HOPO, ‘copete o mechón de pelo’, tomado del fr. ant. hope (hoy houppe) ‘copete’, ‘mechón o tupé’, ‘borla’, y éste del fr. dial. hoppe, houppe (fr. huppe) ‘abubilla’, procedente del lat. ŬPŬPA íd.

1.ª doc.: 1605, Quijote.

Aut. sólo registra la ac. «rabo u cola que tiene mucho pelo o lana: como la de la zorra, oveja o hardilla», con las frases seguir el hopo ‘ir dando alcance a alguno’ y volver el hopo ‘escapar o huir’, que proceden de la imagen de la zorra u otras piezas de caza perseguidas; pero Oudin, además de «queue de renard», define «toupet de poil, et aussi la barbe, comme qui dirait une houpe», y ésta es la idea que debe formar la base de la locución sudar el hopo ‘trabajar con afán y fatiga’, que Aut. ejemplifica con el pasaje del Quijote (I, x, 31). Por otra parte, de la idea de ‘copete’ se pasó a la de ‘remate o extremo superior’ y de ahi que en germanía se tomara el vocablo por ‘cabezón o cuello del sayo’, ac. registrada por Juan Hidalgo (1609) y empleada por el propio Cervantes en sus comedias (ed. Schevill-B. II, 130). Cej. IX, § 137. No conozco más documentación antigua1.

Pero el vocablo es muy vivo actualmente, aunque de tono harto popular, y suele pronunciarse con h aspirada ( = j) (así en Villar de Corneja, Ávila: RFE XXIII, 234), como nota la Acad. para la ac. ‘rabo peludo o lanudo’; hay varias acs. derivadas: jopo ‘cabeza de la escoba’ y ‘cola de la zorra’ en dos pueblos de Jaén, opo ‘barredor del horno’ y ‘tirabrasas’ en dos de Almería (RFE XXIII, 247, 253-4), pero a gente de esta misma provincia he oído la pronunciación jopo, y por cierto en localidades donde no suele conservarse la aspiración; lo mismo en la Arg., con el matiz de ‘cabellera mal peinada, melena’2. Como el vocablo es ajeno a los romances vecinos3, no me parece dudosa su procedencia del francés: houppe es allí «flocon de plumes que certains oiseaux portent sur la tête», «petite touffe de poils en quelque partie du corps d’un animal», «chez les hommes, touffe de cheveux sur le devant de la tête» (Riquet à la houppe en Perrault), «petite touffe de poils étalés à l’extrémité d’une graine», «assemblage de fils de laine, de soie, formant un bouquet, une touffe», y lo hallamos documentado abundantemente desde la primera mitad del S. XIV (Guillaume le Muisi; God. IX, 770c; IV, 509c; hope en varios textos de los SS. XV-XVI); ahora bien, huppe es también ‘copete de ave’ y ‘borla’ (Rabelais), y de que se aplicó a las personas es prueba el frecuente adjetivo huppé ‘encopetado, de alto rango’, de suerte que no vacilo en dar la razón a Spitzer (ZRPh. XLV, 587) cuando identifica las dos variantes del vocablo con huppe ‘abubilla’, pájaro caracterizado por su copete, procedente del lat. ŬPŬPA; y ni siquiera es preciso recurrir a un cruce con toupet, toupe, como hace Bloch, puesto que houppe existe en los dialectos como nombre de la abubilla: Roland (Faune II, 99-101) cita houppe en Normandía, hoppe o houpp houpp en el País de Metz, oupotte en el Franco Condado, houppette en Châtillon-sur-Seine. Claro está que ha de ser variante muy antigua, como que ha conservado el timbre vocálico correspondiente al del étimo ŬPŬPA, en tanto que la forma literaria huppe lo modificó por onomatopeya, y a la misma razón obedece la h- inicial. Porque el fr. houppe y huppe tenía h aspirada, lo cual nos explica la pronunciación española jopo. No hay, pues, dificultades, pues nadie tendrá escrúpulo, en este extranjerismo introducido por la moda femenina o el lenguaje técnico, en admitir el cambio de género la houppe > el hopo (quizá a causa de el copete, el tufo, el mechón)4.

No son admisibles, semánticamente ni en otros aspectos, las varias etimologías hasta aquí propuestas: neerl. hoppe ‘lúpulo’, por las flores que rematan esta planta, Diez (Wb. 616); neerl. hoop ‘montón’, Brüch (ZRPh. XXXVIII, 693), M-L. (REW 4173) y Gamillscheg (EWFS); y menos que nada es admisible la afirmación de Brüch de que el cast. hopo pueda venir directamente de un gót. *HAUPS ‘montón’, pues como ya le observa M-L., la H- del germánico no se conserva nunca como h aspirada castellana, en los germanismos directos.

DERIV.

Hopear [Aut.]. Hopeo. Joparse arag. y rioj. ‘huir’, propiamente ‘volver el hopo’.

1 Cej. en su diccionario del Quijote cita de Hernán Núñez (1555) un refrán aportuguesado, que sería importante no sólo como el ej. más antiguo, sino por la variante que contiene, más cercana al francés, pero por falta del libro de Núñez no puedo comprobar la exactitud de la cita: «A moller, por rica que seja, el hope den: muyto más deseja.» Dar el hopo sería lo mismo que dar la cola o volver el hopo, es decir, marcharse el pretendiente, afectar indiferencia. Hoy no sé que exista el vocablo en portugués. La Acad. registra la interjección ¡hopo! con el sentido de ‘¡largo de aquí!, ¡afuera!’.―

2 «La mujer, cuando quiere, / yo lo conozco, / se alarga la pollera, / se peina el jopo», copla popular en Mendoza (Draghi, Canc. Cuyano, p. 410). «El viejo impaciente... se rascó el jopo gris, se tiró de la oreja», L. Barletta, La Prensa de B. A., 25-VIII-1940. «Notamos a la yeguada observarnos con ojos de matreras, con las orejas enhiestas, con el jopo caído sobre la frente en aire de extrañadas, bufando de miedo», Borcosque, A través de la Cordillera, 80.―

3 Pero el gall. foupa ‘pachorra, cachaza’ (Irm. da Fala, Voc.) parece ser esto mismo (con gall. f = h aspirada, y ou = cast. o), aunque también significa en algunas partes ‘brezo’ (Carré), y en port. minhoto es ‘hoja de pino’ (en Melgaço), lo cual nos acerca a la familia que trato en la nota 4 a CHISPA (Limia fòpa ‘chispa’), pero como esta misma familia es de etimología compleja e incierta, esto no excluye la afinidad con hopo, cf. el fr. toupet ‘desvergüenza, pachorra’; foupeiro ‘cachazudo, pachorrudo, lento’, Melgaço foupeira ‘hojarasca de pino’.―

4 Pero en California dicen sudar la hopa según R. Duarte.