MANDRIA, antigua voz jergal, probablemente tomada del it. mandria ‘rebaño’, empleado ya en el idioma de origen como término despectivo hablando de gente borreguil; el it. mandra o mandria, viene del gr. μάνƌρα ‘redil’, ‘establo’.

1.ª doc.: en un romance de germanía de la 2.ª mitad del S. XVI.

Es uno de los romances publicados por Juan Hidalgo, algo anterior desde luego a 1600, probablemente escrito, según Hill (XIV, 24), en el 3.r cuarto del S. XVI: «no es posible a tal hombre / quererle mujer del hampa, / porque, vive el alto Coime, / que me pareze una mandria». Hidalgo incluye el vocablo en su glosario con la traducción «simple o tonto». En otro romance de germanía posterior, pero correspondiente todavía a la 1.ª mitad del S. XVII (ya publ. en 1654), parece tener más bien el sentido que le atribuye Aut. «hombre de poco ánimo y espíritu que se acobarda y no tiene valor para resistir a otro», pues se trata de un preso a quien, al tratar de cobrar la patente a un novato, le responde éste con un puñetazo, hundiéndole dos dientes y un colmillo (Hill LXVII, 107); ahí también se lee una mandria, aplicado a un hombre, pero en otros dos, seguramente algo posteriores (publ. en 1655), es ya un mandria, con sentido parecido. En el mismo sentido aparece una mandria en un entremés jacarandino de Quiñones de B. (se trata de un jaque incapaz de otra hazaña que «cosquillear / hasta hacerle abrir la boca / a algún talego bausán», NBAE, XVIII, 594); igual tenemos en otros textos que ya hacen masculino el vocablo, y donde el carácter jergal parece ya ir borrándose: «en parangón desta harpía / era un mandria Barbarroja, / Morató Arráez una dueña, / y el Draque inglés una monja» (Castillo Solórzano, a. 1627, Homen. a M. P. II, 326), «la infame fortuneja [favorece] / cada día a tantos mandrias, / a tantos zurdos y necios», Vélez de Guevara (ed. Rivad., 95c), y el ej. de Salas Barbadillo en Aut.1 Hoy, como nota Azorín (La Prensa de B. A., 11-VIII-1940), se entiende por mandria sobre todo el ‘cobarde’ o el ‘apocado’, pero a veces se llega cerca de la ac. catalano-aragonesa ‘holgazán’2. El port. mandrião (ya Moraes) es ‘holgazán’, ‘desocupado’, ‘gandul’ (Wagner, VKR X, 15); también se em plea mandriar ‘holgazanear’ y aun mandriice ‘calidad de mandriƟo’ (CortesƟo). En catalán mandra es voz popular, femenina, en el sentido de ‘pereza’, pero más recientemente se viene empleando también un mandra por ‘un perezoso’3; el mismo sentido tiene mandria en Aragón, y en Segorbe Torres Fornés define «haragán» y «egoísta», en portugués mândria ‘holgazanería’ es voz familiar; sólo recogida en diccionarios más recientes. El vocablo se extiende a parte de la lengua de Oc: bearn. mandre f. «coureuse», mandrì, -ilh «paresseux», mandroùlh «gueux» (Palay), Aveyron mandre, -o, «roué, rusé» (Vayssier), Hérault mandro «vieille sorcière» (Mâzuc), Gard mandre «fin, adroit; un mendiant», vielio mandro «vieille rusée ou matoise», mandrouno, mandro, «mendiante valide et paresseuse; matrône, femme qui sert les jeunes gens dans leurs amours» (Sauvages).

El carácter primitivamente jergal del vocablo, bien documentado en castellano y hoy todavía perceptible en catalán y occitano, así como la fecha de aparición en Castilla, son indicios favorables a un origen italiano. Efectivamente, en Italia, si bien con otro sentido, el vocablo es muy antiguo y pertenece al lenguaje común y aun al estilo noble: mandra se halla desde el Petrarca y màndria desde Dante, con el sentido de ‘rebaño’ o por extensión ‘manada de gente’, y no cabe duda de que es palabra de hondo arraigo en el idioma, sobre todo en el Sur, pues mandra es en Campania, Pulla, Sicilia, Logudoro y Calabria la denominación popular del ‘redil’ y también del ‘rebaño’ (así por lo menos en Calabria: Rohlfs, EWUG 1319; Diz. delle Tre Calabrie; Spano, It.-Sardo)4; que ya en Italia existieron aplicaciones figuradas de sentido análogo a las hispánicas, lo prueba el derivado mandrone, -une, ‘holgazán’, popular en Calabria (Rohlfs), Campidano, Logudoro y Norte de Cerdeña (Spano), sin excluir el catalán del Alguer (mandró, BDC X, 137, 140)5, también el it. mandracchia ‘prostituta’, que no hay por qué derivar de un inverosímil *MERETRACULA (como ya observaba G. Paris, Rom. XXX, 574)6, comp. el mismo sentido en el bearn. mandre. El origen fraseológico de estas acs. está en el empleo de mandra para simbolizar todo lo brutal, bestial u ovejuno, algo así como el it. poltrone ‘haragán’ es derivado de ‘potro que se revuelca’; ya Tommaseo nota el empleo frecuente de mandra en frases despectivas, como una mandria di birboni, di porci; Petrocchi agrega las frases son mandre «di gente che si lascia condurre pecorilmente», alla màndria! «a chi si mostra trivialmente ingordo, àvido», y sobre todo el anticuado darsi alla mandra, fare la mandra «fare il poltrone», «sdraiarsi come fanno le bestie» ya documentado en el Malmantile de Lipp. (S. XVII). Era fácil que de ahí tomara pie la germanía española para su vocablo una mandria ‘un bobo, un apocado’, y que por otra parte mandra se propagara desde el Norte de Italia por el Sur de Francia y Cataluña7.

Creo bastante segura esta etimología, ya apuntada por Spitzer (Bibl. dell’ARom. II, 160) y aceptada en el REW. Sin embargo, es bueno notar que mandra ‘zorra’ es palabra ya documentada en la Edad Media en el Sur de Francia, verdad que sólo una vez (texto legal languedociano, quizá del S. XIV), y hoy está arraigada en el Bearne, el Ariège, el Hérault, el Gard; de ahí quizá se podría llegar a ‘prostituta’, ‘alcahueta’, ‘astuta’, y desde este sentido no era imposible llegar hasta ‘holgazana’8; Rohlfs (ZRPh. XLVII, 403) piensa en derivar mandra ‘zorra’ del vasco mando ‘mulo’, voz de antiguas raíces prerromanas, pero bien puede haber semejanza casual, y el oc. mandorro «sotte», que él cita, puede estar por mandrorro9. Sea como quiera, dado lo muy frecuente de las denominaciones figuradas y simbólicas de la zorra, no hay razones firmes para suponer prerromano el oc. mandra10, y a pesar de su fecha antigua, se puede creer en un viejo nombre de origen jergal y eufemístico, como el marfuza ‘engañosa’ de Juan Ruiz, los cast. raposa y zorra, el fr. renard, los cat. guineu y guilla (antiguos nombres propios de persona), etc.; si nos acordamos de que oc. ant. volpilh significaba ‘cobarde’, no podremos extrañar demasiado que se le llamara también ‘holgazana’ o ‘cobarde’ (mandria); V. aquí ZORRA 11.

Otros orígenes sugeridos pueden rechazarse más decididamente12.

DERIV.

Mandriez. Mandracho; mandrachero, V. arriba, nota.

1 Sigue viviendo en las colonias americanas: «que por fuerza es camarada / de los guapos cabezones / que nada tienen de mandrias», romance argentino compuesto probablemente en 1777 (I. Moya, Romancero I, 149).―

2 «¡Qué quieres! Mi pobre Alejo / es un bendito de Dios. / Yo trabajo por los dos... / y gozar de Dios le dejo. / ¡Qué corazón de calandria! / ¡Qué pobre hombre! Vale más / no casarse una jamás / que casarse con tal mandria», Bretón de los Herreros, Ella es Él.―

3 El mallorquín Antonio Alcover emplea mandragolí en el mismo sentido (BDLC VI, 174), pero ahí tenemos un floreo verbal con mandrágora, -ola.―

4 El REW, 5290, da una imagen engañadora de la extensión del vocablo en romance, lo cual ha inducido a error a Rohlfs y otros. No parece existir un rum. mandră, y sí solamente mîndru, -ă, ‘sabio’, ‘hermoso’, palabra de origen eslavo sin relación con todo esto. Cat. mandra ‘rebaño’ se documenta sólo en el traductor de Ovidio Francesc Alegre (1494) y, por lo tanto, es latinismo ocasional. Otro tanto cabe decir del cast. mandra; el artículo de la Acad. se funda sólo en el testimonio de Covarr., el texto de cuyo artículo es claro: se trata solamente del grecolatino mandra. Es verdad que Juan de Valdés (Diál. de la L., 22.19) cita el vocablo sin definición en medio de una lista de palabras de origen griego, más o menos discutible, pero sin definición, y no se olvide que Valdés era refugiado religioso que vivía en Nápoles: puede tratarse de la voz italiana, o a lo sumo de un primer testimonio del uso jergal español, como podría sugerírnoslo el hecho de mencionarla entre truhán y celemín, glotón, tragón; por lo demás esto es inseguro. En definitiva mandra no es palabra heredada del latín vulgar, según admiten M-L. y Rohlfs, sino mero helenismo italiano, aunque antiguo y propagado popularmente desde la Magna Grecia.―

5 De Italia vendrá el murc. mandrón ‘gandul’ (Lemus, Vocab. Panocho).―

6 En Sicilia y Nápoles mandracchio es ‘aprisco’, y otras cosas en dialectos del Norte; es derivado de mandra con sufijo, no griego (REW 5291a), sino romance (como observa Rohlfs, ASNSL CLXI, 314). Desde este sentido o desde otro parecido era fácil llegar al it. mandracchia. De la citada voz napolitana viene gnía. provincial mandracho ‘garito, casa de juego’ (Acad. ya 1843), con su derivado mandrachero. Mucho más incierto es ya que a influjo de estos usos se deba la primera r de mandrator ‘delator, calumniador’, alteración de mandator que se lee en varios glosarios latinos (CGL VI, 675).―

7 La variante màndria sería de tono más popular que mandra, según Tommaseo. No sé si se trata del plural del diminutivo μανƌρίον, documentado por Rohlfs, EWUG, o a una alteración debida a influjo de bestia.―

8 Paso directo de ‘zorra’ a ‘pereza’, como lo sugiere Riegler, ASNSL CLXVII, 63, es menos convincente, a pesar de un it. mal della volpe ‘pereza’, más o menos ocasional. En el cat. de la Seo de Urgel mandra valdría ‘pesadilla’, ac. comunicada por Griera, que no es aquí el lugar de comprobar ni de explicar.―

9 Más detalles sobre estas palabras da Rohlfs en RLiR VII, 168. Análogamente el port. y cat. bandarra ‘rufián’, ‘desvergonzado’, ‘prostituta’, puede también pertenecer a la familia que estudiamos.―

10 Si lo fuese o se comprobase que mandra ‘zorra’ es lo más antiguo, habría mejor base fonética y semántica en indoeuropeo, pues la coincidencia del lit. mandras, mandrũs «réveillé» y paleoesl. mdrŭ «sage», con el avéstico mazdra «sensé, raisonnable» (< manddhra < mandh-tra) y la raíz del gr. μανȎάνω, μάȎƓσις ‘aprender, saber’ y del scr. mandhātar «homme réfléchi, pieux» (cf. Benveniste, Or. F. N. en Ie., 189; Pokorny, IEW, 730) daría derecho a postular una base precéltica MANDRO(-) ‘astuto’.―

11 Más paralelos semánticos en Sainéan, BhZRPh. X, 75, 74, 72.―

12 La cadena semántica ‘fiel de la balanza’ (oc. mandre < *MANDAR = MAMPHUR) > ‘miembro viril’ > ‘animal lujurioso’ > ‘zorra’, sugerida por Spitzer, es inverosímil. No menos el partir del cast. jergal mandil ‘criado de rufián’, en vasco ‘holgazán’, como pensaba Schuchardt. El supuesto vasco emandrea no existe de hecho, aunque hubiera podido formarse con ema ‘hembra’ y andre ‘señora, mujer’, y además no significa ‘flojo como una mujer’, aunque lo afirme Larramendi.