GUITARRA, del ár. kītâra íd., y éste del gr. κιȎǡρα ‘cítara’.

1.ª doc.: J. Ruiz.

Este autor distingue entre la guitarra morisca y la guitarra latina; para detalles véase M. P., Poes. Jugl., pp. 67 y 58 (donde se citan además las formas quitara y quiterna). Para historia del instrumento, Ad. Salazar, NRFH VII, 118-26. Además, acerca del origen y transformaciones de este instrumento, vid. St. Harrison, RH XLI, 219-23, y A. Bernier, RH XLI, 674-8. Más documentación antigua, en inventario aragonés de 13731; guitarra serranista (léase serranisca ‘tocada por serranos’), P. de Alfonso XI, 408; «celes es guitarra con que tañen», APal. 69b (otros ejs. 1604, 249b), y es vocablo muy frecuente y popular desde los clásicos (Cervantes, etc.). Directamente del árabe se tomarían también el port. y el cat. guitarra2, de donde oc. ant. guitara (un ej. del S. XIV en Raynouard). Quizá proceda directamente del árabe, en vista de su consonantismo discrepante, el it. chitarra, que según la Crusca ya se halla en Fazio degli Uberti (S. XIV)3. Desde luego la puerta principal de entrada en Europa para este arabismo no fué Italia, como creyeron algunos, sino España, según ya reconoce W. F. Schmidt (BhZRPh., IV, 70), y como es natural por el influjo de la lírica hispanoárabe en Francia (V. ESTRIBOTE): el fr. guitare aparece no sólo desde 1547, en que se hace frecuente, sino que guitere o guiterne se halla ya en un texto anglonormando de med. S. XIII (P. Meyer, Rom. XXXVII, 225), guiterne en el Roman de la Rose, kitaire en el S. XIII (Adenet, etc.), guinterne en Rabelais («Quaresmeprenant a... les pieds comme une guinterne» IV, cap. 31, p. 124); por lo menos las formas en é serán de procedencia catalana (vid. la nota). En árabe hallamos ȳȶara ya en fuente hispánica del S. XI, kaȳȶâra en otra del S. XIII, kittâra en el Xaleɏí, qitâr en Almacarí, hoy qītâra en todo el Norte de África y qītâr o qītâra en Oriente, vid. Simonet, s. v.; Dozy, Suppl. II, 308. Pero dado el mantenimiento del acento griego (opuesto al del lat. CITHRA) y la conservación de la velar inicial oclusiva, es seguro que el vocablo no pasó de Europa a los árabes por España, como da a entender Simonet, sino desde el griego al árabe en Oriente, y el árabe lo trasmitió al romance, probablemente después de cambiar el tipo del instrumento musical.

DERIV.

Guitarrazo. Guitarreo. Guitarrero; guitarrería. Guitarresco. Guitarrillo. Guitarrista. Guitarro. Guitarrón ‘hombre sagaz y picarón’ [Acad. ya 1843].

1 «Una guitarra encordada, en diez sueldos», y otro ej., BRAE IV, 347.―

2 El ej. que cita Ag. es lo mismo que el siguiente, del S. XV: «les cordes de la guitarre deven esser proporcionades per sonar, e més les val amollar e fluxar que rompre per masa tibar», Breviloqui de J. de Gal·les, p. 141.―

3 Hay quintara en los glosarios alto-italianos del S. XV publicados por Mussafia; chitéra en bergamasco antiguo (Mussafia, Litbl. XV, 57); chiterra en Ótranto y en el Logudoro. Desde luego no hay que pensar en una pronunciación culta del lat. CITHARA, según quiere Niedermann (Litbl. XLV, 309); y para las últimas formas tampoco convence un cruce del vocablo árabe con el lat. vg. CÍTHERA del Appendix Probi, como sugiere M. L. Wagner (ASNSL CXXXV, 104, n. 1). Más bien podría haber cruce con el cat. vg. guiterra, vivo en Mallorca y en el Alguer (BDLC XIV, 207; XI, 49; AORBB VII, 44; V, 158); desde luego tiene este origen el sasarés ghinterra. El paso de -arra a -erra se halla en otros arabismos catalanes: gerra ‘jarra’, magerra (BDC XXIV, 44).