GRESCA, ‘riña, pendencia’, ‘bulla, algazara’, del mismo origen que el cat. ant. gr(e)esca ‘juego de azar prohibido’, hoy gresca ‘bulla, alboroto’, fr. ant. griesche ‘juego de azar’; proceden del adjetivo GRAECէSCUS ‘griego’, por la fama de libertinos y pendencieros que tuvieron los griegos desde la República romana y desde las Cruzadas; la evolución fonética del vocablo indica que es de origen forastero en castellano, probablemente tomado del catalán, aunque ya en fecha antigua.

1.ª doc.: gresgar ‘reñir, pelear’, Alex.; gresgo, h. 1290, Crón. Gral., cap. 807; gresca, 1605, Rey de Artieda1.

El verbo gresgar figura en el Alex. (1767a) empleado como «infinitivo personal» leonés2; con valor parecido figura la misma palabra en las Cantigas (259, estrofa 2). Un masculino gresgo ‘disputa, pelea’ está en la 1.ª Crón. Gral. («aviendo gresgo este papa Gregorio con los otros dos sobre razón del apostoligado»), en la Gr. Conq. de Ultr. (p. 494), en la Crónica de 1344 (cita en la ed. de Guillén de Castro, Cl. C., p. 13) y en el Canc. de Baena (W. Schmid); una variante griesgo se halla en las Leyes de Moros de Castilla la Vieja, del S. XIV (Mem. Histórico Esp. V, 60: «o por otras cosas, que se levantan griesgos entre el omen et la muger»), y en una farsa de Fernando Díaz de h. 1520 (Kohler, Sieben Sp. Dram. Eklogen, p. 319, v. 76: se trata de una reyerta verbal acompañada de algunos golpes). De griesgo es reducción normal (como prisa o prisco de priessa, priesco) la forma grysgo que leemos en poesía de Villasandino: «pues de cada día nasçen / grysgos entre trobadores, / descendet, que non profasen, / Alto Rey, los burladores» (Canc. de Baena, p. 96); la Acad. (ya 1843) registra además griesco como anticuado.

Hoy estas formas están olvidadas, pero desde principio del S. XVII aparece la forma moderna gresca: así en Rey de Artieda, en Oudin («trouble, querelle, noyse, picque»), en Suárez de Figueroa (1615), en Quiñones de B.3 etc.; Aut. recoge además la ac. ‘ruido, confusión, alboroto’, con ej. de Manuel de León (h. 1690). Algo anticuado en el uso común español, sigue muy vivo gresca en América, en su ac. de ‘riña tumultuosa’: así por lo menos en la Arg.4, en Colombia5, etc. El vocablo no es propiamente portugués, aunque gresgar figure en las Cantigas6, y hoy se conoce grêsca «barulho sério entre indivíduos, em que elles se peguem, em que haja pancada» en Tras os Montes (RL V, 92). En cambio es y ha sido muy vivo en catalán (gresca con e abierta). Hoy predomina allí el significado ‘algazara, alboroto’, y en el dialecto central con el matiz de ‘alboroto alegre’, a veces ‘entusiasmo’ (engrescar ‘entusiasmar’); lo mismo en Tortosa y Maestrazgo, pero G. Girona lo recoge en manuscritos locales de esta comarca con el significado de ‘pelea, riña’ («joch de moure gresca»), que es el que le da el alcoyano Martí Gadea7. Esta ac. debe de ser tan antigua como en castellano, aunque no tengo documentación, pero los diccionarios la dan muy abundante de otro sentido, probablemente porque hoy ya no está en uso: Ag. y Balari dan 8 ejs. de gresca como nombre de cierto juego de dados practicado por tahures y rigurosamente prohibido, desde R. Lulio (fin del S. XIII) hasta fines del XV («que alguna persona... no gos jugar... a grescha ne a riffa ne a qualsevol altre joch de daus, exceptat de taules», bando barcelonés de 1445)8; se trataba de un juego ruidoso, en que abundarían las peleas («al joch de la gresca no cessen rebatre», Canç. Satír. Val., 78), lo cual explica el significado moderno. Ahora bien, es elocuente la variante graesca documentada en 1303 (Balari), grafía oriental en lugar de greesca, que coincide con el étnico greesc ‘griego’, resultando normal del lat. GRAECէSCUS según la fonética histórica catalana. Esta identidad nos la confirma el fr. ant. griesche ‘juego de azar’, p. ej. en las famosas poesías de Rutebeuf La Griesche d’Yver y La Griesche d’Esté (para las cuales vid. Julia Bastin, Rom. LXVI, 405), que coincide también con el fr. ant. griois, fem. griesche, ‘griego, a’.

También en castellano gresca se superpone con el antiguo greesco, -a, documentado, que yo sepa, una sola vez, en el Alex. («obra era greesca», 814b); pero la forma normal castellana del adjetivo étnico es grecisco (así en el ms. P del Alex., en la Gr. Conq. de Ultr., p. 200; en doc. de Sahagún de 1025―V. el glosario del índice de Vignau―; etc.), y, en efecto, la fonética castellana no permitiría la evolución de GRAECISCUS en greesco. Es inevitable admitir un préstamo, sea del catalán (donde cae entre vocales la Ci), sea del francés (donde griesche no es continuación fonética de GRAECISCUS, sino derivado de griu, grie, GRAECUS, -A, con adición romance del sufijo procedente de -iscus). Claro está que la duda no es posible, pues la forma castellana es muy diferente del fr. griesche, y coincide con el catalán: de éste debió, pues, tomarse el vocablo; es natural, puesto que los catalanes eran un pueblo mediterráneo con intereses comerciales, y más tarde políticos y militares, en tierras griegas.

Señalada someramente por Montoliu (BDC I,43), acogida con reserva por Jud (Rom. XLIV, 290), esta etimología fué documentada en parte por Tiscornia (M. Fierro coment., p. 419) y confirmada por Wartburg (FEW IV, 213a). Spitzer se esforzó por justificarla semánticamente (Litbl. XXXV, 205): fr. ant. griesche ‘juego de azar’ > ‘desgracia’ > comtois griesse ‘tristeza’. Creo con él que hay que arrancar desde el concepto que se tenía de los griegos en tiempo de la República romana, de donde los verbos graecari ‘ir de juerga’ («bien faire carous», Étienne) y pergraecari («vivite, pergraecamini!», ya en Plauto). La idea de libertinos y viciosos (el «amor griego») que se tenía entonces de este pueblo, se mantuvo o empeoró en los tiempos del Imperio y de Bizancio, y fácilmente pudo derivar hacia la de ‘tahures’ y ‘peleantes’, reforzada por la hostilidad con que acogieron más tarde a los Cruzados y los múltiples lazos en que trataron de envolverlos, y mantenida y alimentada por hechos posteriores9. Comp. griego ‘tahur, fullero’ en la Pícara Justina (ed. Puyol III, 184), argot fr. grive ‘guerra’, fr. grivois ‘libertino’, prov. grè «vagabond, filou», langued. (> fr.) grigou ‘avaro, sórdido’, fr. grec «tricheur» (FEW IV, 211b), fr. pie grièche ‘lanius excubitor’ (pájaro famoso por su carácter pendenciero), «femme criarde et querelleuse» (Oudin), etc. Pero ¿qué es lo primero: ‘juego de tahures’ o ‘reyerta’? Los dos pudieron aparecer simultáneamente, como son igualmente antiguos en el caso de rifa y rifar; si fuese segura la etimología griega de Baist ǦιưƲ ‘acción de echar’, aquí habría que partir del ‘juego’. El detalle fonético es evidente: greesc se castellanizaría durante la Edad Media en *greesgo (tal como risc correspondía a riesgo), de donde gresgo o griesgo, y el femenino gr(e)esca se tomaría con posterioridad. La conciencia de que griesgo significaba propiamente ‘griego’ fué causa de que el vocablo se cruzara en Castilla con la forma autóctona greguesco, resultando guirguiesca ‘juego de dados’ en los Libros del Acedrex de 1288 (302.6).

DERIV.

Engrescar.

1 «Angosto de collar, largo de busto, / te vi la vez que entrávamos en gresca, / y un zapato calzártele muy justo», Disc. de Artemidoro, ed. 1605, f° 84v°.―

2 «Rey esto avonda, quiéralo el senado, / assaz ovist contienda en lo que has ganado, / se tu en ál contiendes serás mal cosejado, / ca afogarte puedes con tan grueso bocado. / En gresgares connosco tu non ganas y nada, / non ayas contra nós achaque ni entrada». Es decir, ‘no ganas nada en (tú) pelear con nosotros’. El ms. P sustituye por el incoloro en g(u)errear. Así entiende ya M.-Fatio, Rom. IV, 46, y comp. la reseña de M. P. a la ed. de Morel-Fatio.―

3 «ALCALDE: ¿De qué vivís?;.. HOMBRE: De pelear. / ALCALDE: ¿Con quién peleáis? HOMBRE: Mire usted, / cuando alguna gresca hay / llego yo hecho un Lucifer, / y en tono de meter paz / la revuelvo, echado el ojo, / a quien lo puede pagar», NBAE XVIII, 825b.―

4 «Mi madrina... y mi protectora. Niño pequeño, acompañándola en las calles, me contaba las grescas que tenía con una perra tía mía que me malquería», Sarmiento, Obras, t. XLIX; p. 327 de la selección del Comité Nacional de 1938. Frases como «una mujer alcoholizada promovió una gresca» son hoy muy corrientes en la prensa de aquel país.―

5 Rivera, Vorágine, ed. Losada, p. 60.―

6 No creo atine R. Lapa en el glosario de sus CEsc. al sugerir que en una portuguesa de h. 1250, en la frase «Alhur, Conde, peede u vos digan: Crescas!», Crescas signifique ‘bulla, conflicto’ y más precisamente en este ejemplo ‘vamos a la lucha’; esta palabra sería según él una variante de gresca, pero la c- se opone a la idea. Acusa el poeta al conde de traidor y cobarde (peede) y le compara con un judas llamándole Crescas, nombre judío por excelencia.―

7 «Ròbo o tròbo, diu la gent / al vore un rich de la vespra; / però no convé dir res, / ni ficarse en cap de gresca», Terra del III, 116.―

8 Agregúese «los ribalts stan a les plasses jugant a la grescha», en el valenciano A. Canals, fines del S. XIV, Providència, 112. Juego prohibido en docs. de Bagá de 1361 y 1393 (Homen. a Rubió i Lluch II, 422).―

9 Montoliu piensa en las traiciones y ataques contra la Compañía Catalana del S. XIV, y rechaza la idea por ser esta época posterior a la de la alteración de la C palatal entre vocales. No es ésta buena razón porque el étnico greesc preexistente pudo entonces tomar su significado actual a raíz de aquellos hechos; pero nuestra documentación prueba que el vocablo ya existía con este sentido antes de aquella fecha, aunque entonces recibiría un fuerte aumento de popularidad.