punto de vista galorromance es indiferente, y si las formas hispánicas fuesen autóctonas sería preciso partir de una base en -UR o -ER. En italiano mismo éstas son aceptables (comp. abròtano, còfano); pero véanse, no obstante, los graves errores que señala M. L. Wagner (ZRPh. LXIV, 573-6) en estas formas dialectales italianas citadas en el REW.―

6 «Un carquax. Una spaça. Un broquer. Un mandret», doc. de Barcelona de 1416 (Moliné, Consolat de Mar, p. 356).―

7 «Una maleta en la qual havia un cuxot... et unos peynes de fierro de armar, et un mandret», inventario de 1393 (BRAE IV, 520), «Una cota de malla de fierro; un mandret; 32 madaxas de lino...» íd. de 1397; en otro de 1426 se cita junto con manoplas, etc. (BRAE IV, 520; 218; VI, 738). Leguina cita la forma castellanizada mandrecho en una traducción moderna de un bando de Castellón de la Plana, S. XIV: «multa de 20 sueldos por llevar de día, espada, cuchilla, mandrecho, lanza, dardo, brocha u otras armas semejantes». Se trata, pues, de una arma en forma de espada, lanza o semejante.