HUERCO, personaje mitológico que personifica la Muerte o el Infierno, del lat. ֊RCUS ‘Plutón’.

1.ª doc.: J. Ruiz; Cej. V, § 154.

Increpando al Amor escribió el Arcipreste de Hita: «estruyes las personas, los averes estragas, / almas, cuerpos e algos como huerco las tragas» (400b); por otra parte «ya llevasse el huerco a la vieja riñosa / que por ella convusco fablar hombre non osa» (828a), y en 1546c dirigiéndose a la Muerte: «enmudeces la fabla, fazes huerco del pecho»1; véase además 448b. La frase llevar el huerco ‘perderse’ se halla también en el Corbacho (2.ª parte, cap. 1), y el vocablo equivale a ‘infierno’ en Eugenio de Salazar (1568) según Fcha.; S. de Horozco por el mismo tiempo escribe «en el hombre necio y terco / nadie fíe ni se enhote: / huya dél como del güerco, / porque, de rabo de puerco / nunca sale buen virote» (BRAE IV, 386). Estaba muy divulgado el refrán «la casa fecha, y el huerco a la puerta», que aludía a la superstición de que la muerte acecha al que termina del todo su casa: figura ya en la colección atribuida al Marqués de Santillana (RH XXV, 161, n.° 394), lo repite Correas, y Aldrete lo relaciona ya, en la variante la casa acabada, el Huerco a la puerta, con el ORCUS clásico (Origen, 47v°2); esta identificación es patente en los lexicógrafos humanistas APal. («Plutón... que otros llaman huerco», 368d; análogamente 262d, 329b) y Nebr. («Uerco, dios del Infierno: Orcus»). Covarr., tratando de explicar aquel refrán, afirma que huerco en castellano antiguo había significado las andas en que llevan a enterrar a los muertos, pero como no hay otra noticia de tal ac. (tomada de Covarr. por Aut., aunque con nota de desusada) falta saber si no es más que una interpretación arbitraria del autor: en el refrán puede simplemente entenderse ‘la Muerte’; finalmente nos advierte este lexicógrafo que así llaman al «que está siempre llorando y triste, escondido en las tinieblas y oscuridad, por ser un retrato de la muerte». Judesp. huerco ‘demonio’, ‘astuto, marrullero’ (ZRPh. XL, 689). Más datos en el índice de Gillet a Torres Naharro. Para su papel. n las creencias asturianas, C. Cabal, RDTP II, 183-94. Comp. CAHUERCO.

En otros romances: gallego o Urco es una misteriosa deidad canina del Carnaval, vid. la revista Galicia, La Coruña, 1877, 2.° fascículo, especie de perrazo negro, con cuernos y orejas enormes, que habitaba a orillas del Lérez de Pontevedra en un paraje tenebroso (Eladio Rdz.), antes orco, empleado por Sarm. en sus coplas vulgares (n.° 363) como nombre de un ser mitológico (no está comprobada la ac. estar no orco ‘estar muerto’ que traen algunos diccionarios, desde el de F. J. Rodríguez, cf. Pensado, CaG., p. 90). Sin agotar el tema, ni mucho menos, recordaré que en catalán orc se emplea como adjetivo, en el Ribagorza con el sentido de ‘feo, escandaloso’, en el Pallars ‘lúgubre, siniestro’2, en Cerdaña ‘enfadoso, cargante’, en el valle de Ribes ‘malo, borrascoso (hablando del tiempo)’, en el de Camprodon ‘idiota, fatuo’, en Tortosa ‘necio’ (vid. BDC XXIII, 229, y Ag.); acaso sea también adjetivo en el último pasaje transcrito de Juan Ruiz. Podría ser que orc figurara en el sentido de ‘fantasma’, ‘coco’ o ‘monstruo’ en el trovador Guiraut de Calansó (h. 1200), faulas d’orc, aunque el texto no es seguro, vid. W. Keller, RF XXII, 228; en Córcega el vocablo ha tomado el sentido de ‘gigante’ (ARom. V, 99). Para el vocalismo de las formas italianas, órco en la lengua literaria, pero uorco en Nápoles y en el Sur, vid. Savj-Lopez, ZRPh. XXIX, 480; el it. alpino örc también corresponde a ŏ (ARom. XIII, 102, 179, 135, 137-8). Citan otros representantes romances M-L. (REW 6088), Riegler (ARom. VIII, 341) y Wartburg (ARom. IV, 278-9).

Entre otros que se han atribuído a este origen figura el fr. ogre ‘gigante devorador de niños’ [1527]; de ahí el cast. ogro [Terr.]. Pero hay grave dificultad fonética, que más bien conduce a partir del nombre ant. de los Húngaros, Ogur, ya que el fr. Ogre aparece en el S. XII como nombre de un pueblo exótico. De ninguna manera debe citarse en apoyo de aquella etimología de ogre un cast. huergo, que todos repiten de Diez, quien a su vez lo citaba de J. Ruiz 400, sacándolo de la ed. anticuada de Janer, ya que según Ducamin no hay en los manuscritos de este poeta otra forma que huerco3. Tampoco constituyen base firme ciertas formas bereberes mencionadas por Wartburg, pues es dudosa la interpretación de esas formas, vid. Schuchardt, Roman. Lehnwörter im Berberischen, 72-73.

Dejando aparte este punto está clara la evolución de ORCUS hasta las formas romances: los escritores cristianos hablaban del Orcus esuriens ‘infierno hambriento’, lo cual se interpretó como un ser vivo; por lo demás, son varios los autores clásicos que equiparan Orcus, como divinidad, al Plutón griego, o a Caronte (así San Isidoro, VIII, xv)4, Lucrecio lo equipara a la Muerte, y un texto vulgar como el Satiricón, al hablar de un soldado «fortis tanquam Orcus» parece ya emplear el vocablo en el sentido de ‘gigante’ más bien que ‘ogro’ (como traduce Ernout, LXII, 2). M. P. (Mél. A. Thomas, 295ss.; Oríg., 338-9) y Leite de V. (Mél. A. Thomas, 273ss.) derivaron del lat. ORCA ‘vasija’ una serie de nombres de lugar españoles y portugueses, tales como Huércal o Huércanos; sin negar esta posibilidad, teniendo en cuenta que este vocablo latino no ha dejado descendencia segura en iberorromance, quizá fuese más prudente partir de ֊RCUS en el sentido de ‘lugar subterráneo, caverna’, puesto que Navarro (1er Congr. de la Ll. Cat., 230) da al ribagorzano orc el significado de ‘cueva o abismo pavoroso’; sin embargo debo decir que dudo de la exactitud de esta definición y que durante mi visita a todos los pueblos de Ribagorza no he oído esta palabra empleada más que como adjetivo.

DERIV.

Huerca ‘la justicia’ gnía. [güerca, 1609, vocab. y romance de J. Hidalgo, vid. Hill].

1 ¿‘Infierno’? ¿‘Lugar cavernoso’ y de ahí ‘resonante al toser’? Así en G; S sustituye por fazes enronquecer el pecho, inaceptable métricamente.―

2 En este sentido parece emplearlo Verdaguer, Canigó VIII, 8.―

3 No está averiguado si tiene que ver con ORCUS el apellido asturiano Huergo.―

4 Aldrete cita también a San Agustín, De Civ. Dei, VII, iii.