MALO, del lat. MALUS, -A, -UM, íd.
1.ª doc.: orígenes del idioma (Glosas de Silos, Cid, etc.).
DERIV.
Mala adv. ant. ‘en hora mala’, del cual es abreviación (Berceo, Mil., 419; mala para ‘guay de’, refranes arag. del S. XIV, RFE XIII, 371); muy común en catalán medieval (Lulio, Consili, v. 523; Set Savis, n. 1508; Eiximenis, Doctr. Compendiosa, 60; J. Roig, Spill, v. 5328, etc.; de ahí el compuesto cat. mod. malaguanyat ‘malogrado’), comp. cast. ant. buena ‘en buena hora’, M. P., Cid, p. 294.
Mal adv. [orígenes del idioma: Cid, etc.; de uso general y común a todo el romance], del lat. MALE íd.; mal m. [íd., Cid, etc.; ‘crimen’, Berceo, Mil., 902a], sustantivación común a todos los romances. Maldad [Berceo], derivado común a los tres romances ibéricos; maldadoso [Nebr.], voz rara, hoy empleada vulgarmente, en Chile (G. Maturana, AUCh. XCII, ii, p. 64 y glos.). Malear [«m. el ganado: sterilesco», Nebr.]. Derivado paralelo a malear será el gall. maiar o amaiar (ajenos al portugués), con una evolución fonética paralela a la del gall. y port. caiar ‘calear, encalar, blanquecer’: mayar ‘flojear en un trabajo’ (Valladares), mayarse ‘helarse, pasmarse el fruto de los árboles’, ‘desmadejarse, sentir flojedad en todo el cuerpo’, mayado ‘helado, pasmado’ (dícese del fruto de los árboles que se malogra antes de madurar) (figo mayado para meu amo; figo maduro para min); DAcG. amayado ‘flojo, dejado, caído de ánimo’, ‘marchito, descolorido (planta, flor)’; ista senxela leria deixoume amatado [‘abrumado, abatido’], Castelao, 183. La semántica se opone a que derive de mayo (como sugiere Vall., por el desmadejamiento «de los días calurosos del estío», pero éste no es el caso del mayo) y que sea alteración de (d)esmayar es improbable por la forma y por los matices. Maleante [gnía., «burlador», 1609, J. Hidalgo]; maleador. Malejo. Malembo ‘enfermo’, vulg. en Cuba (Ca., 259), con sufijo africano. Maleza ant. ‘maldad’ (Berceo, Mil., 902; Gower, Confisión del Amante, h. 1400, pp. 64, 130), mod. ‘espesura de arbustos’ («m. o breña: fruticetum, frutetum» Nebr.; malesa [-edo] en cat. y gasc. pirenaicos tiene la ac. ‘terreno escarpado’, que he oído en Saldes, p. ej., y RLiR VII, 143; a la cual puede aludir Nebr. con «breña»; la ac. castellana se oye en el cat. del Maestrazgo), de MALէTէA ‘maldad’. Malillo, dimin. de malo [maliello, Berceo; Alex., 499]; malilla ‘la carta segunda entre las de más valor, en algunos juegos de naipes’ [1604, G. de Alfarache], también dicha mala [Aut.], por antifrasis (menos buena que el as), ‘uno de los juegos de naipes, en que desempeña papel principal esa carta’ [Aut.]; para sentidos figurados en Gracián, vid. RFE II, 384; de malilla salen el cat. manilla y el fr. manille íd. Malucho o maluco (éste en Santander, Chile, etc.; malucón ‘algo enfermo’ chil., G. Maturana, AUCh. XCII, ii, p. 45 y glos.); maluquera ‘dolencia’, cub., colomb., y quizá malunquear ‘estropear’ filip. (Ca., 259). Ast. amaláu, -ada, ‘ligeramente enfermo’ (V). Enmalecer(se). Cultismos. Malicia [Apol.], de malĭtĭa íd.; maliciar [1600, Sigüenza], maliciable, maliciador; malicioso [1251, Calila, 26.292; Conde Luc.; J. Ruiz]. Maligno [-ingno, Berceo; gran extensión tiene la forma popularizada malino, que figura en rima en J. del Encina, Ercilla, Cáncer, etc. (Cuervo, Obr. Inéd., 140), y en los dicc. de C. de las Casas y Covarr.]1, de malĭgnus íd.; malignidad [APal. 29d, 261b]; malignar [Acad. S. XIX], malignante; de ahí parece ser variante fonética (con trasposición paralela a la de candado < cad’nado, y comp. la citada grafía de Berceo) el salm. malingrar ‘enconarse una picadura o herida’ (en Vitigudino: Araujo, Est. de Fon. Kast., p. 14), malingrinar, -lengr-, -langr- ‘enfermar’, ‘enconarse una herida’ (Lamano), berc. amalingrar ‘enconar, inficionar’ (G. Rey), berc. malingrarse ‘malearse en lo físico’ («le pusieron este remedio a Pedro y malingróse», ‘se enconó’, Sarm. CaG. 146r) y la Acad. registra (des)malingrar: no creo haya verdadera relación con el fr. malingre ‘raquítico’ (comp. Language XIII, 148; RFE XII, 239; ZRPh. XL, 493; Sainéan, Sources Indig. II, 331), ni con el port. molengrar ‘ir despacio, hacer algo lentamente’ (RL XXVIII, 272). Desde luego no es lícito traer este grupo de malingrar de una locución MALE INQUINARE ‘ensuciar malamente’ (así GdDD 4060).
CPT.
Malagana ‘desmayo, desfallecimiento, ataque’ [Acad. 1925, como fam.; lo empleó ya Fernández de Avellaneda en su Quijote, pero Lope atestigua que es palabra valenciana, BRAE XXI, 349, y con este carácter lo recoge ya el dicc. de Lamarca, a. 1839, y lo he oído en el Maestrazgo y en cat. occid.]. Malamente [Berceo; etc.; Nebr.]. Malandante [J. Ruiz; -ant, h. 1295, 1.ª Crón. Gral., 411b13]; malandanza [Berceo]; malandar. Maléfico [Nebr.], tomado del lat. malefĭcus íd.; maleficio [Berceo, Mil., 722b], de malefĭcĭum íd.; maleficiar; maleficencia. Malentrada. Malévolo [Jáuregui, † 1641], de malĕvŏlus íd., compuesto con velle ‘querer’; malevolencia [Aut.]. Malhojo [1615, Roa], venez, malojo, cub. maloja2; malojal; malojero; malojear cub. ‘cortar maloja, forrajear’ (Ca., 188)3. Maltrapillo ‘pobre diablo, infeliz’, ‘golfo’ [1599, G. de Alfarache, Cl. C. I, 184.19, 214.3; II, 43.19; en el Alfarache de Martí, Rivad. III, 380; en el Lazarillo de Luna, ibid., p. 116]. Malhaya, exclamación tan antigua como el idioma y común con el oc.-cat. mal(h)aja y gall.-port. mal-aja, mal-aia (mal-aia tal guerra, Ctgs. 193.28); a causa del empleo proclítico debilitado en mália en gallego moderno (Vall., Lugrís; Castelao cita el refrán «mália o dente / que come a semente» 251.23). También se emplea, especialmente en catalán, el contrapuesto ben haja.
1 De ahí se ha supuesto que salga el cast. ant. malina ‘temporal de mar’, ‘gran marea’, que registra la Acad. Sin embargo, como ya se halla malina aplicado a la marea en Marcelo Empírico (Galia, S. IV) es más probable que sea otro derivado de MALUS, o quizá voz céltica (como el antónimo LEDONA), vid. Walde-H. y bibliografía citada.― ↩
2 La variante marojo se explica por disimilación en la frase preliteraria malfolȳo.― ↩
3 Malhojo: comp. M. L. Wagner, ZRPh. LXX, 272-3, que no se ha de confundir con el homónimo marojo ‘viscum cruciatum’, especie de muérdago que se cría sobre los olivos y los álamos, sólo en Andalucía (desde Jaén hasta Granada, Ronda, Jibraltar y Sevilla) [1619, Diego San José, en Colmeiro II, 634-5], hoy meloja en la misma región según Rz. Marín ‘planta tan viscosa que se emplea dentro de las casas para evitar con ella la molestia de las moscas, que se le pegan’. Este vocablo procede del ár. mulûȟa, hispanoár. mâlba ballûȟa o malûȟa, ár. literal mulūȟîya o mulūkîya ‘malva viscosa’, ya documentados en el botánico sevillano de h. 1100 (Asín, pp. 34 y 163), y tomados a su vez del gr. μολóχƓ ‘malva’ (comp. Walde-H., s. v. malva). Luego no se trata del lat. MELLOSUS ‘meloso’, como sospecha Asín, lo que no explicaría el ȟ arábigo. En cambio viene de MALUM FOLIUM el cast. melojo ‘Quercus Tozza, Bosc.’, especie de roble albar, recogido con este nombre por Boissier (1837) en la Sierra de Segura, y por Máximo Laguna (1864) en Cuenca, Soria y Teruel, marojo en Aragón (Asso, 1770), comp. marfueyo, nombre del roble albar en Molina Seca, según Sarmiento (Colmeiro IV, 672, 674). No tiene que ver con ninguno de los dos meloja ‘lavaduras de miel’, derivado de MIEL. No sé si es lo mismo que el viscum cruciatum el marhojo que Covarr. define «el moho que se cría en los árboles, quasi malahoja», citando a Nebr. como su única fuente; pero es el caso que no figura en este diccionario, al menos en su ed. de 1495, ni en PAlc. Comp. G. de Diego, Contrib., § 385, s. v. MALUM FOLIUM (pero en este artículo se confunden vocablos de otra etimología). Si es cierta la etimología arábiga de marojo, malhoja, el vocablo al propagarse al Norte (propagación verosímil dado el gran prestigio de los botánicos mozárabes) hubo de interpretarse como MALUM FOLIUM por etimología popular: de ahí ast. occid. marfoyo, -ollo, ‘musgo de mar’ (Acevedo-F.), ast. marfueyu (sin definición en R); o bien se alteró por influjo de arfueyu ‘muérdago’ (V, R), arhueyu ‘muérdago de los pumares’ (Canellada), que viene de *azfueyu < ACIFOLIUM ‘acebo’; para otros varios representantes dialectales de este tipo V. GdDD 4077, donde andan en mezcolanza vocablos de otros orígenes, y algunos que hace falta comprobar. La decisión entre las varias etimologías defendibles de marojo y sus homónimos o semihomónimos, y la separación de los varios troncos etimológicos, si realmente hay varios, como parece, es asunto muy complicado. P. Font i Quer (Mem. R. Acad. Ci., Barcelona, XXXI, 444) sugiere todavía otra, también atendible, al identificar el vocablo con el cat. marfull ‘Viburnum Tinus L.’, del cual cree derivado colectivo el nombre de lugar Mollfulleda, cerca de St. Hilari Sacalm; esto le conduce a derivar de *MOLLIFOLIUM, compuesto con MOLLIS, por la blandura y suavidad de las hojas; me aclara de palabra mi sabio colega que la blandura es característica evidente en las hojas del marojo, mucho menos en las del marfull, aunque cabe todavía calificarlas de blandas. Hay que reconocer, de todos modos, que se trata de dos plantas muy diferentes. ↩