HURGAR, palabra hermana del cat. y oc. furgar, it. frugare, fr. fourgonner, fr. ant. furgier, de origen incierto, probablemente de un lat. vg. *FȢRէCARE íd., derivado de FȢR ‘ladrón’, que como su otro derivado FȢRO, debió tomar el sentido de ‘hurón’, de donde ‘escudriñar como un hurón’.
El Dicc. de Autoridades da ejs. de varios clásicos, en las acs. modernas, y lo mismo hacen C. de las Casas («
hurgar: buzzigare»), Covarr., etc. En efecto, es frecuente desde el Siglo de Oro. Indirectamente atestigua la existencia de
hurgar h. 1400 el derivado
furgunero «rotabulum», en el Glos. del Escorial; la falta de testimonios medievales no indica nada en vocablo de esta naturaleza. La etimología
*FȢRէCARE, propuesta por M-L. (
REW1 y
3, 3597) y aceptada por Wartburg (
FEW III, 896ss.) y otros, es convincente desde el punto de vista semántico, teniendo en cuenta que ‘hurgar’ se dice
afuroar en portugués (derivado de
furão ‘hurón’),
fureter en francés,
furà en muchos dialectos occitanos (
FEW III, 882
b), y aun el cast.
huronear puede tomar esta ac.; por otra parte, aunque
FUR no está documentado en latín en el sentido de ‘hurón’, sino solamente en el de ‘ladrón’, su derivado
FURO no aparece con este sentido hasta el S. VII (San Isidoro), y es probable que aquél tuviera el mismo significado desde más antiguo todavía, en vista del cat. y oc.
fura, fr.
furet ‘hurón’, derivados de aquél. Diez,
Wb., 149, quería derivar de
FŬRCA ‘horca’ fijándose principalmente en el port.
forcar, pero éste no es ‘hurgar’, sino ‘revolver con horca’ (Fig.), ‘dar vuelta al trigo con la horca’ (Moraes); claro está que era etimología inadmisible en el aspecto fonético, y por lo tanto Schuchardt (
Roman.
Etym. II, 133-4) tuvo que enmendarla admitiendo que por influjo de la vacilación entre
CABALLICARE y
*CABALCARE (it.
cavalcare, etc.) y casos análogos, se crearía un
*FŬRICARE por ultracorrección de
FURCARE, y que más tarde en algunas partes hubo influjo de
FȢR en la vocal inicial; solución sumamente forzada. Finalmente G. de Diego (siguiendo una idea ya sugerida por Ant. Thomas,
Essais, 303) partía en su artículo de
RFE XII, 12-13, de un
*FORICARE ‘agujerear’, derivado de
FORARE; lo cual es mucho menos convincente desde el punto de vista semántico; en lo fonético se fijaba en las mismas formas con
o que sirvieron de base a la etimología de Diez y Schuchardt, a saber el fr.
fourgon ‘hurgón, instrumento para atizar’,
fourgonner ‘atizar, hurgar’, y formas occitanas análogas, campid.
forrogai,
sforrogonai, ‘hozar’, a las cuales agregaba el arag.
forigar (que parece significar ‘hurgar’ y no ‘agujerear’, como pretende Borao, vid. Coll A.), burgalés
horricar ‘revolver’, santand.
jorricar íd. Efectivamente, formas como éstas existen, pero la vocal que ahí aparece entre la
r y la
g (o
c) no está documentada más que en textos contemporáneos y me parece debida a una anaptixis: Pallars
furugar ‘hozar (los cerdos)’ (Violant,
Butll.
del C.
Excurs.
de Cat., XLV, 286), gasc.
hurucà,
hourrugà,
houricà «fouiller, fureter» (
FEW III, 896
b), y de un verbo así me parece derivado el and.
horruga ‘excavación, mina’
2: la
rr de esta forma y de las citadas de Burgos, Santander, Cerdeña y Gascuña es reveladora del carácter secundario de la vocal (comp. lo dicho acerca de
GARRA). En cuanto a la
o del fr. ant.
forgon (ya S. XI) y otras formas romances, ha de ser debida a una contaminación, que puede ser la de
FŬRCA o más bien la de
FŬRNUM (
fourgon instrumento para el
four); M. L. Wagner,
ARom. XIX, 17, opina que el campid.
forrogai viene de una onomatopeya del cerdo al hozar, y bien puede ser que no sólo tenga razón en cuanto a la forma sarda, sino que la
o de otras formas romances se deba a una contaminación de
FURICARE por este radical onomatopéyico.