MANDARRIA, ‘martillo de calafate’, probablemente alteración del it. dial. mannara ‘hacha, segur’ (it. mannaia), procedente del lat. SECURIS MANUARIA ‘hacha manual, que se maneja fácilmente’.

1.ª doc.: 1680, Recopilación de Indias (Diccionario de Autoridades).

Existe variante bandarria [1831, DHist.]. En Asturias es ‘martillo grande para romper piedra’ (Rato), en Cuba ‘todo martillo pesado para batir hierro’ (Ca., 83). Pero el sentido primitivo es el de los calafates. En italiano mannaia es especialmente el hacha del verdugo o la del matarife, pero también se aplica a un hierro tajante empleado para menesteres de cocina, a una herramienta de maleteros para trabajar el cuero y a varios instrumentos de oficios; los derivados mannarina, mannerola, mannaiuola se aplican a hachas empleadas en la construcción de buques o en el abordaje, y esto último significa mandarino da rambaglio (Diz. di Mar.). La etimología de mandarria no parece haberse investigado nunca. Pero los cambios fonéticos son fáciles partiendo del italiano. La forme genov. o napol. mannara se adaptaría primero en *mandaria, con evolución normal de la nn (comp. PÉNDOLA) y adaptación al sufijo español más semejante; el influjo material del port. y cat. bandarra ‘mandria, rufián, desvergonzado’, ‘meretriz’, haría el resto1.

DERIV.

Mandarriazo ‘golpe dado con la mandarria’ cub. (Ca., 83).

1 Aunque este vocablo expresa ideas muy alejadas, es sabido que los extranjerismos están sujetos al influjo de cualquier palabra bien conocida en el momento de su introducción. Y las herramientas de oficio tienen con frecuencia nombres muy fantasiosos: la mandarria se llama en Valencia canari, al parecer por el ruido agudo que produce (Misc. Fabra, 314).