GAZMOÑO, ‘que afecta devoción, escrúpulos y virtudes que no tiene’, parece derivado de gazmiar ‘quitar y andar comiendo golosinas’, ‘quejarse y resentirse’, que, junto con gazmio ‘rufián’, ‘amante’, procede de CADMէAl> ‘residuos de óxido de cinc que quedan pegados a las paredes de los altos hornos’: de ahí ‘el que se fija en minucias’, ‘escrupuloso’, y por otra parte ‘el que hace escrúpulo de las comidas’, de donde ‘goloso’ y luego ‘mujeriego, amante’.
1.ª doc.: 1691, en el mejicano Mz. de la Parra.
Me inclino a creer que todo esto junto viene de CADMEA o CADMIA, documentados en San Isidoro y otros, en el sentido de ‘residuos metálicos que quedan en los hornos’1, con la evolución semántica indicada arriba. De esta evolución se podrían citar muchos paralelos: p. ej. el cat. llamec o llamenc ‘que muestra escrúpulo ante todos los manjares’, ‘desganado’, de LAMBୱRE ‘lamer’, junto al cual está llaminer ‘goloso’. Al sugerir Spitzer (MLN LXXI, 382) que para gazmoño yo pueda partir de un concepto como ‘inspector de altos hornos para examinar si hay residuos de óxido de zinc en las paredes’ ¡me achaca lindo concepto, por cierto, de la semántica popular! Ya ve él mismo que no podía pensar en otra cosa que ‘plagado de escrúpulos’, ‘hombre de minucias’, y que para ello basta saber que CADMIA significó ‘residuos’, de cualquier clase que sean. No creo útil defender más mi idea. La suya no la niego del todo, pero dejará muchos escépticos mientras no se halle algún puente o enlace natural entre la vocal tónica de gazmio y la de gorma (gormar). Por lo demás no sería inconcebible que en alguno de los componentes de este grupo, aun partiendo de la raíz CADM-, la base semántica fuese diferente. Lope emplea dos veces gazmios en La Arcadia como nombre de un ser mítico, sátiro o semidiós («todos son dioses y diosas, / faunos, drías, semideos, / sátiros, medio cabritos, / Circes, gazmios, Polifemos», y otra vez sátiros y gazmios: BRAE XXVIII, 140). Quizá ƌαίμονες KαƌμεƗοι ‘númenes o semidioses tebanos’. Desde ‘especie de sátiro’ no era difícil pasar a ‘amante de una mujer pública’.
Aunque Diez y M-L. (REW 3711) la acepten, no creo en la etimol. vasca de gazmoño propuesta por Larramendi, que M-L. resume infielmente así: «vasco gazmuña ‘él besa’», y Larramendi explica «gazmoñería... se dixo de gauzmuñaria, que quiere dezir el que anda besando cosas como lo hacen los gazmoños hipócritas, besando santos o reliquias, por afectar virtud y devoción». Casi no hay que decir que no existe tal palabra vasca, pues Larramendi la forjó con gauza ‘cosa’ (de origen romance) y muñ ‘beso’, muñ egin ‘besar’; Azkue observa que gauza no pierde la -a, que no constituye artículo, sino parte integrante de la palabra; luego como máximo podríamos postular un vasco *gauzamuñari ‘el que da besos a las cosas’, pero ni es probable la formación de tal palabra, ni lo es que pudiera dar gazmoñ(er)o fonéticamente.
En cuanto a la increíble explicación vasca dada por N. Larramendi a gazmiar, a base de gatz miatu2 ‘lamer la sal’, es mejor no tomarla en consideración, a causa de la gran cantidad de dificultades que encierra.
No aseguraré que gazmoles ‘especie de cáncer que padecen las aves de rapiña, consistente en unos granillos que les salen en la lengua’, ya en López de Ayala (según Aut.), tenga que ver con nuestra familia de palabras romances, pero es probable, sea partiendo de la idea de ‘goloso, escrupuloso’ (cualidad atribuída a las aves que padecen de gazmoles), sea a base de la idea de ‘residuos’ > ‘granitos’, o suponiendo que derive de gazmio como nombre de un ave de cetrería; es inverosímil la etimología vasca de Larramendi gaitzemolea, en otro dialecto gaitzemalea ‘lo que da, lo que hace mal y causa enfermedad’: se trata de compuestos de gaitz ‘enfermedad’, pero no los hallo en Azkue, e indudablemente los inventó Larramendi de un modo arbitrario. 1 «Origo aeris cadmea et chalcitis. Purgamenta aeris, cadmea... Cadmia gignitur in metallorum aeris atque argenti fornacibus insidente nidore», Etym. XVI, xx, 11. Para el cambio de -DM- en -zm-, comp. «casmia: scoria» en el Glos. De Palacio (ed. Castro, p. 365).― ↩ 2 Miatu ‘probar’, ‘examinar, tantear’, también miratu, es romanismo, procedente de nuestro MIRAR. No tiene nada que ver con el verbo que significa ‘lamer’: miazkatu (mi ‘lengua’ + a artículo + -z- desinencia instrumental + -ka- sufijo adverbial + -tu), mizkatu, miaztu, miztu (V. L. Michelena BSVAP XI, 293 y FHV, 122). ↩