HELGADO, ‘que tiene los dientes ralos’, ant., probablemente del lat. FէLէCATUS ‘semejante al helecho’, por comparación con los dientes o cortaduras de las hojas de esta planta.

1.ª doc.: afelgado, 1438, Martínez de Toledo; helgado, Nebr.

Escribe aquel autor «ombres crespos e bermejos... que tienen... la boca grande, ceceoso, tartamudo, los dientes afelgados e dentudos», Corbacho (ed. P. Pastor), p. 200. Nebr. define «discrimina dentium habens». Según J. de Valdés «Librixa pone helgado por hombre de raros dientes, yo nunca lo he visto usado, y... no teniendo otro que sinifique lo que él, sería bien usarlo» (Diál. de la L., 108.5). Aut. interpreta «que tiene los dientes desiguales», pero se basa en Nebr., y advierte que es voz anticuada (falta en Covarr.)1. Correas (1626) cita el proverbio «Bermejo, cordobés y diente ahelgado, llévelo el diablo»; otros refranes traen la variante enfergado (Pagés). Hoy es palabra olvidada fuera de Asturias, donde todavía se dice «felgado, persona de dientes ralos» (Rato). No se ha propuesto otra etimología que la indicada arriba, de la Acad. (eds. del S. XX), que es plausible, sobre todo en vista de la existencia de felgo y felga ‘helécho’ en el Bierzo, Galicia y Portugal (V. HELECHO). Prueba de que esta característica del helecho llama popularmente la atención son los port. dentebrum y dentebrura, nombres de variedades de esta planta, FILICATUS, en cuanto calificativo de un adorno, figura en Cicerón.

DERIV.

Helgadura [«discrimina dentium», Nebr.]

1 Oudin se basará en Nebr.: «helgado: qui a les dents loin l’une de l’autre». Sobrino (1705) trae ahelgado con definición análoga. Terr. advierte que otros dicen halgado, pero reconoce que ambos están anticuados.