HURAÑO: su forma primitiva es probablemente la antigua horaño o foraño, que ya aparece con el sentido moderno y además con el de ‘forastero, extraño’, en el cual viene indudablemente del lat. FORANEUS íd., derivado de FORAS ‘fuera’; de ‘extranjero’ se pasó a ‘tímido, arisco’, por la natural timidez del que vive fuera de su tierra, pero el vocablo sufrió el influjo de HURÓN, animal arisco si los hay, y de ahí resultó el cambio de horaño en el moderno huraño.

1.ª doc.: horaño, J. Ruiz, 917c; huraño, Covarr.

Escribe J. Ruiz: «Señora, non querades tan horaña ser, / quered salir al mundo a que vos Dios fizo nasçer». En el mismo sentido Nebr. «foraña cosa: casi fiera o çahareña»1, y todavía emplea el vocablo en esta forma el Cartujano Juan de Padilla en 1521: «Tú, que la cara declinas /... / no te demuestres atanto horaño; / habla pues tienes razón y loquela; / no temas, si algo tu mente recela», «del hábito traba, / así como suele hacer el compaño / a su compañero; que muestra horaño / su rostro, temiendo la cosa que grava / muchas vegadas la vida con daño» (NBAE XIX, 396b y 404b). En su ac. etimológica hallamos también el vocablo, así en la Edad Media como en dialectos actuales: «la parte de fuera... se dise lomo foraño», E. de Villena, Arte Cisoria (1423), 8(56); «externa: cosas extrañas... externus: de foraña gente», APal., 149d; en Salamanca foraño es la tabla que se saca de junto a la corteza del árbol, de donde viene que en Ciudad Rodrigo haya tomado la ac. ‘endeble, flaco’ (Lamano), seguramente por ser menos resistente esa tabla. En cuanto al moderno huraño no logro documentarlo antes de Covarr. («el esquivo que se recata de todos, y huye de la gente, estrañándose y rezelándose de ella»), desde el cual pasó a Oudin (1616, no 1607); y también aparece uraño ‘montaraz, arisco’, hablando de un asno escapado, en la 2.ª parte del Quijote (xxv, 95). Indicó la etimología FORANĔUS Baist (ZRPh. VI, 118), y García de Diego (RFE VII, 146-7) completó la demostración en forma satisfactoria, de suerte que M-L., que hasta entonces dudaba, admitió esa etimología en su REW3, 3428. Conviene advertir que no sólo FORANEUS es frecuente en el latín medieval, sino que se halla ya en un texto tardío de la Antigüedad, como los Escolios de Acron a Horacio2.

Hay, por otra parte, una etimología diferente, que está lejos de ser inaceptable: ya Covarr. relacionaba huraño con el lat. FȢR ‘ladrón’, y Diez (Wb., 452), fijándose en el arag. furo ‘fiero, huraño’3, afirmaba que huraño y el vocablo aragonés provenían de esta palabra latina, que pasaría a ‘furtivo, el que se esconde’; no habría dificultad semántica, y si alguien objetara la -o de furo frente a la -E del lat. FȢREM, se le podría replicar que el it. ant. y dial. furo y el rum. fur ‘ladrón’ suponen una base en -U; Spitzer salió repetidamente en defensa de esa etimología (RFE VIII, 178; BDC XXIV, 282) y a ella se atiene Wartburg (FEW III, 882a). A la verdad, las razones en que se fijan estos autores no son firmes: Spitzer dice que las formas antiguas horaño, foraño, son alteración de una base con u, del mismo modo que el cast. ant. poridad y el arag. y cat. porgar, como si diera a entender que ante R es posible un cambio espontáneo de Ȣ en o; desde luego no hay tal, pues no habría otros ejs. que éstos, porgar es PŬRGARE (purgar es un cultismo)4, y poridad se debe a una ultracorrección de la tendencia a cerrar la o ante una i de otra sílaba. Wartburg parece fijarse en la forma hüraño «musaraigne» empleada en el Gers y en el Lot-et-Garonne, pero ésta no es un derivado de fura ‘hurón’ (FȢR), sino el resultado de un cruce moderno y local entre éste y musaranho (MUS ARANEA), por lo tanto no interesa para el castellano.

Sea de todo ello lo que se quiera, según ya indiqué en el BDC XXIV, 284, huraño es inseparable del arag. furo, y mientras no se explique éste no será admisible dar por averiguada la etimología FORANEUS; desde luego no es verosímil atenerse a este étimo para huraño y partir de FUR para el arag. furo (según se hace en el REW, 3590), ni buscar para éste un étimo separado con el landés hurre «détermination, entrain», hurrùch «sauvage», como sugiere Rohlfs (ASNSL CLXX, 158). Es verdad que junto a furo hay formas con -rr-: pallarés y ribagorzano furro ‘arisco, coceador’ (> aran. u íd.), arag. furro íd. (Coll A.; AORBB II, 260), aran. esfu ‘esquivar (a un animal)’, Balaguer esfurriar ‘hacer entrar las gallinas en el corral’, evidentemente idénticos al arag. furo arriba citado, Sallent de Gallego vaca fura ‘que embiste’ (RLiR X, 223), Maestrazgo furo «brau, fer, salvatge» (G. Girona), Falset esfuriar ‘esquivar las gallinas’ (para las citas, vid. BDC XXIII, 292); pero me parece claro que la -rr- de aquellas formas es secundaria, como lo es la del sanabrés furricheira ‘diarrea’ frente al trasm. esfoura, lat. FĶRIA íd. (Homen. a M. P. II, 165), o la del anticuado furrieta ‘bravata, expresión de ira y enojo’ FURIA (Aut.), en los tres casos debida seguramente a una contaminación5; en cuanto a las citadas formas landesas, que Rohlfs (BhZRPh. LXXXV, § 118) declara de origen desconocido, se apartan marcadamente de huraño y furo por el sentido, y deberán relacionarse con el fr. ant. fuire o fure ‘furor’ (God.), cat. ant. fura ‘ahinco’ («a vostr’onor enteneu ab gran fura») que aparece sólo una vez en el afrancesado Fr. Oliver (h. 1460; Rom. LXII, 511), seguramente procedentes de FURIA; comp. alav. furo ‘furioso’ (Baráibar), ronc. bulur ‘colérico’, bulurgo ‘ira, cólera’, bulurrandi ‘serrote’ formas en que se transparenta el étimo FUROR de manera bastante clara (cf. Tovar DEVco.).

Pero creo decididamente que hay que apartar de todo esto el arag. furo (> cat. occid. íd.) y explicar a éste junto con huraño. Según indicó G. de Diego, el cambio de horaño en huraño se deberá a la contaminación de hurón, animal arisco por excelencia, cuyo nombre efectivamente ha tomado el sentido de ‘arisco, huraño’, aplicado a personas, en castellano moderno [fin S. XVIII, Moratín], hoy vivo en autores andaluces (RH XLIX, 145) y oído por mí en Almería y en otras partes. Al influjo de hurón se debe la u de huraño, y recíprocamente la relación con éste facilitó el que hurón se empleara como adjetivo; ahora bien, la coexistencia de las dos formas de igual radical ponía de relieve el sufijo de hurón-furón, y por lo tanto le daba carácter de aumentativo, de donde se sacaría en Aragón el seudoprimitivo furo; con tanta mayor facilidad cuanto que también se había sacado de FȢRO, -ĶNIS, como nombre del animal, un seudoprimitivo fura, usual en catalán y en lengua de Oc6.

DERIV.

Hurañía.

1 De Nebrija esta forma pasó a Percivale («foraño: fierce, wilde, savage, cruell», a. 1591) y a Oudin.―

2 «Argentarium dicimus eum qui habet summam olivarum, a quo accipiunt foranei; coactorem qui exigit nummos a circumforanis», ALLG III, 134-5.―

3 Así definía Peralta y además «animal coceador; mujer esquiva, cerrera; hacer fura alguna cosa: trasnocharla, hurtarla»; de ahí pasó a Borao. Kuhn registra furo ‘coceador’ en Ansó, Echo y Sallent (ZRPh LV, 600). El arag. y nav. furo no es propiamente ‘furioso’ (aunque Iribarren admita por sonsonete esta equivalencia), sino ‘huraño, fiero, mordedor, coceador’, y desde luego no sale de un *FURUS (sacado de FURIA), como pretende GdDD 2997a.―

4 Es secundario que la Ŭ de PURGARE se explique por una etimología diferente de PȢRUS (según dan a entender Thurneysen y M-L.), o se deba a la abreviación tan frecuente de la Ȣ ante sonante en sílaba cerrada (ŬNDECIM, VէNDEMIA, etc.).―

5 Habrá relación con el arag., alav., mej. y venez. furris o furrio ‘malo, despreciable’ (Toro G., BRAE VII; Acad.), val. furri ‘purria, cosa despreciable’ (M. Gadea, Tèrra del III, 17), que quizá vengan de furriel.―

6 M. P., Festgabe Mussafia, 388, parece mirar huraño como un derivado de FORARE ‘agujerear’, tal como picaño de picar o escuchaño de escuchar, pero quizá con contaminación de hurón, en vista del ast. furar (< FORARE) y de la definición «persona que se esconde como el hurón». Pero como el sufijo -año es poco vivo en español, justamente ese punto me parece oponerse tanto a una derivación de FORARE como de FUR, y apoyar la descendencia del documentado FORANEUS. En cuanto al mozár. furāniqûn, que podría significar ‘bandidos’ o ‘concejales’, en el glosario latino-árabe del S. XI, rabínico alforánica ‘nobles’ (Simonet, s. v. foránico), su sentido es demasiado dudoso para que podamos atrevernos a relacionarlo con huraño.