HERALDO, tomado del fr. héraut íd., y éste del fráncico *HERIALD ‘funcionario del ejército’, compuesto de HERI ‘ejército’ y WALDAN ‘ser poderoso’.

1.ª doc.: «Faraute de lenguas: interpres», Nebr.; heraldo, 1605, Sandoval.

En francés hallamos hiraut desde el S. XII (Chrestien; Guillaume le Maréchal), forma que sigue siendo corriente en el XIII, pero heraut, que ya aparece h. 1200 (R. de Houdenc), se generaliza en el XIV. Como nombre propio aparece el germánico Chariovalda ya en Tácito, y las formas Haraldr y Heriold en textos muy antiguos de Escandinavia y Baja Alemania; como se ve por estas últimas variantes, y por las análogas de muchos nombres propios en -WALD, la -W- de esta terminación se eliminaba tras vocal desde fecha antigua: de ahí la forma fráncica *HERIALD, que se romanizaría demasiado tarde para trasponer su I ante la R (como hubiera ocurrido en una palabra latina en condiciones semejantes); el alem. herold, el ingl. herald y demás formas de las lenguas germánicas modernas, son galicismos; lo mismo cabe decir de todas las formas romances. Comp. M-L., REW 4115b; Gamillscheg, EWFS s. v., R. G. I, 171; Klüge, s. v. El castellano tomó el vocablo primero del francés medieval, cambiándolo en faraute, con la sustitución usual de la h aspirada francesa; posteriormente se modificó el vocablo bajo el influjo del b. lat. heraldus y del it. araldo (ambos de origen francés)1; heraldo figura ya en Covarr., pero C. de las Casas (1570) traduce araldo sólo por faraute, embaxador y corredor, y Percivale (1591) traduce heraud por mensajero y rey de armas, y faraute por interpretor. Rey de armas era la antigua equivalencia castellana del vocablo francés. En cuanto al antiguo faraute, significaba sobre todo ‘mensajero de guerra’ e ‘intérprete’2, como se ve por los artículos embaxador e intérprete de Nebr.; con la primera de estas acs. figura en Antonio de Guevara (1539: Fcha.), en Antonio Agustín (1587), en el Diario de Fr. Juan de Lerma (S. XVI)3, etc., con la segunda todavía en el Estebanillo González (1646), pero ya Aut. lo declara anticuado; además era ‘el que al principio de la comedia hace el prólogo o introducción’ (Covarr.), y pronto tomó acs. peyorativas, pues partiendo de la idea de ‘mensajero’ se pasó a ‘alcahuete’ (Covarr.) y ‘criado de mujer pública o de rufián’ (J. Hidalgo); por otra parte, de ‘heraldo’ se pasó a «el entremetido y bullicioso que quiere dar a entender lo dispone todo» (Aut., con ej. de Quevedo). En esta nueva ac. el vocablo tuvo fortuna, pues del castellano pasó al valenciano4 y al fr. faraud «fat de mauvais ton» [1628 pharo en texto jergal; faraud, 1743, según Bloch; según Wartburg, se hallaría en la jerga desde el S. XVI]5, no parece ser éste el origen del it. farabutto ‘bribón’ (en Nápoles frabutto «cattivo» desde 1689; en la lengua literaria desde princ. S. XIX, pero en Florencia era todavía neologismo h. 1830: Zaccaria); vid. contra la opinión de Schuchardt, ZRPh. XXVIII, 130 ss., la dicho aquí s. v. FILIBUSTERO 6.

DERIV.

Heráldico [S. XVII, Moret]; heráldica.

1 Aut. advierte que es incorrecto decir haraldo.―

2 También alguna vez ‘heraldo’, como en el arcaizante Mariana. F. de Oviedo emplea en este sentido haraute (Fcha.).―

3 «Farautes y mensajeros no deven ser prisioneros: debent legati turpia, nulla pati», BRAE XVII, 238.―

4 «Els... farautes de Manises: s’aplica el sobrenòm... per ser tan xarradors», Martí Gadea, Tèrra del I, 156.―

5 Muy extendido en los dialectos: en el Canadá «cavalier» (MLN XL, 116), en el Mouzonnais «qui s’habille avec recherche; fat, orgueilleux, poseur, joli coeur» (Revue de Champagne et de Brie 1897, 553), Forez faraou «riche et se faisant valoir» (Gardette, Pouèmes dou Païsan, 117), etc.―

6 Los diccionarios etimológicos franceses, y el REW de M-L., todavía vacilan acerca de la procedencia del fr. faraud, y se inclinan por creerlo tomado del occitano antiguo, pero faraut en este idioma sólo se halla en antiguos textos gascones, donde no es más que la representación gráfica de la pronunciación haraut con h aspirada; un oc. faraut no ha existido hasta fecha reciente, con la ac. francesa y tomado del francés. La transcripción de la h aspirada por f- se produce, en cambio, en la Península Ibérica. El origen español del fr. faraud está hoy fuera de dudas.