LANCHA I, ‘piedra naturalmente lisa, plana y de poco grueso’, palabra dialectal del Oeste de España, de origen incierto, quizá resulte de *llancha por disimilación, y entonces podría venir de *PLANCŬLA, diminutivo del lat. vg. PLANCA, variante de PHALANGA ‘rodillo’, ‘pértiga’, ‘palanca’, ‘plancha o tablón para pasar una corriente de agua’, que en ciertos dialectos del Sur de Italia y de los Alpes tomó el sentido de ‘losa de piedra’, ‘declive’, y procede en último término del gr. ưάλαƔξ, -αƔƔος, ‘rodillo’.

1.ª doc.: 1232, doc. de Burgos, M. P., D. L., 182.81.

Lancha vuelve a aparecer en el Corbacho del Arcipreste de Talavera (a. 1438), y al parecer se trata del mismo vocablo; en la descripción de una pelea se lee «entró en ella e armóle de rezio, e paróle lancha, e alçóle las piernas en el ayre, la cabeça escontra la tierra» (ed. Pastor, p. 172), donde parar lancha me parece significar ‘armar zancadilla’, por comparación con el «armadijo compuesto de unos palillos y una piedra para coger perdices» (Acad., ac. 6), así llamado por la piedra que lo constituye (comp. cat. llo(s)ella íd.). Además tenemos lancha «piedra estendida y de poco grossor» en Covarr. y en Aut., lancho ‘piedra que se tira a alguno’ en el extremeño Sánchez de Badajoz y su derivado lanchazo ‘pedrada’ en el mismo; Cej. VII, pp. 165-6, y Voc. A juzgar por la toponimia hoy debe ser palabra de Andalucía y del Oeste, pues hallamos lugares llamados La Lancha, Lanchas, Lanchoso, -osa, Lanchar, Lanchal, Lancharejo, en todas las provincias andaluzas y además en Cáceres, Ávila y Santander (Simonet, p. 293)1, enlanchado por ‘enlosado’ se emplea en Cespedosa (la cocina suele estar enlanchada, RFE XV, 280) y lanchar se emplea como apelativo en Huelva2; además lancha = laja en San Martín de Trevejo (Sierra de Gata: RL XXVI, 259), y en la Beira (Fig.), lancha ‘piedra esquistosa grosera’ en Tras os Montes (RL V, 94), gall. lanchela ‘teja que los niños arrojan en el río muy horizontal, para que haga saltos’: xugar ás lanchelas en Chantada (gall. central), Sarm. CaG. 130v y p. 163. Parece que lanchas de piedra para las losas del tejado se emplea en Arguijo (Soria), a juzgar por la leyenda de la fotografía publ. por G. Manrique en RDTP VI, 578. Baist, al llamar por primera vez la atención sobre lancha (ZRPh. V, 561), supuso que era lo mismo que plancha, en forma indígena *llancha, luego disimilado en lancha. Claro que esto no era posible, pues plancha es galicismo, procedente de PLANCA, y por esto tiene ch. Y una de dos: si el vocablo era autóctono, tendría ll- pero -ca, y si era galicismo podía tener -cha, pero no podía principiar por ll-.

W. Meyer-Lübke (REW, 6571) arregló la idea en forma aceptable suponiendo un diminutivo latino *PLANCULA del propio PLANCA, con lo que la ch castellana se explica como resultado normal del grupo latino NCL; en efecto, en Calabria existe chiàncula o chiàngula «schiaccia, lastra di pietra (che serve a fare trappole), piedra quadrata; trappola per topi e uccelli» (Rohlfs), junto al cual está chianca «lastra di pietra; pietra su cui si lava; trappola da topi» y además «grosso pezzo del fusta di un albero; ceppo dei macellai», etc.: aquél es *PLANCULA y éste PLANCA. Esta última forma se halla, en efecto, en latín vulgar: «planeas: tabulas planas» en Festo (ed. Thewrek, p. 289); planga se halla además en tres pasajes del glosario de Plácido (CGL V, 37.17, 93.12, 134.22) y en las glosas de Nonio (CGL V, 646.42), palanga figura en Varrón y phalanga en muchos (vid. Georges y los diccionarios corrientes). Está fuera de dudas que de este PLANCA ‘tabla plana’ proceden el fr. planche, oc. planca, piam. pianca ‘tablón para pasar, pasadera’, nap. y sic. chianca ‘rodillo de carnicero’ (Rohlfs, EWUG, n.° 2291) y también la mencionada voz calabresa, que además de estos sentidos tiene el de ‘losa, lancha’; tránsito semántico fácil de concebir, pues igual que un tablón puede emplearse una losa para pasar una corriente de agua. El sobreselv. y subselv. pla(u)nca, pleunca, ‘declive, terreno en pendiente’ (Festschrift Jud, p. 581) puede venir de la misma ac. calabresa, pasando de ‘losa’ a ‘pendiente de rocas’ y ‘pendiente’.

En cuanto al cast. lancha no es imposible suponer un diminutivo *PLANCŬLA, comprobado por el cal. chiàncula, aunque más testimonios antiguos de ese diminutivo serían muy útiles, pues la formación de diminutivos de ese tipo no está completamente muerta en el Sur de Italia, así que en rigor podría tomarse esta forma calabresa por un diminutivo de formación local y no antigua. Por otra parte la disimilación *llancha > lancha es concebible, y la reducción de PL- a l- podría explicarse por la tendencia fonética leonesa ejemplificada por M. P. (Oríg., § 8.5) y yo mismo (RFH VI, 247). Sin embargo, hay que reconocer que ambos pormenores fonéticos, aunque explicables, nos dejan algo en duda sobre la certeza de esta etimología. En el Libro de la Caza de D. Juan Manuel (3.28) aparece un Sancho Ximenez de Lanchares, que según observa Baist en su ed., es idéntico al Sancho Ximenez de Lanclares de otros documentos contemporáneos, y seguramente corresponde al nombre de lugar moderno y disimilado Nanclares: éste quizá conservaría el grupo cl por mozarabismo, lo cual confirmaría que la ch de lancha procede de CL; pero nos deja algo perplejos respecto de la PL- inicial, cuya evolución en L- en Lanclares no puede explicarse ya por disimilación. Quizá se trate de una reducción mozárabe. Simonet relacionaba los nombres de lugar Lancha con dos nombres de lugar Lancha y Langa documentados en textos mozárabes, con el antiguo nombre lusitano Lancobriga y con el lomb. y emil. lanca ‘cauce de río’3, frprov. lantse «couloir d’avalanches», que además en algunos puntos toma el sentido «bande étroite de terrain entre deux rochers ou forêts», «bordure au milieu d’un rocher», «alpage escarpé» (FEW V, 151); aunque estas últimas acs. ya se acercan algo a las del cast. lancha (más al sobreselv. plaunca), está claro que ahí tenemos acs. secundarias, de suerte que difícilmente podríamos tomarlos como base para atribuir al vocablo castellano el étimo que suele admitirse para estos nombres alpinos, céltico *LANCA, emparentado con el lit. lanka ‘valle’4. Según Pisani, Paideia XI, 315-6, sería *LANCŬLA, diminutivo de un mediterráneo *LAVEN-CA (comp. amārunt de amāverunt), emparentado con el irl. ant. lia(c) ‘piedra’ (< *LËWANK- ) y con el gr. λĘας.

En cuanto al gall. alancar ‘dar zancadas’, que es otra cosa, vid. ZANCA.

DERIV.

Lanchar ‘cantera de lanchas’. Lanchazo ‘pedrada’ (V. arriba). Lancho (íd.). Lanchuela. Enlanchar (íd.).

1 Acaso Lanjarón y Alanje sean variantes arabizadas, vid. Simonet.―

2 Según Gálvez C., BRAE XXII, 488, significaría lo mismo que lachar ‘cada uno de los sinuosos desfiladeros por entre los cuales se deslizan los ríos y torrentes’ en la provincia de Huesca. Esto se llama achar en el valle de Ansó, V. uno fotografiado al principio del tomo de Violant, El Pirineo Español. Es vasquismo: vizc. atxarri ‘rocas o bajos de arroyos y ríos’ (Azkue), compuesto de atx (aitz) ‘peña’ y (h)arri ‘piedra’. El lanchar de Huelva significará sólo ‘canchal, peñascal’, pero no ‘desfiladero’, y sólo se parece por casualidad con el (l)achar pirenaico.―

3 Lanca o Langhetta es frecuente como nombre de prados o de márgenes de río en los valles italianos de los Grisones, vid. Planta-Schorta, Rät. Namenbuch.―

4 Loncha «piedra mediana, chata o plana, a manera de ladrillo» (Acad. ya 1843) es forma dudosa, cuya fuente debiera comprobarse.