ISLA, del lat. զNSŬLA íd.

1.ª doc.: Berceo.

Figura también, como nombre propio, en docs. de 1206 y 1210 (Oelschl.), en Juan Manuel, etc. General en todas las épocas y común a todos los romances. No hay razón para considerar con M-L. (REW 4475) que el vocablo castellano y el port. ilha son cultismos; a primera vista no se comprende por qué, si este filólogo consideraba populares el fr. ant. isle y el cat. illa, no hacía lo mismo con las formas respectivamente semejantes del castellano y el portugués; parece que su idea fué que el latín vulgar había generalizado una forma epentética *ISCLA, de donde resultarían el it. merid. ischia, isca, trentino isƇa, sardo iša, iska, prov. iscla, fr. île y cat. illa, mientras que las formas romances que no presentan la epéntesis de -C- no podrían ser populares. Desde luego habría que modificar los detalles de esta concepción, pues si en rigor podría mirarse el fr. île como continuación de *ISCLA, tal como mâle de MASCULUS o moule de MUSCULUS, el cat. illa de ninguna manera podría corresponder a esta base fonética, ya que los grupos -CL- y -SCL- permanecen siempre intactos en este idioma (mascle, musclo, etc.), de suerte que illa sólo puede salir de *ila < *isla (tal como almoina ‘limosna’, raima ‘resma’, vailet = fr. ant. vaslet, etc.); por otra parte, el port. ilha deberá explicarse de la misma manera1, y difícilmente puede concebirse que esta tan evolucionada forma luso-catalana, también muy extendida en tierras occitanas, tenga nada de cultismo, tanto más cuanto que a poco que la síncopa de la U de INSULA se hubiese retrasado, el resultado portugués habría sido ciertamente *ísua. En cuanto al español, no es menos posible que salga de *ISCLA el cast. isla que el fr. ant. isle, comp. cast. maslo MASCULUS, muslo MUSCULUS; de todos modos no es necesario suponerlo así ni en castellano ni en francés y no hay razón alguna para creer que en latín vulgar no pudieron coexistir dos formas igualmente populares *ISCLA e *IS(U)LA2, distinguidas local o socialmente; ambas formas coexisten en casi todos los dominios romances, pues en lengua de Oc antigua y moderna ila, ilha, isla e irla tienen mayor extensión que iscla, casi únicamente rodanense, y en catalán no faltan huellas de *ISCLA: Peníscola, ciudad valenciana situada en una península3 (llamada Peñíscola en castellano), Les Iscles, famosa estación prehistórica en una altura inaccesible en el Ribagorza (1.r Congr. de la Ll. Cat., p. 41). Más datos acerca de las formas italianas y romances, en Schuchardt, ZRPh. XXV, 349-53; XXVI, 115. La forma cultista ínsula alcanzó cierta extensión en castellano antiguo, especialmente en Libros de Caballerías (Amadís, Quijote), ínsola en el Poema de Alfonso Onceno (442), gall. ínsua (menos común que illa), port. ínsua ‘isla fluvial’: ya medieval ínsoa Ctgs. 307.10, 424.16, MirSgo. 73.19; comunísimo hoy el topónimo y apellido Ínsua (siempre acentuado en la i, por más que barbaricen algunos forasteros). Tiene bastante extensión en romance la aplicación de INSULA a lugares de tierra firme: además de isla ‘manzana de casas’ (Aut.), ac. arraigada sobre todo en portugués (Oporto, RL XII, 138-140; etc.), catalán y occitano antiguo, se nota el paso al significado de ‘paño de terreno entre hondonadas profundas’ (así en la prov. argentina de Mendoza), ‘bosquecillo de árboles en medio de una llanura’ (así isleta en la prov. de San Luis)4, ‘lugar fértil vecino a un río’, como en los Grisones y en el Sur de Italia5, ‘pantano’ como en Asturias y Galicia (illò [<l=alt.> -ÒLA ], en Vall.), etc.; V. mis notas en RFH V, 66n.1 , y Anales del Inst. de Etnogr. Amer. de Cuyo V, p. 97.

DERIV.

Islario [1560, título del libro de Alonso de Sta. Cruz]. Isleño [1548, D. Gracián], también insulano. Isleo ‘isla pequeña situada junto a otra mayor’ [1492, Woodbr.; 1604, L. de Babia; recuerdo bastantes ejs. anteriores en cronistas de Indias]6, como el port. ilheu íd. [med. S. XVI, J. de Barros y D. do Couto, en Vieira], tomado del diminutivo fr. ant. isleau, islel (SS. XII-XVI, God. IV, 613)7. Isleta [1492, Woodbr.; h. 1580, Fr. L. de Granada]. Islote [1526, Woodbr.; 1590, J. de Acosta]. Aislar [princ. S. XV, Canc. de Baena: Cuervo, Dicc. I, 298]; aislado; aislador; aislamiento; aislacionista ‘el partidario del aislamiento de un país en política internacional, especialmente en los Estados Unidos de América’ (muy corriente en la prensa y en escritores políticos hispánicos, por lo menos desde h. 1935, no admitido por la Acad.), del ingl. isolationist, derivado de isolation ‘aislamiento’; como este concepto se está haciendo autóctono en la política de todos los países, valdría la pena formar correctamente aislamentista. Insular. Insulina, por extractarse de las isletas de Langerhans en el páncreas.

1 Esta forma parece existir en Asturias, aunque no la encuentro en los vocabularios asturianos, y ni siquiera está en Rato en el orden alfabético; pero éste en su pág. XVII cita, según Muñoz Romero, un doc. que éste dice ser del S. VIII (?), y donde aparece dos veces la misma localización, la primera escrita In Illes y la segunda In Illias, y explica Rato «Illes, en bable, isla, pantano, en lat. insula».―

2 De la distribución primitiva de ISCLA e I(N)SULA en romance trata Aebischer, Bol. de Fil. XIII, 185-200.―

3 Ésta es la pronunciación popular que hoy sigue predominando, aunque también se oye Paníscola y Penyíscola. Peniscola se lee en docs. de 1225, 1229, 1236, 1242, 1246, 1247 (Huici I, 94, 135, 249, 349, 425, 451), en Muntaner (cap. 9), Crón. de Jaime I, etc. (junto a Paní-, Jaime I, pp. 178, etc.), Penniscola, doc. de 1226 (Huici I, 99, etc.); paníškula (o panášk-) en el Idrisí, Abenalabbar, Abenabdeluáhid (Simonet, s. v. Pennéxcola); quizá sea útil advertir que el paso de Peniscla a Peníscola es debido a la intervención del árabe, que no tolera grupos de 3 consonantes. Es probable que sólo se inspirara en este nombre propio Nebr. al redactar su artículo «peniscola, casi isla: península», pues Aut. reconoce que esta forma «no tiene uso» y no la conozco como apelativo en ningún autor; claro que la ñ (ny) se debe a la etimología popular peña. Lo propio ha ocurrido en Portugal, donde una pequeña península de la costa entre el Mondego y el Tajo, conserva el nombre de Peniche, forma medio portuguesa, medio mozárabe, con pronunciación algo arabizada: peniskla > PenísƇä > Peniche. Con carácter de apelativo sólo me es conocido, como representante del lat. paeninsula, el cultismo península [1611, P. Mantuano, Aut.]; peninsular.―

4 E. Wernicke, La Prensa de B. A., 29-XI-1942, 9-VI-1940; J. P. Sáenz, ibid. 6-VIII-1944.―

5 Sic. centr. y merid. ísula, Cilento iška, «striscia coltivata lungo i torrenti», Rohlfs, ARom. IX, 169.―

6 Es confusa la otra ac. que Aut. documenta en Moret, a med. S. XVII, y que este diccionario define «parte de isla, o a manera de isla, que por lo regular es de peñascos en forma de corona», y la Acad. «porción de terreno circuida por todas partes de otros de distinta clase o de una corona de peñascos u obstáculos diversos»; ¿se tratará de un arrecife, como el de las islas de coral, atoll, en el Pacífico? Sea como quiera, ese sentido es más raro y no es el fundamental.―

7 Claro que no puede admitirse que venga de *isledo, con Baist (ZRPh. XXXII, 34), quien parte de la premisa falsa de que no es anterior al S. XVIII.