MACARRÓN, del it. dial. maccarone (it. maccherone) íd., de origen incierto, quizá derivado de macco ‘gachas’, a su vez derivado probable de (am)maccare ‘machacar’ (para el cual V. MACARSE).

1.ª doc.: 1517, Torres Naharro.

Para documentación española, vid. Terlingen, 339-40. En italiano es palabra antigua y de gran arraigo popular, documentada desde Boccaccio1; los macarrones en Italia se fabrican en las casas, además de la manufactura industrial, y son alimento más difundido que en parte alguna. La etimología es controvertida. Además de otras conjeturas inverosímiles, para las cuales pueden verse los diccionarios de Zambaldi, Tramater y la Crusca, se han propuesto dos, ambas aceptables desde ciertos puntos de vista: 1.° el b. gr. μακαρία ‘cierta comida hecha con salsa y harina de cebada’, y 2.° que sea derivado de macco ‘gachas’. En principio y en igualdad de circunstancias son preferibles las etimologías que no obligan a suponer préstamos de lenguas extranjeras, sobre todo cuando se trata de palabras griegas no documentadas en latín; tampoco hay indicios geográficos que conduzcan a pensar especialmente en el griego, pues maccherone es palabra popular en toda la Península, y si región hay donde haya alcanzado su producción mayor auge que en otras es más bien la Lombardía que la Magna Grecia. Sin embargo, éstas no serían razones bastantes para decidirse contra la etimología griega, aceptada por Diez (Wb., 382), Liebrecht (Jahresbericht f. engl. u. roman. Lit. XIII, 230), M-L. (REW 5250b) y Gamillscheg (EWFS); tampoco habría grandes dificultades semánticas ni históricas en aceptar la etimología griega: el vocablo griego aparece ya en Hesiquio (S. III) y al parecer sigue vivo hasta la actualidad (V. cita en Liebrecht); sea cuál se prefiera su explicación semántica en griego (Diez y Liebrecht dan dos divergentes), está claro que es derivado de una voz griega bien conocida, μάκαρ ‘bienaventurado’. Pero la evolución fonética exigiría admitir: 1.º que μακαρία se latinizó en MACARէA en fecha antigua (de lo cual no hay testimonios), antes de que el romance admitiera palabras en -ía, de lo contrario hallaríamos huellas de la i: 2º además de que el vocablo habría de ser de origen dialectal en Toscana, a causa de la -r- conservada, habríamos de admitir, para explicar la -cc-, que es préstamo griego tardío en el Norte de Italia, y que desde allí se propagó hacia la Toscana y el Sur, supuesto contradictorio con el anterior. No sería imposible imaginar alteraciones anómalas que nos permitieran salir de este dilema, pero de todos modos la etimología tropieza con graves dificultades.

Si partimos de macco ‘gachas’ o de su primitivo maccare ‘machacar’ no hay tropiezos importantes; hoy maceo es más especialmente ‘gachas de haba’, pero en otros dialectos es ‘gachas espesas’ en general (Abruzo) o ‘cebada triturada’ (Como), y como derivado de maccare el significado primitivo hubo de ser ‘pasta machacada de cualquier cereal o legumbre’, luego bien pudo aplicarse a la de harina con que se hacen los macarrones; desde el punto de vista formal no hay necesidad de postular un intermedio *maccaro, ante lo cual retrocede Diez, pues son frecuentísimos en italiano los sufijos compuestos, del tipo de -erello, -eruolo, -ereccio, -ignuolo, -agnuolo, -atello, etc. (vid. listas en M-L., R. G. II, § 353; It. Gramm., § 556), y hay también ejemplos de -erone, como gamberone ‘pierna gorda’, etc.; por lo demás, también puede tratarse de un derivado directo del verbo (am)maccare, como ya observa Tommaseo, pues lo machacado se extiende y estira como las tiras de pasta de que se hacen los macarrones.

La ac. náutica ‘cada uno de los palos que se ponen de pie derecho en la borda del navio para afianzar la falca’ [1587, G. de Palacio, fº 122; 1696, Vocab. Marít. de Sevilla], también cat. Macarró, existe ya en Italia (p. ej. en Venecia, vid. Boerio) y se explica por comparación de forma.

DERIV.

Macarro ‘especie de bollo o panecillo’ [Acad. 1936], derivado regresivo de macarrón en la ac. ‘mostachón, especie de bollo’, que parece desarrollada en España; en cuanto a santo macarro o s. mocarro (la primera forma en Quevedo, Fcha.; la segunda en Acad. y usual en Chile, vid. G. Maturana, glos. a los Cuentos Tradicionales), no es evidente la relación semántica con el anterior (comp. además gnía. maco ‘bellaco’, s. v. MACARSE, y cat. macarró ‘rufián’ < fr. maquereau, para el cual V. MACARELO).

Macarrónico ‘escrito en latín caricaturesco, mezclado de romance’, y macarronea ‘composición burlesca escrita en este lenguaje’ (el primero ya 1600, en el P. Sigüenza, vid. Terlingen, 89-90), tomados de los it. macctieronico y Maccheronea, de igual significado; no parecen en realidad ser derivados directos de maccherone ‘macarrón’ («por una comparación burlesca», como dicen Zambaldi, Gamillscheg, Bloch y otros), sino del alto-it. macaron ‘error garrafal’2, que a su vez será aplicación figurada del mismo vocablo en la ac. ‘hombre bobo’ (propia aun del italiano literario, y muy popular en los dialectos del Norte)3, pues de esta zona de Italia eran oriundos los dos primeros autores de Macarroneas, el paduano Michele degli Odasi (el Tifi), y el célebre mantuano Folengo (Merlín Cocaio), que escribieron poemas de ese nombre en 1490 y a princ. S. XVI4; en este sentido el vocablo acaso sea aplicación figurada, por la contextura blanda de la pasta de macarrón comparada con la flojedad del maccherone, que algunos definen como hombre débil al mismo tiempo que necio (Boerio, Mattioli), lo cual, por lo demás, debería comprobarse por gente conocedora de los dialectos, ante el peligro de una deformación etimologizante por parte de los lexicógrafos; pero también puede tratarse de un derivado directo de macco, que en varios dialectos de Italia significa ‘blando’ o ‘necio’ y es palabra de antecedentes latinos, si bien en último término puede estar emparentada con MACARSE, macarrón y su familia (V. el primero de estos artículos)5. Por lo demás, a la aplicación de macarrónico al «latín de cocina» ayudaría también la circunstancia de ser los macarrones y todas las pastas artículo principal de la cocina italiana.

1 El italianismo catalán macarrons ya se documenta en el S. XIV (macarons en la traducción del Corbaccio, BDLC XVII, 73).―

2 «Marrone, strafalcione, sbaglio, errore» en Milán (Cherubini), «sgorbio, disegno di qualche principiante» en el Piamonte (Sant’Albino), «strafalcione, sbaglio, scorso di lingua» en Parma (Malaspina), «sbaglio madornale» en Piacenza (Foresti), etc.―

3 Así en Milán, Piamonte, Venecia (Boerio), Mirandola (Meschieri), Romagna (Mattioli) y muchos más.―

4 Para las más antiguas manifestaciones de la literatura macarrónica, vid. Toffanin, Il Cinquecento, 310, 331. Hay alguna anterior, procedente también del Norte de Italia, pero el primero en emplear el nombre Maccaronea parece haber sido el Tifi, que era de Padua.―

5 Indica ya este origen Terlingen, pero partiendo sólo de ‘hombre bobo’, menos convincente en lo semántico; a su vez cita el libro de Donadoni, del cual no dispongo actualmente.