LOBAGANTE, ‘crustáceo marino del tamaño de la langosta y de la forma del cangrejo de río: Homarus vulgaris’, probablemente de un lat. vg. *LUCOPANTE, variante de lucuparta que designa el lobagante en un autor latino del S. V; se tratará de una leve deformación del gr. λυκοπάνȎƓρ ‘onza, especie de pantera’, nombre que se daría al crustáceo por el aspecto agresivo que le dan las enormes pinzas de que está armado.
1.ª doc.: 1582-5, Fr. L. de Granada; port. lobaganto, ya h. 1270.
Julio Casares en un sabio artículo sobre este nombre (Homen. a M. P. II, 49-55) anota las siguientes variantes recogidas personalmente: lub(r)igante (La Coruña), ollocántaro (Santander), ollocanto (Avilés) (además se le llama escribano en Madrid y grimaldo en Baleares); en Asturias se dice llocántalo (Rato), llobicante (Vigón)1. Vasco abakondo en Lequeitio y abakondo en Bermeo y Zumaya (con deglutinación del supuesto artículo románico). Según C. Michaëlis (RL III, 178) lobagante (lav-) o labugante (Lisboa), navegante (Oporto), lombrigante (Galicia); lobagante se documenta en portugués en los SS. XV y XVI (Forai de Lisboa, Canc. de Resende), lubaganto rimando con quanto en el S. XIV (Canc. de la Vaticana). Bluteau dice que el lobagante es «h?a especie de lagosta, excepto que he mais delgado, e tem as bocas mais compridas e a cor alionada», y agrega que Plinio le llama leo marinus. En catalán: llamàntol (Valencia), llamàntol (Principado)2; en Sant Pol de Mar he oído llamanto, y el blanense Ruyra escribe llobregant3. En italiano se dice lupicante, forma ya documentada en el S. XVI (Tommaseo), y en la Toscana lupacante. Son también formas antiguas las occitanas siguientes, que saco del trabajo de Schuchardt (ZRPh. XXXI, 27): ligouban (Niza), lingoubau (Marsella), li(n)goumbau (en otras partes). Y el campid. lungubandi; en Cáller se dice longupanti (M. L. Wagner, ARom. XIX, 26). Lo mismo que las hispánicas bogavante o navegante, otras formas han sufrido fuertes alteraciones por cruce o etimología popular: campid. lungfanti (cruce con el tipo napolitano elefante de mare); genov. lungobardu, de donde oc. lo(u)rmand y después nourmand, etc.; pero la única forma occitana que podemos documentar en la Edad Media, lingombant (a. 1439: Pansier), nos acerca considerablemente al cast.-port. logabante, lobagante. Ligombeaulx (pl.) aparece también en Rabelais (IV, cap. 60; Plattard, nota 34 de su ed., lo da como nombre empleado en Marsella).
Esta forma hispánica, en sus dos variantes, es una de las que considero básicas, pues está documentada desde el S. XIV y aparece confirmada por el it. lupacante, lupicante, también antiguo.
Ahora bien, sería difícil desconocer la relación que ha de existir entre esta denominación romance y la latina LUCUPARTA que nos ha trasmitido el galorromano Polemio Silvio en su lista de animales acuáticos («natantia») escrita en 449 d. C.; esta lista no contiene ninguna explicación ni identificación de los nombres, ni tenemos otro medio de suplir estas explicaciones que el que nos proporciona el agrupamiento de los mismos dentro de la lista, que es bastante numerosa; ahora bien, lucuparta va inmediatamente detrás de locusta ‘langosta’ y de astachus, nombre de una variedad de lobagante (Astacus marinus); por esta y otras razones4 podemos asegurar que el significado que doy a lucuparta está sugerido objetivamente por el texto de Polemio Silvio, y no es una identificación adivinatoria basada exclusivamente en un vago parecido de nombres, como la que propone Schuchardt5.
Por extraño que parezca, no se le ocurrió a Schuchardt relacionar con lobagante y su familia de nombres romances. Y sin embargo, creo merece aprobación la etimología que sugiere para lucuparta: gr. λυκοπάνȎƓρ ‘onza, especie de pantera’ (vid. Liddell-Scott), compuesto de λύκος ‘lobo’ y πάνȎƓρ ‘pantera’. Sabemos que Plinio llamaba al lobagante leo marinus o leo (Hist. Nat. IX, 51), y hoy todavía se le llama leone en italiano; nada más natural, pues, que la denominación λυκοπάνȎƓρ ‘onza’, sugerida como aquélla por el aire armado que observó ya Fr. Luis en nuestro crustáceo; y en nuestro caso hay menor exageración, y comparación más exacta, a causa de las pintas negras que salpican su color azulado (Aut.), como las manchas de la pantera, la onza y el leopardo; al influjo del nombre de este último se deberá la alteración gall. o ast. leocántaro que cita Schuchardt. Está claro que λυκοπάνȎƓρ sufrió en seguida varias alteraciones encaminadas a darle un aspecto latino: lucopante o lucopanta (que es la forma real que sospecho bajo el texto de Polemio, por desgracia no carente de erratas, según mostró A. Thomas), de donde el malagueño logabante, y por metátesis lobagante, it. lupacante o lupicante, quedando así relacionado con el lat. lupus, en lugar de su sinónimo gr. λύκος, poco conocido de los pescadores latinos; por otra parte, en algunas partes se conservó la terminación griega en -r, de donde el ast. llocántaro (< *lopcá-), el cat. llomàntol (< *lobá- < *logba-), etc. Las demás formas son fáciles de explicar.
Creo que podemos ahora enterrar las etimologías anteriores, que me limito a mencionar brevemente: mero derivado de LUPUS ‘lobo’, según Sainéan (BhZRPh. X, 60), lupicante (comparable al it. capricante), porque «salta como un lobo cuando se le quiere coger» (pero ¡lo mismo hacen todos los peces del mundo!); derivado de LÓBREGO, según C. Michaëlis (l. c.), y éste de RUBRICUS ‘rojizo’, y después ‘crepuscular’, aplicado al lobagante por sus «colores inciertos y cambiantes»; cruce de LOCUSTA ‘langosta’ con TARÁNTULA, según Schuchardt (l. c.), lo cual, entre otros muchos, tiene el inconveniente de considerar secundarias las formas lobagante y lupicante documentadas en lo antiguo, y dejar inexplicadas muchas otras formas, según nota M-L. (REW, 5098); un hipotético *LUPICANTHହRUS, según Casares (l. c.), compuesto de LUPUS ‘lobo’ con el helenismo CANTHARUS ‘especie de escarabajo’, vocablo débilmente documentado en latín y peor en romance. De esta última etimología y de la de Michaëlis lo menos que podemos decir es que ante la forma de Polemio Silvio se hacen inverosímiles.
1 Sarm. cree recordar ast. lleocantaro (CaG. 84r), pero la e puede ser debida a confusión con la etim. leo, leonis, que anduvo buscando. Sarm., por lo demás, sólo se refiere a una palabra asturiana y no gallega y fué F. J. Rodríguez, interpretando mal a Sarm., el responsable de que se haya tomado esta palabra como gallega (vid. J. L. Pensado, Contr. crit. lexicogr. gall.).― ↩
2 Llomàntol será asimilación de *llobàntol; después llamàntol por diferenciación de labiales (comp. clatell < clotell, si mel convé < si molt convé).― ↩
3 «Ets una Xucladora... el teu barret és teixit d’una herba que no ha vist mai el sol. Les dues agulles que te l’aguanten al cap són dues banyes de llobregann, Pinya de Rosa I, 119. Además llongant en la empordanesa Víctor Català y llangans pl. oído por mí en Cadaqués, supongo con singular llangà, pues hay la Roca Llanganera peña submarina en el Cabo de Creus, donde cogen muchos. Además vid. el DAlcM. s. v. llamàntol, que cita otras variantes y un lopmàntol en doc. valenciano del S. XIV.― ↩
4 Lo cito de la ed. de Mommsen en las Abhdlgn. der Leipziger Akad. II, 268, línea 24. Los nombres que siguen son hirundo, lutarius, platensis (‘platija’), solea (‘lenguado’), naupreda (‘lamprea’), etc. Es decir, pasa ya a los peces propiamente dichos; pero no sin lógica transición, pues (dejando aparte el lutarius, que ha de ser un pez de lodos que no puedo identificar) la hirundo es, según los diccionarios, lo mismo que el fr. aronde, cast. golondrina de mar, es decir, la trigla volitans de Linneo (Carus, Prodromus II, 647): este pez tiene la parte superior y los lados óseos, y «squamae fortiter carinatae», por lo tanto, puede también calificarse de pez acorazado, ya que no armado; y otra variedad de Trigla, la T. cataphracta, está «laminis osseis tectum» (Carus) y es el que en castellano se llama El Armado y en catalán Malarmat. Nótese, además, que otra especie del mismo género, la Trigla milvus, se llama llombrigau en el Rosellón, lloumbrigna (es decir llombrinyà, o llombrigà, si aquella grafía es errata por lloumbrigua) en Portvendres (según Barbier, RLR LXVII, 344, que propone etimología poco convincente), nombres que sería bien difícil separar del cat. llobregant, gall. lombrigante: todo hace creer que pasaron desde el lobagante a este pez, por comparación. Luego la identificación de lucuparta con el lobagante se confirma desde todos los puntos de vista.― ↩
5 En ZRPh. XXX, 723, supone que lucuparta sea el Scyllium canicula o el Scyllium stellare, peces selacios de más de un metro de largo, que en nada pueden relacionarse con un crustáceo; en Bari se les da el nombre de liabardo, en Girgenti labardu y en otros puntos de Sicilia gattupardu. Parece tratarse de LEOPARDUS. ↩