GUARANGO, arg., urug., chil., ‘torpe, grosero, incivil’, parece sacado del per., ecuat. y venez. guarango ‘Acacia Cavenia, árbol semejante al aromo y al algarrobo, pero más rústico y de madera fuerte’, a causa de esta dureza y rusticidad; en cuanto al nombre de árbol, procede del quichua, pero ha habido una confusión entre el nombre de este árbol y el del tamarisco, waránwaଖ y waránku, confusión que ignoramos si ocurrió realmente en el idioma o debe atribuirse sólo a los lexicógrafos.
1.ª doc.: guarango ‘algarrobo de las Indias’, 1653, Padre Cobo; ‘torpe, grosero, inculto’, 1854, Ascasubi, Aniceto el Gallo, 82, 235.
En cuanto a la etimología, para el nombre de árbol citan Lenz y Friederici el quichua huarancu; pero se observa que como palabra quichua sólo citan esta forma fuentes modernas, como Grimm (1896), Lobato (1901) y el Vocabulario Políglota (1905); ahora bien, según Lira, waránku es nombre del tamarisco o taray, mientras que el algarrobo se llama waránwaଖ y la acacia (planta leguminosa de flores rojas) es wáran1. Ahora bien, el algarrobo americano y la Acacia Cavenia son árboles análogos, pero el tamarisco no es más que un arbusto; luego es de creer que waránway sea derivado de wáran, mientras que waranku puede ser algo completamente distinto. Es perfectamente posible que waránway se castellanizara en *guarangua, de donde guaranguo > guarango, por terminar en -o la mayor parte de nombres de árbol en castellano, y que las formas como huarancu ‘algarrobo’ que varios autores modernos atribuyen al quichua sean en realidad la forma castellana más o menos aindiada en su terminación. De hecho González de Holguín (1608) parece dar la razón a Lira cuando éste dice que el quich. waránku es el ‘tamarisco’, pues aquel autor lo define «cardón grande que echa cápsulas», y, en efecto, el tamarisco es arbusto espinoso como el cardón y tiene un fruto capsular2. Por otra parte Lafone recogió guaranguay ‘arbusto de flor amarilla’ en Jujuy3 y huaranhuay «garrocha, una Bignonia», de suerte que cabe pensar si el que padeció confusión fué más bien Lira, o si realmente la confusión existe en el lenguaje vivo; nótese, en este sentido, la observación de Cobo de que en el Perú se conocen por guarango cinco o seis especies de árboles muy parecidos entre sí, que casi todos echan unas vainas como algarrobas; luego pudo aplicarse un mismo nombre al algarrobo y al tamarisco por la forma capsular o de vaina que tiene el fruto de ambos, y entonces tanto waránku como waránway serían derivados de wáran, y el nombre castellano procedería realmente del primero. Aut. escribe quarango (V. aquí s. v. QUINA), quizá por errata.
1 De éste procede el tucumano guarán: «laureles, ceibos, guaranes y talas a los dos lados del camino», Fausto Burgos, La Prensa de B. A., 9-XI-1941; «salieron juntos a pie, por el camino de ceibos, guaranes y laureles», íd., ibid., 25-I-1942.― ↩
2 La edición de que me sirvo (1901) trae huarako, y la de 1608 huaracco (según Lizondo), pero será errata por huaranko, puesto que va entre huaranca y huararani. Falta todavía en Fr. D. de Sto. Tomás.― ↩
3 Esta forma figura también en el Canc. Popular de Jujuy por Carrizo (V. glosario del mismo). ↩