GREÑA, palabra emparentada con el radical céltico GRĔNN- ‘pelo en la cara’ que permiten suponer las lenguas célticas insulares, pero como hay dificultades fonéticas y el cast. greña y el port. grenha no se documentan antes del S. XVI, es probable que deban considerarse estas formas romances como derivados retrógrados del cast. ant. greñón, griñón, port. ant. grenhon, granhon, grinhon, ‘cabello’, ‘barba’, los cuales representan un celto-latino *GRENNIO, -ĶNIS, derivado del citado radical céltico.
1.ª doc.: griñón, Berceo; greñón, Alex.; greña, J. del Encina, RFE XL, 166; 1586, Góngora, ed. Foulché I, 93.
Frente a la fecha tardía de greña en cast. y port. resalta la antigüedad de greñón o griñón. Esta última era la forma más común en castellano, pero la otra aparece por lo menos una vez, en Alex., 1504c (grenonnes, errata evidente por grennones, O; grinonnes, P), y grañón figura en el Cuento de Otas (princ. S. XIV): «por estos mis grañones blancos, que le pesará conmigo» (f° 52v°). Es vocablo de bastante frecuencia en el S. XIII: en Berceo (S. Mill., 216c2; Duelo, 202d), en Sta. M. Egipc. (v. 734) y en varios pasajes de Alex. (994c, 1504c, ¿2050d?) parece designar el cabello de la cabeza, con frecuencia el cabello de un guerrero (Alex.); en otros pasajes del Alex, se trata más bien de las barbas de un caballero: «juraron todos sobre los sus griñones» (1052c), «corrien las vivas lágrimas por medio los grinnones» (2036c). En gallegoportugués es frecuente en el S. XIII sobre todo granhon (Cantigas 293, estr. 5; Canc. de la Vaticana 62.1, 63.16, 305, y varios ejs. en la canción 74), pero también se halla grin(h)on (Cantigas 85, estr. 9; MirSgo. 81.6) y, según C. Michaëlis (ZRPh. XXV, 280) también grenhon (sin cita): se trata a veces de la barba, otras veces de la cabellera, y en particular de la de un guerrero (Vat. 62.1, 63.16)3.
¿Es casual esta diferencia cronológica entre greña y el tipo greñón? Como no he procedido a una averiguación exprofeso, no habiendo prestado gran atención a este problema en la fase preparatoria de este dicc. no puedo hacer afirmaciones absolutas. Pero los datos recogidos son elocuentes y me parece difícil que contraste tan acentuado sea casual. Como indicio de la existencia de greña antes del S. XVI sólo podríamos citar el adjetivo greñudo, del cual hay un solo ej. en el Canc. de Baena («verás cómo pelo los hombres greñudos», W. Schmid), pero aun así sólo llegamos a comienzos del S. XV. Los lingüistas no han tenido en cuenta hasta ahora la fecha tardía de greña, y por el contrario han tomado esta palabra como el testimonio más seguro de la palabra céltica en su forma primitiva (así Whitley Stokes, en Beitr. z. Kunde d. idg. Spr. XIX, 85). Ahora bien, no es éste el único problema que oscurece esta etimología céltica, sugerida por Thurneysen (Keltorom., 64) y admitida como evidente por M-L. (REW, 3862), Dottin (La Langue Gaul., p. 261) y Wartburg (FEW IV, 267). Como GRENN- no podría dar el port. grenha, suele admitirse que éste es castellanismo, pero no hay razón alguna para ello, fuera de la dificultad fonética; por otra parte, como la ྙ vocálica indoeuropea da ĕn con e breve en céltico (an en otros dialectos), y las palabras del céltico insular correspondientes a la nuestra (irl. ant. grend ‘patillas’, ‘bigote’, gaél. greann f. ‘cabello enmarañado o erizado’, bret. antic. grann f. ‘ceja’, ‘pestaña’, galés antic. grann íd.) presentan el vocalismo correspondiente a ྙ4, M-L. y Wartburg parecen hallarse en terreno firme al suponer un étimo *GRĔNNOS con E breve; pero esta base quizás hubiera dado *grieña o *griña en castellano, comp. Íñigo, ant. Yéñego, ĔNNĔCUS; -illo, ant. -iello, -ĔLLUS-; si bien parece ser cierto que la Ĕ hispanocéltica tenía timbre cerrado (para lo cual vid. BERRO). Sea de ello lo que quiera hay motivo para extrañar que el céltico continental no tuviera en este caso AN, como las lenguas britónicas, y como acostumbra suceder en palabras gálicas de este tipo: CAMBIARE, *BANNOM ‘cuerno’, y el propio GRANNO- documentado en nombres propios (Dottin, l. c.), palabras todas que remontan al mismo vocalismo indoeuropeo (Pedersen I, 45 y 46). Jud hizo notar ya esta extrañeza (ARom. VI, 208) y es de lamentar que celtistas y romanistas hayan hecho tan poco caso de su toque de atención; a la verdad, esta dificultad fonética no basta para poner en duda la etimología céltica, pues tenemos BENNA en galo, y pudo haber en este idioma un doble tratamiento por razones diversas5. Sea como quiera, esto más bien indica que el timbre de este ĔN debió ser abierto, como lo esperaríamos a priori, y no cerrado. Luego no es posible pasar de *GRĔNNOS a greña directamente: se oponen a ello la e castellana, la nh portuguesa y la cronología.
Partiendo de greñón todas las dificultades desaparecen: un derivado celto-latino *GRENNIO, -ONIS, nada tiene de sorprendente (comp. *AGRANIONE, REW 294, frente al tipo *AGRINIA que suponen las formas del céltico insular: Pedersen I, 103; II, 59), y tomándose greñón como un aumentativo se extrajo de ahí el seudoprimitivo greña. Nótese que en galorromance ocurrió algo semejante. El francés sólo conoce grenon o guernon, y grenon o grinon es también la forma corriente en lengua de Oc; del supuesto primitivo gren no tenemos más que tres ejs. en lengua de Oc medieval: aun prescindiendo de lo que nos enseña el iberorromance ya podríamos sospechar que el raro gren se sacó de grenon, en calidad de caso sujeto, ni más ni menos que glot procede de gloton (sin que exista un lat. *GLUTTUS). En conclusión, los romances sólo permiten postular una base *GRENNO, -ONIS (galorrománica), o *GRENNIO, -ONIS (iberorrománica). La ligera alteración de greñón en griñón tiene explicación fonética (ante -N?-), sin que haya necesidad de hacer intervenir el influjo de CRզNIS; en cuanto al port. ant. granhon y leon. ant. grañón, en idiomas de vocalismo átono tan inestable, quizá no conviene darle importancia: a lo sumo se podría explicar por contaminación del gót. GRANUS ‘bigote’6. Para terminar, nótese que el sic. gregna ‘crin’, y el tunecí grénya ‘guedejas’ (Simonet), son castellanismos.
Queda la cuestión planteada por Rohlfs (ZRPh. XLVI, 163; ASNSL CLX, 315) acerca del origen del and. y mej. greña ‘porción de mies que se pone en la era para formar la parva y trillarla’ [Acad. ya 1817]7: sugiere el lingüista alemán que tenga el mismo origen que el sic., calabr., pullés, napol. gregna, calabr. gremma ‘gavilla’, sardo sept. remiarzu ‘montón de gavillas’, es decir, del lat. GREMIA, plural de GREMIUM ‘regazo’, ‘manojo, haz, lo que cabe entre los brazos’. Quizá sea así, pues aunque -M?- no da ñ en español, como lo da en el Sur de Italia, siempre podría creerse en un especial tratamiento mozárabe, o eventualmente en un italianismo (por lo demás poco probable en palabra de esta naturaleza). Pero debe tenerse en cuenta que en Andalucía greña es también ‘primer follaje que produce el sarmiento después de plantado’ y ‘el mismo plantío de viñas en el segundo año’ [Acad. ya 1817], y en Méjico se dice algodón en greña por ‘algodón en rama’, en los cuales no podemos dejar de reconocer aplicaciones figuradas de greña ‘cabello’; ahora bien, de ‘follaje de una planta’ era fácil pasar a ‘porción de mies por trillar’; en conclusión, la idea de Rohlfs es poco probable.
DERIV.
Greñudo [princ. S. XV, vid. arriba]. Greñuela. Desgreñado [1615, Cervantes], desgreñar [1615, Villaviciosa]. Engreñado. Griñón ‘toca que se ponen en la cabeza las beatas y las monjas, para rodearse el rostro’ [princ. S. XVII: Góngora y Pícara Justina, Fcha.], ac. especial del antiguo griñón ‘cabellera’ (para el cual V. arriba).
1 Lo admite Fabra, pero muchos lo rechazan. No hay duda de que tiene sabor menos catalán que el sinónimo blens.― ↩
2 Cuando los demonios tratan de pegar fuego al lecho del santo, sucede un prodigio: «tornáronse las flamas atrás como punzones, / quemábanlis las barbas, a bueltas los grinones».― ↩
3 Si el vocablo se hallara sólo en obras de Alfonso X, como las Ctgs, cabría la sospecha de un castellanismo y por consiguiente la de que se tratara de un aumentativo romance de greña con NN > ñ. Pero apareciendo con frecuencia en otros poetas gallegos y portugueses es imperioso admitir una fase con N?.― ↩
4 Pedersen, Kelt. Gramm. I, 46. La forma céltica inicial debió ser GREND-, pero la asimilación -ND- se produce, más tarde o más temprano, en todos los idiomas célticos (Pedersen I, 114), y hay ejs. seguros en galo (*BANNOM ‘cuerno’, etc.).― ↩
5 Desde este punto de vista deberá examinarse la antigua variante bane, bagnole, banastre; y también la vacilación entre bran y bren (así en céltico como en romance), aunque no ignoro que no son casos iguales y que aun el origen céltico del último vocablo es muy dudoso.― ↩
6 Sabido es que esta palabra, documentada en San Isidoro, junto con la familia del alem. granne, es hermana del vocablo céltico que hemos estudiado. Como nota Sofer (p. 136) no anduvo acertado G. de Diego (RFE XII, 3) al suponer que fuese «falsa latinización» del celta. Por otra parte, plantear la hipótesis de que el hispano-port. greñón (gra-, gri-) y el galorrománico grenon provengan de un germ. *GRANIO, -ONIS, o *GRANO, sería seguramente exagerar en sentido contrario, pues los romances postulan una base con E.― ↩
7 Como andaluz; la calidad de mejicano se agregó en el S. XX; Darío Rubio la puso en duda, pero la confirma el Vocab. Agrícola Nacional, publicado como suplemento a la revista mejicana Investigaciones Lingüísticas. ↩