MAGRO, del lat. MACER, -CRA, -CRUM, ‘delgado’.

1.ª doc.: Berceo.

En Mil., 874b es más bien ‘escaso’. Hasta el Siglo de Oro es corriente aplicarlo a personas y animales como sinónimo de ‘delgado, flaco’, lo contrario de ‘gordo’ (ejs. hasta María de Ágreda, 1660, en RFH XXV, 248ss.), p. ej. «crocotilum, muy magro: Plautus: con los tovillos torcidos e las pernegüelas magrillas» (APal. 99b); pero ya en el S. XVII tiende a generalizarse la aplicación a la carne sin gordura, desprovista de grasa o sebo (así ya en Quiñones de B.), que hoy ha predominado. Palabra de uso general en todas las épocas y común a todos los romances.

DERIV.

Magra ‘lonja de jamón’ [Aut.: en Albacete ‘jamón’, RFE XXVII, 242n.]. Magrez [magreza, APal. 131d, 258b, 265d, 459d: Nebr. íd.]; magrura [Acad. ya 1914], Magrujo [1615, Villaviciosa; como vulgarismo en P. Espinosa, 1625, Obras, ed. Rz. Marín, 196]. Enmagrecer [Nebr.], antes también magrecer [Nebr.]. Gall. remagarido ‘flaco, aplicado a vivientes’ (Sarm. CaG. 110r). Cultismos. Demacrarse; demacración. Emaciación, derivado culto de emaciare ‘hacer poner delgado’, derivado de macies ‘delgadez’, de la misma raíz que macer. Macilento [1640, Saavedra F.], de macilĕntus íd., también de esta raíz. Cf. MACIENTO.