HÓRREO, ‘edificio rústico de madera para guardar grano y otros productos agrícolas’, ast., del lat. H֊RRĔUM ‘granero’.
Según indica el texto de Nebr. no parece nunca haber sido de uso general; también
Aut. lo da como propio «de los labradores de Galicia, Asturias y otras partes», y cita ej. de Ambrosio de Morales, que habla de «aquella tierra» (otro ej. de Yepes). Hoy en Asturias dicen
orru, V. la descripción en Rato
2.
El vocablo parece ser hereditario ―lo cual es posible según la fonética de esta región―, aunque la
e de la forma
hórreo se deberá a una reacción latinizante. Está ampliamente difundido en la toponimia portuguesa (Silveira,
RL XXXIII, 246-8); el
hórreo es vieja y arraigada construcción rústica en Galicia
3 V. tipos muy primitivos de hórreos («canastos» y «porpiaños») en Vic. Risco,
Terra de Melide, p. 357. En catalán
orri es vivo sobre todo en los Pirineos, donde ha pasado por lo común a designar las chozas en que los pastores hacen queso y ordeñan (para este cambio semántico, vid. Krüger,
Hochpyr.
A, I, 66), pero la ac. originaria ‘granero’ parece subsistir todavía en los Privilegios del Valle de Áneu (a. 1408:
RFE IV, 48), y de ella procede la locución común
a orri ‘a granel’ (Valencia),
en orri(
s) ‘de cualquier manera, malgastando’: de ahí está tomado el murc.
anorre o
en horri «a granel» (que la Acad. escribe
en orre, sin nota de regional; Cej. V, § 135)
4; mientras que la forma
a horro empleada en el castellano de Tous o de Énguera, prov. de Valencia (N. Primitiu,
El Bilingüisme Valencià, p. 34), parece huella de una antigua forma local aragonesa; en cuanto al andaluz
a horro «a cuestas, en cuestas» (
tuvo que subirlo a horro todo el cerro), A. Venceslada, quizá viene más bien del cast.
HORRO ‘sin pagar (sin esfuerzo)’. Fuera de la Península Ibérica el vocablo subsiste solamente en ciertas hablas occitanas, sardas y meridionales de Italia (
REW 4186).