JINGLAR, ‘dar gritos de regocijo’, ‘burlarse’, ant., tomado del fr. ant. jangler ‘burlarse’, ‘parlotear’ (quizá por conducto de la lengua de Oc o del catalán), palabra a su vez de origen incierto, pero en vista de la variante normando-picarda gangler, es probable que venga de la raíz onomatopéyica GANG-, que indica contoneo o balanceo y figuradamente burla o ironía.
1.ª doc.: gingrar, 1509, J. del Encina; jinglar, 1605, Pícara Justina; Cej. VIII, § 41.
Trátase de voz bien conocida en otros romances. En cat. es sobre todo valenciana en la actualidad: Ros traduce janglar por «fisgar, burlar», Sanelo da jangla «fisga, burla», leo janglar-se ‘burlarse’ en Martí Gadea (Tèrra del Gè III, 13), estar de jangla ‘de buen humor’ en el castellonense Borràs i Jarque (Bol. de la Soc. Castellon. de Cult., XVI, 71) y el traductor de Andrés el Capellán (S. XIV) vuelve el lat. ludificum por de jangle y ludere por janglar (De Amare, pp. vii y xii). Muy conocido es oc. ant. janglar «railler, se moquer», «bavarder», jangolar «se moquer», «glapir», hoy jang(ou)là y ging(ou)là (de donde puede venir la variante castellana) «glapir», «se lamenter», «hurler» (Mistral), y todavía lo es más el frecuentísimo fr. ant. jongler que Oudin traduce por ‘chocarrear’ y que en multitud de textos de toda la Edad Media aparece en las acs. de ‘charlar’, ‘divertirse riendo y parloteando’.
Partióse del germánico, en vista del neerl. jangelen ‘importunar’, ingl. jangle ‘pelearse’, sueco dial. y nor. jangla íd., y M-L., que con razón se mostraba escéptico ante esta idea en la primera edición de su diccionario (4574), acabó por rendirse en la última ante los argumentos de germanistas a ultranza como Vising, Th. Braune (ZRPh. XL, 335), Gamillscheg (EWFS, p. 469) y Brüch (ZRPh. XXXVIII, 696). Pero en realidad estos argumentos tienen poca fuerza y sabido es que sus autores muchas veces se inclinan por el origen germánico de una manera sistemática. La voz francesa está documentada desde mucho antes que en germánico, y es señal elocuente la de que el vocablo sea ajeno no sólo al escandinavo medieval, sino aun a las lenguas literarias correspondientes; los anglistas son unánimes en reconocer el origen francés del ingl. jangle, y el propio Gamillscheg parece haber abandonado la idea en su libro más crítico R. G.
Sobre todo, en el caso de aceptar una etimología germánica dejaríamos sin explicar las variantes con ga-, bien documentadas en romance: langued. gangoulhà «éclater de rire», ganguelà «geindre, piauler» (Mistral), gancleor ‘charlatán’ está en el picardo Gautier de Coincy (a. 1223), gangle ‘jactancia’ en Raimbert de Paris (fin del S. XII), gaungleors en un Libro de Costumbres anglonormando, gangleries en el Libro del Chevalier de la Tour, glenglerie «verbositas» en el glosario de Conches (God. IV, 632-3), finalmente gangle pasó al inglés medio, donde se halla en el Alisaunder del S. XIV (Skeat). Que tenemos ahí el consonantismo originario no puede caber duda. Ahora bien, es sabido que GANG- es raíz onomatopéyica bien representada en Francia: en el FEW se registran en muchos dialectos se ganguiller, gangalà, ganganer, ganguigner, gangouner, gangassà, todos ellos con sentidos centrados alrededor de las ideas de «se balancer», «se dandiner», «branler, agiter». El paso de ‘agitarse’, ‘bambolearse’, ‘contonearse’, a ‘burlarse’, es facilísimo: me bastará recordar el alem. schwank ‘burla’, ‘cuento burlesco’, aplicación figurada de schwang ‘oscilación’ (vid. Kluge), y las mismas palabras francesas de la familia GANG- y DAND- han iniciado su evolución hacia el sentido figurado: Neuchâtel ganguille «fille volage», fr. dandin «homme d’une contenance niaise», «flâneur», St. Etiénne dandâra «personne babillarde, qui s’agite en parlant»; en definitiva GANG- no sólo es variante de DAND-, sino aún más de GARG-, en el cual la ac. ‘charlar’ está tan extendida (gargouiller), y sabido es que en ésta se ha cumplido también la evolución fonética GA- > ja-, de donde jargonner, jargouiller y jargon (V. aquí JERGA II). En resumidas cuentas el vocablo jangler nació en francés, donde tuvo en la Edad Media el arraigo máximo, y por obra de los farceurs gaulois se extendió desde allí a varios idiomas germánicos y al Sur de la Romania.
1 Álvarez de la Villa en su ed. da la definición académica, citando un pasaje de S. de Horozco, pero que contiene singlar, término náutico sin relación con esto.― ↩
2 Ed. Acad. 231; claro está que no es ‘enjalmas’, como supone arbitrariamente el anotador.― ↩
3 Debió de haber confusión con el verbo dialectal ast. xi(ri)ngar, berc. acingar, colomb. chilinguear ‘mecer, columpiar’ (Cuervo, Disq. 1950, 568) de forma y origen diferentes, aunque también onomatopéyico. ↩