JINETA, ‘especie de garduña africana y española’, emparentado con el ár. africano Ǥarnáȳƫ íd., pero la correspondencia fonética es imperfecta, y como el origen de este vocablo, a su vez, no está averiguado y no puede ser de oriundez semítica, la cuestión no está resuelta, aunque no es improbable que el vocablo romance sea de procedencia africana, con influjo fonético de JINETE.

1.ª doc.: 1573, Mármol, Descripción general de África; en Portugal y en Cataluña el vocablo ya se menciona en los SS. XII y XIII.

Además de Mármol Aut. cita un pasaje de Martínez de Espinar (1640), que parece indicar conocimiento algo incierto del vocablo y del animal: «hai otra especie de hurón que llamamos patialvillo... y se cree es este animal el que llamamos gineta». Covarr. define «una especie de fuyna, cuya piel aderecada sirve para aforrar ropas»; ahí, como en Mármol, se trata de pieles de jineta, lo cual estaría de acuerdo con una procedencia forastera del animal. Bluteau (1715) define «gineta ou geneta: especie de doninha, cuja pelle lanuginosa he salpicada de negro ou pardo; adereçada serve para forrar roupas; vive em lugares aquáticos», y cita de Gesner (supongo se trata del naturalista y filólogo suizo del S. XVI): «est bestia, paulo maior vulpeculâ... pelles vestibus assuuntur et pretiosae habentur... Ginettas Hispania mittit, formâ et moribus domesticis mustellis, quas nos foinos vocamus, símiles, pelle variâ ac. nigro et cinereo alternantibus maculis distincta». Cita luego a Favyn (1620), cuyo texto puede verse en God., quien describe dos clases, una común y otra rara, de extraordinaria belleza, «cuja pelle esfregada e aquentada exhala um cheiro como de almíscar, que he huma das raz?es porque os cavalleiros e as damas forravƟo com ella as suas vestiduras, atè virem de Moscovia as pelles zebellinas que levarƟo a todas a ventajem; diz este mesmo autor que esta casta de ginetas preciosas vem da India ou da África». Cuenta luego que al derrotar Carlos Martel a Abderramen repartió como despojos muchas pieles de jineta halladas en el ejército invasor, y termina diciendo que el vocablo no es arábigo, según advirtió Galland, sino formado del b. lat. fagina, diminutivo fagineta, nombre francés de la garduña1.

Cualesquiera que sean sus méritos en definitiva, esta idea, patrocinada por Ménage, no puede calificarse de disparatada: una forma aspirada y con artículo la *hagineta fácilmente pudo convertirse en la gineta. Verdad es que en España la aspiración sólo pudo ocurrir en Castilla; ahora bien, ahí la Gi habría dado y o cero, además de que -eta no es sufijo castellano, por lo tanto esta forma no podría ser castellana, y menos (a causa de la h) podría ser portuguesa, leonesa, aragonesa o catalana. Quedaría, sin embargo, el gascón, y ahí justamente ‘garduña’ se dice haȤína o ína, en el valle de Arán (V. mi Vocab.), hajìnou en el del Lez, ajìno en el alto valle del Garona y en Luchon, hajìno en Ossau (Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, §§ 374 y 399); ahora bien, nada sería más natural en esta zona que un diminutivo *haȤinéta o *haȤinéto. Pero el caso es que tal diminutivo no lo tengo documentado, y la dificultad peor es que en gascón la caída total de la h- aspirada es fenómeno muy localizado, casi esporádico, y en todo caso reciente, mientras que jineta, o por lo menos sus congéneres romances, están bien documentados desde el S. XII, época en que la desaparición de una h gascona sería poco menos que inconcebible.

En efecto, en un doc. portugués de 1137 se menciona ya una pelle de janeta (Viterbo, s. v. foles), del fr. genette se hallan una decena de ejs. antiguos desde el S. XIII hasta principios del XVII, sin interrupción (God. IV, 258), y en catalán tenemos ya el siguiente, de 1284: «peli-ceria... de salvazina, axí can son janetes, fahines, volps, gatz martrins» (Reva de Perpinyà, RLR IV, 371), que al mismo tiempo nos confirma que la jineta era distinta de la fahina o garduña2.

Ya Diez (Wb., 165) sospechó que fuese de origen oriental; Dozy (Gloss., 276; nada nuevo en el Suppl. I, 189b), seguido por Devic (39), Eguílaz (413), M-L. (REW 3943b) y Gamillscheg (EWFS), parte del ár. Ǥarnáȳƫ (pronunciado vulgarmente Ǥarnéȳƫ o Ǥernéȳƫ), nombre de este cuadrúpedo en el Norte de África. Sin oponerse a la etimología, observa Bloch que esta forma arábiga no es segura. El vocablo, en efecto, falta en los diccionarios, pero lo recoge un orientalista responsable como Cherbonneau, en calidad de palabra usual en tierras africanas, y Beaussier, por su parte, lo registra, aunque sin vocales, como propio del Oriente de Argelia3. Sea como quiera este vocablo no puede ser genuino en árabe dada su estructura, y me falta competencia para decidir si tiene o no sus raíces en bereber. ¿Volveremos por esta razón a sospechar un origen romance admitiendo que de España pasó al Norte de África? Dadas las dificultades de la procedencia gascona, sólo quedaría la alternativa mozárabe, dialecto donde el sufijo -eta parece ser autóctono; pero ahí se conserva la F-. Como nuestro conocimiento del mozárabe es incompleto no podemos asegurar que en algunas zonas de su área no se aspirara o eliminara la F-. De todos modos, esto es muy dudoso, y las menciones romances de la jineta, casi siempre relativas a su piel, como artículo de lujo, sugieren decididamente una procedencia ultramarina4.

1 Sarm. localizaba a la gineta en Castilla, en la Sierra del Piélago hacia Talavera: «animal montés como garduña o marta, se sube a los árboles, fondo blanco y manchas algo azules» (CaG. 234r).―

2 El it. giannetta ‘piel de garduña’, como figura en una correspondencia enviada desde Madrid por Sassetti en 1581, puede ser, como nota Zaccaria, castellanismo o portuguesismo. Hoy en catalán el vocablo no es popular en el Principado, pero sí en Mallorca. Se dice geneta: Alcover lo anota en Llucmajor (BDLC XIII, 26), lo emplea B. Ferrà en sus Comedias (Illes d’Or, I, 32), y P. d’A. Penya se sirve del vocablo en la frase proverbial ses genetes ja són fuites ‘se han marchado los importunos’ (Illes d’Or, 123). Todo esto revela la popularidad y arraigo local del vocablo en Mallorca.―

3 En efecto, a juzgar por Lerchundi, es ajeno a Marruecos, donde se diría sébseb; y en Oriente, írsa o Ȑabū arûs (ibid., propiamente ‘novia’ o ‘padre de la novia’, aunque otros diccionarios traducen éste por ‘comadreja’).―

4 Interesaría saber dónde está documentada la variante cast. ganeta, que la Acad. registra ya en 1843 (no 1817).