JAMUGAS, ‘silla para cabalgar a mujeriegas’, del lat. SAMBȢCA ‘máquina de guerra en forma de puente levadizo’, que en la Edad Media pasó a designar unas andas para el transporte de damas, y hoy todavía es nombre de las parihuelas en los Pirineos; el vocablo latino, que primitivamente significaba una arpa (con cuyas cuerdas se compararon las entrelazadas que formaban el puente levadizo), se tomó del gr. σαμβύχƓ, y éste a su vez del caldeo sabbeká ‘objeto entretejido y reticulado’; en romance el vocablo sufrió en algunas partes el influjo de (EN)JALMA y su familia, a lo cual se deberá también la j- castellana.
1.ª doc.: 1599, Guzmán de Alfarache (Clásicos Castellanos I, 80).
En lengua vasca zamuka; en catalán samugues (Valencia: Lamarca; Maestrazgo: G. Girona; Tortosa; y otras localidades del País Valenciano, de Lérida y de Ribagorza), gamusses en Tremp, aixemugues en Játiva, y con influjo de salma ‘enjalma’: salmugues en la Conca de Tremp y Valle de Boí; de ahí por deglutinación almugas o amugues en otros lugares de Ribagorza. Formas análogas reaparecen en el gascón pirenaico: samügues en el Bajo Valle de Arán y en Luchon y Barousse, saumügues en el Valle de Aure, aumügues en el Alto Valle de Arán. Hay también significados varios; el más arcaico, propio de los Pirineos catalanes y aragoneses, lo define Coll «aparato especial de madera que se pone sobre la albarda para sujetar los haces de mies, leña, etc., cuando se trasportan a carga», y hay dos variantes: puede tratarse de una especie de andas en forma de escala de madera (vid. grabado en Krüger, p. 73, y foto en Elcock, AORBB VIII, 127)2 o bien es un aparato en forma de arco de madera con travesanos que sujeta lo transportado a la albarda (fotos 38 y 42 en Krüger); secundariamente ‘tronco de abeto medio podrido, enhiesto en el bosque’ en Barousse, ‘soga para atar la carga de los animales’ en Tortosa. En Castilla, León y Andalucía es, en cambio, la silla para montar a mujeriegas, o bien nada más que el mullido de la montura (así en Cespedosa). Para documentar esta distribución dialectal, vid. Krüger, BDC XXIII, 74, 143 y 173; Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 214; G. de Diego, Contrib., § 529; Corominas, Vocabulario Aranés, p. 102.
En la Edad Media el vocablo existió en otras partes: el fr. ant. sambue, documentado copiosamente desde el S. XII al XV, designa en los primeros siglos una silla para que las señoras monten en mulas o palafrenes (Perceval, Aiol, Dolopathos, Floovant, etc.), después la funda o gualdrapa que cubre esta silla (E. Deschamps, Froissart), finalmente una tela con que se hace esta gualdrapa (God. VII, 301); el b. lat. SAMBUCA, documentado desde fines del S. VIII3 en textos de muchos países (Du C.), es el nombre de unas andas para trasportar mujeres distinguidas; y de ahí, o mejor del francés arcaico, proceden el a. alem. ant. sambuh, samb(u)oh, «basterna»4, es decir, ‘andas cerradas para mujeres’, y el galés ant. saumucou (citado por M-L.). Además, napol. ant. sambuca ‘silla de montar’, en texto de 1354 (Alessio, RLiR XVIII, 40).
A este propósito me permitiré observar, en breve inciso, que el alem. sänfte ‘andas’, que Kluge cree aplicación figurada de sänfte ‘suavidad’, sin probabilidad semántica, debe ser continuación del a. alem. ant. sambuh: fonéticamente éste había de dar *sampch > *sampf, que había de confundirse tanto más fácilmente con sanft ‘suave’, cuando que éste tenía una variante bajo-alemana sa(n)cht (de donde hoy alem. sacht): de ahí luego el plural moderno sänfte.
Volviendo al problema que nos ocupa, se necesitaría ser ciego para no ver que este SAMBUCA no es otra cosa que el lat. cl. SAMBȢCA ‘máquina de asedio consistente en una especie de puente levadizo que se lanza desde una torre contra las murallas, para que pasen los asaltantes’, bien documentado en Festo, Vitruvio, Vegecio y glosarios grecolatinos (‘πορȎƓτικƲ μƓχανƲ’): véanse la descripción de Du Cange, y la de Vegecio en sus traducciones francesas transcritas por God., que éste resume con las palabras «échelle portée sur un chariot et terminée à sa partie supérieure par une plateforme sur laquelle pouvalent se placer une vingtaine d’hommes». Esta escala es bien parecida a la que todavía se emplea en las samugues de los Pirineos, y se comprende que de ahí se pasara a ‘parihuela o andas’, sea para llevar objetos agrícolas o para trasportar personas, y finalmente a la silla para damas. Por otra parte, como ya indicaron Festo y Vegecio, se trata del mismo vocablo que en latín antiguo significa ‘arpa’, «nam ut in órgano chordae, sic in machina intenduntur funes»5. En este sentido sambuca es palabra común con el griego, y de origen semítico (V. arriba); comprobación de que el fr. ant. sambue y sus hermanos romances no son otra cosa es que sambue existió también en el sentido de ‘arpa’ en francés (glosario latino-francés de Montpellier en Godefroy).
Sin embargo esta etimología, tan clara, se volvió difícil y misteriosa para los que hasta ahora han estudiado el vocablo. Diez se limitó prudentemente a señalar el parentesco de sambue con la voz alemana, sin pronunciarse sobre el origen de ésta, y lo mismo hice yo en mi Vocab. Aranés. G. de Diego (ZRPh. XLI, 587) afirmaba más decididamente el origen germánico, mientras que M-L. en la primera edición de su diccionario (n.° 7560), notando que en germánico el vocablo es sólo alto-alemán, sospechó un origen céltico, el cual afirma resueltamente en su tercera edición. Pero este céltico, a pesar de la semejanza falaz con CARRȢCA ‘arado’, no era por cierto de buena ley. El céltico insular no tiene nada semejante, y en cuanto al a. alem. ant. sambuh, tiene un aire extranjero inconfundible. Termino con las palabras de J. de Priorat, traductor de los clásicos, que en su ingenuidad medieval resultó más perspicaz que M-L.: «sambuque est faitz a la meniere / d’une harpe tote entiere, / car autant et tot ausiment, / a il de cordes voirement»6.
DERIV.
Samugo arag., albac. ‘hombre terco y taciturno’, b. arag. samugón ‘hombre importuno’ (Puyoles-Valenzuela).
1 De acuerdo con su uso para damas podían hacerse muy ricamente obradas: «unas jamuguillas doradas con su funda», inventario de Murcia de 1614 (BRAE XIII, 498).― ↩
2 Así también en el Maestrazgo y en Játiva. El vasco zamuka es ‘albarda’ según Pouvreau; según Azkue ‘jamugas’ y secundariamente ‘esparto’ en Baja y Alta Navarra, que es donde se emplea.― ↩
3 En las Fórmulas Andecavenses, texto renano (A. Thomas, Rom. XXXVI, 159). También en Ordericus Vitalis, Vincent de Beauvais, Federico de Sicilia, etc. Las variantes mucho más raras sambuta y sabuta son puramente gráficas, por la frecuente confusión paleogràfica de c y t, y el olvido de la tilde.― ↩
4 Para la explicación del cambio de género en este vocablo alemán y en muchos semejantes, V. el artículo de Brüch, ZRPh. XLI, 17ss.― ↩
5 «Erat pons quidam ligneus, qui funibus circa tensis, e navibus aut turri lignea arectus, condescendendis hostium muris viam praebebat», Vegecio.― ↩
6 Inútil decir que jamugas y su familia no son derivados de SAGMA ‘enjalma’ como sostiene Krüger: claro está que así no se explicaría el sufijo ni las formas sin -l-, mientras que las que la tienen son recientes y puramente locales; lo que Krüger toma por etimología no es más que etimología popular o contaminación. Que el grupo -MB- se haya conservado en el Norte de Burgos no es de extrañar, pues en esta zona enlaza la -mb- del leonés y santanderino con la conservación del mismo grupo en la zona de Álava y la Rioja, foco estudiado por M. P. en sus Orígenes. Tampoco es verdad que el vocablo venga del vasco, como dice la Academia, sino al revés. A última hora me doy cuenta de que T. Bolelli indica ya la buena etimología en It. Dial. XVIII, 60. ↩