HE, adverbio que unido con aquí (y a veces con allí o ahí) sirve para mostrar una persona o cosa, tomado del ár. hâ (pron. vulgar hê), que tiene el mismo valor.
1.ª doc.: fe y afé, Cid; he, fin S. XII, Auto de los Reyes Magos («Rei, ¿qué te plaze? He nos venidos»).
La combinación he aquí, que ya se encuentra alguna vez (fe aquí) en el Cid y en Berceo, tiende a generalizarse desde el S. XV (Nebr.: «he aquí, adv., en, ecce, eccum; helos allí; helos aquí; helo aquí, hela aquí», pero todavía «he, adv. para demostrar: en, ecce»), de suerte que más tarde se pierde el empleo aislado de he (a no ser en la lengua arcaica del romancero: helo, helo por dó viene), y Aut. sólo registra la combinación con aquí (con ejs. de Sta. Teresa y de Francisco de la Torre Sevil, a. 1674), que no contentaba a Valdés («muchos dizen he aquí por veis aquí, yo no lo digo», Diál. de la L., 109.2). En el período renacentista se percibió he como un verbo en imperativo, y de ahí que se le diese un plural heis, empleado por Timoneda2 y Lope, o hes (plural vulgar del tipo creés por creéis), empleado por J. del Encina y por Salazar; del mismo origen será, en mi opinión, el port. eis ‘he aquí’3.
Más documentación acerca de he y variantes en Pietsch, Mod. Philol. II, 197-224; MLN XXVII, 174; Cuervo, n. 80 a la Gram. de Bello, adición, p. 134. Como etimología se propusieron sucesivamente VIDE ‘ve’, AD FIDEM ‘a fe’, HABE o HABୱTE, imperativos de HABୱRE, y lat. EN ‘he aquí’ (REW1, 2866; ya rectificado en REW3 4089a), pero M. P. (l. c.) demostró el origen arábigo, llamando la atención sobre la abundancia de formas medievales en h-, en textos que conservan siempre la F- latina; por otra parte, las formas con f- prueban que la h era aspirada, y que por lo tanto el vocablo no puede venir de HABERE. El estudio de Cuervo en Disq. 1950, 80-88, aunque ya superado en sus conclusiones etimológicas, conserva valor por su ejemplificación y algunos de sus razonamientos.
1 «Nos as servido fiel miente fasta agora, et fe te hemos atanto amor que tu creyendo nuestro conseyo... levar te hemos hasta la puerta...», Homen. a M. P. II, 227.― ↩
2 «Dijo el caminante: ―heis aquí dónde cagué―. Respondió la guarda...», Sobremesa, Rivad. III, 174.― ↩
3 Ya frecuente en el S. XVI, Moraes. Se emplea también en gallego, donde ya lo admite Lugrís, pero no Vall. ni creo que lo registre nunca Sarm.; «eis o arte!» Castelao 89.19, «eis, logo o Castelao pintor» M. Dónega en su Escolma de este escritor, 1964, p. 12.9, etc. Pero al menos al principio, lo que se empleó fué sólo ei, como correspondía a un imperativo (HAB)ୱ(T)E, del cual luego se extraería eis con la -s de veis y la de tantos adverbios. Es la única forma que aparece en textos arcaicos, como las Ctgs.: «ei-vo-lo acabado», «ei-me acá, ei-m’acá» (267.103, 147.5, etc., V. el glos. de Mettmann); el ms. T cambia este ei-m’acá en aquei m’acá, lo cual, por cierto, nos ilustra sobre el origen de las formas como eiquí = aquí del gall. moderno. También Vall. recogió formas conexas: «ei istá Jan; que diga se n’é certo» (cf. velai está de que doy noticia s. v. VER), «ei-d’apuxa!» y en su Suplemento ei! «hele» (y aun en parte «ei da casa!» para hacerse atender o pedir entrada). Suele derivarse erróneamente de ECCE, lo cual es imposible desde el punto de vista fonético, como ya observa Nunes, pues habría dado *ece; o bien de HABETIS o de VIDETIS, lo cual no está probado filológicamente y es poco verosímil. Las citadas formas castellanas resuelven la cuestión. ↩