LADO, del lat. LATUS, -ĔRIS, íd.
Como
LATUS era neutro, el acusativo era
LATUS y el resultado fonético había de ser un singular
lados en castellano. Así se halla, en efecto, en algunos documentos arcaicos, en la locución
al lados de ‘junto a, al lado de’, en documento de Burgos de 1225 (M. P.,
D.
L., 174.9: «los palomares de Munno,
aliados de Martín de molinero»; íd. 174.10, 11, 20, 21, 22, 23, 23, 24), o simplemente
al lados con el sustantivo regido en yuxtaposición (174.13, 14, 17;
aliados don Munno, doc. de 1227, ibid. 177.9; 177.10, 13, 16, 18). Pero pronto se sacó de
lados un singular analógico
lado, como ya vemos en los ejs. más antiguos; leon.
llado en
Alex., 710, ast.
llau (V). Es vocablo de uso general en todas las épocas y común a todos los romances medievales, aunque reemplazado después por
COSTATUM en galorrománico y catalán. El gall. orensano
ládrias ‘tablas que se tejen entre los
estadullos’ (
Cuad.
Est.
Gall. III, 428) parece ser el plural lat.
LATERA con
i epentética leonesa; comp.
ADRALES. Para el antiguo adjetivo
lado ‘ancho’, V.
LADILLA.