GRIFO, ‘animal fabuloso’, ‘llave de cañería’, adj. ‘erizado, enmarañado, crespo’; tomado del lat. tardío grǴphus (lat. gryps) ‘grifo, animal fabuloso’, y éste del gr. Ɣρύψ, Ɣρυπóς, íd.; la segunda ac. se explica por la costumbre de adornar con cabezas de personas o animales las bocas de agua de las fuentes; la tercera, por el aspecto erizado de la fiera mitológica del mismo nombre.

1.ª doc.: grifo, como nombre de una especie de águila, S. XIII, ms. bíblico escurialense I·j·8 (Bol. Inst. Filol. Ch. IV, 310-1); 1.ª ac. APal., 185d, 31d, 467b, Nebr.; 2.ª ac., Acad. 1884, no 1843 (ej. de Pérez Galdós, en Pagés); 3.ª ac., Quiñones de B., † 1651 (NBAE, XVIII, 596).

Las aplicaciones ornamentales del grifo son numerosas en la Edad Media; era frecuente, en particular, hallarlo en Aragón como adorno de paños y vestidos diversos: «panyo de oro viello, con grifios y sierpes; otro panyo de seda verde; con leones y papaguayos», invent. de 1411 (BRAE IV, 530; igual forma en 1390); «otra casulla de panyo d’oro, el campo morado e los grifies e fullages d’oro... Otra casulla... los grifies d’oro», íd. 1368 (IV, 212); «un enfforro de ffaldillas de un vestido de griffes», íd. 1497 (II, 93).

Es conocida la costumbre de hacer salir el agua de las fuentes y pilas por la boca de un monstruo o figura bestial o humana; de ahí una serie de denominaciones de los grifos o llaves: fr. robinet (del fr. dial. robin ‘carnero’), cat. aixeta, arag. jeta (propiamente ‘jeta o boca bestial’, V. SETA), alem. hahn (prop. ‘gallo’), ingl. cock (íd.), Vendée, Vienne, D.-Sèvres ja, jo (íd.), Jura, Bearne poule, valón cran (prop. ‘grulla’), H.-Marne chèvre, etc. (Rohlfs, ASNSL CLV, 260-1). En Francia se empleó de la misma manera griffon [S. XIV], hoy vivo en casi toda la Provenza y en la Lozère (FEW IV, 297b; W. Hering, ZRPh. LVII, 388, 409-10), y el oc. grifol ‘fuente pública’ [S. XV], hoy conocido en el Languedoc, Rouergue, Cantal y Pirineos gascones. En España aparece con este sentido crifó en el Cartoxà de Roís de Corella (Valencia, S. XV), y hoy se emplea grifó en este sentido en toda Mallorca (Amengual; ALC, mapa 46). En castellano aparece primero grifón (Acad. ya 1817), y después grifo; aunque grifón como nombre del animal fabuloso no es del todo inaudito en España (así en Alex., 2333), cabe plantearse el problema, en vista de estos datos, de si grifo ‘canilla, llave’ es derivado regresivo de grifón y éste es importación francesa o galorrománica.

El adjetivo grifo ‘de cabellos enmarañados’, que aparece ya en Quiñones de B., era bien conocido de los académicos que redactaron Aut. En América se aplicó a una especie de mulatos y con este sentido pasó el vocablo al francés (Trévoux) y al inglés (Hist. Dict. of American English). De la idea de ‘erizado’ proceden también el pallarés grifos o grifes o grius de fred ‘escalofríos’ (BDC XXIII, 294), mall. grifar-se, menorq. grifar ‘impacientarse en exceso’ (AORBB II, 54; BDLC VI, 133; XIII, 213), cat. esgarrifar-se ‘horrorizarse’, ‘sentir escalofríos’.

Letra grifa ‘especie de cursiva’ [Aut.; cita que no puedo fechar], parece derivado de nuestro vocablo sólo en forma indirecta, a través del nombre del impresor lionés Sebastián Grif o Grifio, que la inventó, según Terr. En Lope (Dorotea II, ii), grifo aparece en el sentido de ‘rapaz, arrebatador’ (Terr.)

DERIV.

Engrifarse ‘ponerse encrespado y erizado’ [Fr. L. de Granada, Quevedo; -ar tr., Rodrigo de Cota, HispR. XXVI, 276], también grifarse; engrifado.