HE, adverbio que unido con aquí (y a veces con allí o ahí) sirve para mostrar una persona o cosa, tomado del ár. (pron. vulgar ), que tiene el mismo valor.

1.ª doc.: fe y afé, Cid; he, fin S. XII, Auto de los Reyes Magos («Rei, ¿qué te plaze? He nos venidos»).

Es muy frecuente en el Cid, por lo general seguido de un pronombre o de un sustantivo. La forma aspirada se halla también en Berceo («he aquí la re?na, desto seÿ segura: / sy te ffalla en tierra abrá de ti rencura», S. Or. 128c). Es la grafía más corriente, ya en la Edad Media: de fe sólo conozco ej. (por lo demás inseguro) en el Purgatorio de S. Patricio, texto leonés del S. XIII1, uno en J. Ruiz (feme ‘heme aquí’, 1458), y uno de afélo en el Libre dels Tres Reys. En cambio, evos un cavallero (P: fevos), Alex. 961b; hevollos, Alex. 1090; hela, J. Ruiz, 1502b; ahey, es decir, ahé hi ‘he ahí’, en las Glosas de Munich, aragonesas, S. XV (RF XXIII, 249); ahéos ‘heos aquí’ Libro de los Gatos, Rivad. LI, 557; y los varios ejemplos de ahé en el S. XV que cita el DHist. Esta última forma estaba ya anticuada en tiempo de Juan de Valdés (1535): «ahé, que quiere dezir ecce, ya no se usa, no sé por qué lo avemos dexado, especialmente no teniendo otro que sinifique lo que él» (Diál. de la L., 102.8).

La combinación he aquí, que ya se encuentra alguna vez (fe aquí) en el Cid y en Berceo, tiende a generalizarse desde el S. XV (Nebr.: «he aquí, adv., en, ecce, eccum; helos allí; helos aquí; helo aquí, hela aquí», pero todavía «he, adv. para demostrar: en, ecce»), de suerte que más tarde se pierde el empleo aislado de he (a no ser en la lengua arcaica del romancero: helo, helo por viene), y Aut. sólo registra la combinación con aquí (con ejs. de Sta. Teresa y de Francisco de la Torre Sevil, a. 1674), que no contentaba a Valdés («muchos dizen he aquí por veis aquí, yo no lo digo», Diál. de la L., 109.2). En el período renacentista se percibió he como un verbo en imperativo, y de ahí que se le diese un plural heis, empleado por Timoneda2 y Lope, o hes (plural vulgar del tipo creés por creéis), empleado por J. del Encina y por Salazar; del mismo origen será, en mi opinión, el port. eis ‘he aquí’3.

Más documentación acerca de he y variantes en Pietsch, Mod. Philol. II, 197-224; MLN XXVII, 174; Cuervo, n. 80 a la Gram. de Bello, adición, p. 134. Como etimología se propusieron sucesivamente VIDE ‘ve’, AD FIDEM ‘a fe’, HABE o HABTE, imperativos de HABRE, y lat. EN ‘he aquí’ (REW1, 2866; ya rectificado en REW3 4089a), pero M. P. (l. c.) demostró el origen arábigo, llamando la atención sobre la abundancia de formas medievales en h-, en textos que conservan siempre la F- latina; por otra parte, las formas con f- prueban que la h era aspirada, y que por lo tanto el vocablo no puede venir de HABERE. El estudio de Cuervo en Disq. 1950, 80-88, aunque ya superado en sus conclusiones etimológicas, conserva valor por su ejemplificación y algunos de sus razonamientos.

1 «Nos as servido fiel miente fasta agora, et fe te hemos atanto amor que tu creyendo nuestro conseyo... levar te hemos hasta la puerta...», Homen. a M. P. II, 227.―

2 «Dijo el caminante: ―heis aquí dónde cagué―. Respondió la guarda...», Sobremesa, Rivad. III, 174.―

3 Ya frecuente en el S. XVI, Moraes. Se emplea también en gallego, donde ya lo admite Lugrís, pero no Vall. ni creo que lo registre nunca Sarm.; «eis o arte!» Castelao 89.19, «eis, logo o Castelao pintor» M. Dónega en su Escolma de este escritor, 1964, p. 12.9, etc. Pero al menos al principio, lo que se empleó fué sólo ei, como correspondía a un imperativo (HAB)(T)E, del cual luego se extraería eis con la -s de veis y la de tantos adverbios. Es la única forma que aparece en textos arcaicos, como las Ctgs.: «ei-vo-lo acabado», «ei-me acá, ei-m’acá» (267.103, 147.5, etc., V. el glos. de Mettmann); el ms. T cambia este ei-m’acá en aquei m’acá, lo cual, por cierto, nos ilustra sobre el origen de las formas como eiquí = aquí del gall. moderno. También Vall. recogió formas conexas: «ei istá Jan; que diga se n’é certo» (cf. velai está de que doy noticia s. v. VER), «ei-d’apuxa!» y en su Suplemento ei! «hele» (y aun en parte «ei da casa!» para hacerse atender o pedir entrada). Suele derivarse erróneamente de ECCE, lo cual es imposible desde el punto de vista fonético, como ya observa Nunes, pues habría dado *ece; o bien de HABETIS o de VIDETIS, lo cual no está probado filológicamente y es poco verosímil. Las citadas formas castellanas resuelven la cuestión.