LAMPUGA, pez marino, ‘Coryphaena hippurus’, voz común a todo el romance mediterráneo, de origen incierto, acaso perteneciente a la familia del gr.-lat. LAMPAS, -ହDIS, ‘antorcha’, por el color dorado de su piel.
1.ª doc.: 1423, E. de Villena, Arte Cisoria (glos. de F. B. Navarro).
Figura también en Rob. de Nola (
L.
de Guisados, 192), en Covarr., en Quevedo
1, etc.; Cej. VII, § 27. No parece ser de uso general en castellano: no figura como castellano en Carus (II, 666) ni en Medina Conde, que le atribuye el nombre
atriaco o
autriaco, Carus
el austriaco. Sí es general el cat.
llampuga (que Ag. documenta ya en 1609), oc.
lampugo (ya documentado por un autor francés en 1562), romano
lampuga,
-uca, nap.
lampuca, Siracusa
lampugu, Catania
alampuia, Tarento
lambuca, Malta
lampuca, campid.
lampúga (Wagner,
RFE IX, 236), svcr.
lampuga (Skok,
ZRPh. L, 524), Cícladas
λαμποǢƔα. Parecería, pues, que fuese sólo palabra mediterránea
2.
Vid. Schuchardt,
ZRPh. XXX, 724; Barbier,
RLR LVII, 319. Según este autor sería derivado del gr.
λάμπειν ‘resplandecer’ o de su derivado
λαμπάς ‘antorcha’, por el color de la lampuga, que aunque es azul plateado por encima y amarillo anaranjado por debajo, dentro del agua aparece todo dorado, de donde le viene el nombre de
dorado que tiene también en castellano,
daurat en mallorquín,
daurada en Niza,
indoradda en Génova; en cuanto al sufijo, sería
-ŬCA, como en
BESUGO, oc.
belugo,
caluc,
caluga. En apoyo de este punto de vista se refiere Wartburg (
FEW V, 146) a nombres de pez citados por el propio Barbier en otros trabajos suyos, campid.
lampu, sic.
lampana,
-ina, cat.
llambrega (comp.
llambregar ‘atisbar’, oc.
lambrejà ‘centellear’), aunque en realidad éstos no son nombres del género Coryphaena, sino del Crenilabrus, muy diferente. Es posible, sin embargo, que este origen sea atinado; de todos modos el sufijo no está claro, pues
-ȢCUS es terminación bastante rara y formas suditalianas como rom.
lampuga, sic.
lampugu,
alampuia, suscitan la sospecha de que la
-c- de Nápoles, Malta y Tarento pueda ser secundaria
3.
1 Es autor de una «Carta de la Perola a la Lampuga» citada por A. Reyes, en la ed. de Las Paredes Oyen, Cl. C., v. 2225.― ↩
2 Sin embargo, por el libro de J. L. Pensado, en preparación, sobre el benedictino J. Sobreira (h. 1760), en el gallego de Orense, y aun en la forma local con geada (lampuja). Escríbeme Pensado que falta en las listas de peces marinos recogidos por Sarm. y no parece ser voz de mar. Pero el Dicc. de Carré la registra para un «pez ciclóstomo, de forma cilíndrica, vermiforme, que suelen emplear como cebo los pescadores del Miño».― ↩
3 No puede descartarse la idea de que se trate del gr. λάμπουσα ‘la resplandeciente’, que latinizado en *LAMPȢSA pudo dar *llampua y luego llampuga en catalán, donde se documenta desde 1365 y donde tiene tanta extensión la caída de la -s- intervocálica, especialmente en palabras que contienen una L (p. ej. lloella, diminutivo de LAUSA ‘losa’); del catalán, como muchos nombres de peces, se habría propagado a otras hablas mediterráneas; desde luego el murc. llampuga y el campid. lampuga se denuncian como catalanismos, y formas como oc. lampruo, lamproue, y sic. alampuia serían favorables a esta explicación, que naturalmente es incierta. G. Colón, ZRPh. LXXVIII, 78-79 y Enc. Ling. Hisp., 220, apoya la idea del origen catalán en las lenguas vecinas, a base de pertinentes testimonios y datos castellanos y languedocianos (Rondelet, 1554). ↩