GARZA, vocablo propio del castellano y el portugués, origen incierto, probablemente de una base prerromana *KARKIA, céltica o precéltica, comp. el bret. kerc’heiz íd.

1.ª doc.: garça, 1251, Calila, ed. Allen, 31.469 (y un masculino garço, 195.257).

Figura también en Juan Manuel, Juan Ruiz, los tres glosarios de h. 1400 publicados por Castro, la Gaya de Segovia (p. 98), Nebr., Juan del Encina ed. 1496, f° 95 v°b, etc.1 En todos ellos está escrito con ç sorda. El hispanoárabe gárça (PAlc.) y el vasco koartza, ya en 1607 (Schuchardt, BhZRPh. VI, 44), están tomados del castellano (aunque esto último lo pone en duda Michelena, BSVAP XI, 292-3); probablemente también el catalán antiguo garça del que hay algún ejemplo (Roís de Corella, fin S. XV). El cat. mod. garsa, aunque designa la urraca, ha de considerarse del mismo origen que la voz castellana. En gallegoportugués es vocablo tan antiguo como en castellano: figura ya garça en las Santigas de Alfonso el Sabio (366) y en docs. de 1253 (latinizado en gartia, PMH, Leges I, 195) y 1258 (CortesƟo)2.

Se deberá cancelar sin más vacilación la etimología latina ARDĔA ‘garza’, en que se han empeñado desde antiguo los eruditos3, pues es imposible entonces explicar la g-. No es posible que se desarrollara por vía fonética (como todavía supone Cornu, GGr. I, § 252), ni tienen probabilidad las contaminaciones que han supuesto algunos autores recientes: célt. *KORK- o *KORG- (Gamillscheg, EWFS, s. v. garcette) o vasco ugaria (Brüch, ZRPh. LI, 500-3), nombres de la garza en estos idiomas; para poderlas tomar en consideración debería probarse previamente a) que existió en romance un *arza procedente de ARDEA, y b) que existieron formas romances procedentes de estas voces céltica o vasca. De otra manera no es admisible suponer el cruce, en romance, de un vocablo latino que no ha dejado descendencia alguna, con un vocablo de otros idiomas, de cuya vida en romance tampoco tenemos noticias4. Es preferible declarar desconocido el origen del vocablo.

Las demás tentativas etimológicas que se han hecho tienen tan poca base como ésta. Diez (Wb., 157) supone se trate de una aplicación traslaticia del fr. garce ‘moza, mujerzuela’, antiguamente ‘muchacha’; se comprendía esta suposición en su tiempo, en que aún no se sabía que garçon y su familia constituyen un elemento léxico estrictamente francés y ajeno por su origen a los demás romances, pero hoy sólo podríamos mantenerla a base de suponer que garza fuese un galicismo, idea tanto más inverosímil cuanto que el femenino garza ‘muchacha’ no parece haber existido nunca en castellano, y aun en francés es una creación analógica de fines del S. XIII, cuando ya el nombre de ave garza era general en la Península. Körting (Lat.-Rom. Wb., n.° 1930) quiere relacionar con el lomb. garzo ‘corazón de col’, it. garzuolo íd., milan. garzoeu ‘retoño de la vid’, venec. garzòlo ‘copo de lino’, lomb. garzon ‘especie de col’, ‘especie de cardo’, que Diez explicaba por un derivado *CARDĔUS de CARD(U)US ‘cardo’ (por comparación con la cabezuela de este vegetal; comp. it. garzare ‘cardar’) y que M-L. prefiere derivar del gr. καρƌία ‘corazón’; opina Körting que de ahí pudo venir el nombre de la garza por comparación del moño de plumas característico de esta ave con dichos objetos vegetales5, a lo cual no se opone del todo M-L. (Litbl. XXII, 298), pero como la citada familia léxica es estrictamente italiana, la etimología sólo podría defenderse si garza fuese palabra oriunda de Italia; de hecho, garża como nombre del ave existe en Italia, mas no aparece hasta fines del S. XVII (Redi, Magalotti), y aunque un derivado garzetto ya sale en el Morgante (fines del XV), el hecho es que se trata de palabra poco vivaz, hoy anticuada comúnmente, y sólo garzetta se emplea todavía como nombre de una especie peculiar de garza (el nombre común es airone): todo indica por lo tanto que se trata de un hispanismo en italiano. Los artículos de Baist (ZRPh. VI, 426) y Sainéan (ZRPh. XXX, 569 y 566-7) parten de una confusión entre el cat. garsa ‘urraca’ y el cast. garza: el primero supone parentesco con el fr. jars ‘ganso macho’, a base del proverbio catalán xerrar més que una garsa, lo cual sólo podría aplicarse al parloteo de la urraca; el segundo cree que el nombre pasó de la urraca a la garza, y por lo demás insiste en identificar el vocablo con el fr. garce ‘muchacha’, todo lo cual resulta inadmisible.

Asín, Al-And. IV, 400, propone partir de un ár. ġársa ‘cuervo’; pero es palabra rara y mal documentada en árabe, que Asín sólo encuentra en el Ǥ al-Arûs (léxico recopilado en Oriente, fin S. XVIII), aunque un ġirs ‘cuervo’, evidentemente emparentado, aparece en diccionarios clásicos, pero no tiene relación semántica con la raíz ġáras. Como nada tiene que ver la garza con el cuervo, nuestra conclusión ha de ser que el parecido entre nuestro garza y esta palabra impopular en árabe no es orientadora sino mera coincidencia; desde luego la palabra garsa, de PAlc., sinónima de la nuestra, es préstamo romance sin relación con dicho vocablo árabe.

Para terminar queda la cuestión de si hay parentesco entre garza y el adjetivo garzo ‘azulado’, problema que si pudiera resolverse afirmativamente nos daría una etimología, pues GARZO es palabra explicable, aunque no de origen seguro. Diez (Wb., 454) cita en una canción la frase lindos ojos a la garza, y Moraes y otros lexicógrafos portugueses registran la locución olhos de garça ‘verdes tirando a azules’. Pero la cuestión está en si estas frases se fundan en un hecho observado o proceden meramente de un floreo verbal, es decir, si es el parecido de los dos vocablos el que la ha sugerido exclusivamente, y olhos de garça es una mera referencia indirecta al adjetivo. También Aut. al definir la garza real dice que su «plumaje es de color azul claro, aunque también las hay de color ceniciento; los ojos son muy graciosos y tiran al color azul de las plumas», y todavía Acad. insiste en que esta variedad tiene el dorso de color azulado, pero es sabido que las descripciones zoológicas de la Acad. no son de fiar, y los naturalistas nos informan unánimemente de que son otros los colores de la garza: gris o ceniciento en el Ardea cinerea, blanquísimo puro en la Herodias y rojizo o purpúreo en otras especies. ¿Deberemos sospechar que hubo ciertas variedades hispánicas de color diferente que justificaran la descripción de Aut.? Lo más probable es que esta descripción no se basara en ningún hecho real, sino en la pretendida relación etimológica entre los dos vocablos6. En conclusión, el origen de garza era hasta ahora desconocido7.

Creo que se trata de una voz prerromana, correspondiente a una base *KARKIA. Hay, en efecto, buen número de nombres de aves parecidos en varias lenguas indoeuropeas, de la familia céltica y otras. En primer lugar, la garza se llama en bretón kerc’heiz f., córnico cherhit (kerghyth) f., que pueden corresponder a un tipo *KARKIJ, o bien *KORKIJ; el bret. ant. corcid «ardea» supone *KORKIJ, el galés crychydd m. íd. *KORKIJOS o *K?KIJOS. Por otra parte, hay el irl. ant. corr ‘grulla’ < *KORKS, y además tenemos el gr. κέρχνƓ (*KERK-SNA) ‘cernícalo’, κερκιȎαλίς, ‘garza’ en Hesiquio y κóρκορας ‘cierta ave’ en el mismo, irl. ant. cerc ‘gallina’, gerg ‘Tetrao scoticus’8, prus. ant. kerko ‘somorgujo’, persa ant. y mod. kahrka ‘gallo, gallina’, ruso kreƇet ‘azor’, búlg. krókon ‘cuervo’, y el tipo germ. común *KRAIKR- ‘garza’ (de donde alem. reiher, a. alem. ant. heigaro, etc.). No tengo duda de que el hispano prerromano *KARKIA ‘garza’ pertenece a esta amplia familia indoeuropea (de formación probablemente imitativa en última instancia), sólo es difícil afirmar si se trata de una palabra céltica o, como es más probable, perteneciente a la lengua de los Urnenfelder (vid. mi artículo en ZCPh. 1955).

Pensaba al escribir el DCEC que el catalán garsa ‘urraca’ habría que separarlo radicalmente del castellano garza y me fijaba para explorar el vocablo catalán en la notable semejanza que éste tiene con el galorrománico agace ‘urraca’ y con el it. gażża íd., lat. GAIA; la conexión secundaria entre la palabra catalana y la hispano-portuguesa podía explicar la inserción de la r en la forma catalana. Actualmente soy de la opinión de que lo más probable es que también el cat. garsa ‘urraca’ sea de origen prerromano indoeuropeo tal vez sorotáptico: ‘urraca’ se decía sarke en prusiano antiguo (Elbing n.° 725, traducido por el b. al. alster), šarka en lituano, que se suele considerar pariente del scr. çȄriɅl>, lat. cornix, gr. κóραζ (según los diccs. etimológicos de Bender, Uhlenbeck, Walde, Boisacq y Pokorny).

Dada la s- del prusiano antiguo y la š- lituana, cabe suponer, como hacen unánimemente estos autores, que la palabra tenía una etimología indoeuropea en -, y aunque cornix y κóραζ designan pájaros diferentes de la ‘urraca’, el rs. soróka coincide en su significado con la palabra catalana, y del esl. com. sraka resultan además el sbcr. srá?a y el checo straka que también designan la ‘urraca’. Ahora bien, la ecuación fonética prus. sarke ~ šarka ~ soróka es perfecta y postula una base arkwe o arqa. No sabemos con seguridad qué pájaro designaba exactamente el scr. çȄriɅ, pero su derivado sārikā (= çārikā, ¿errata de s por ? en Pokorny, 569?) lleva la definición «die indische Elster (‘urraca’)».

No hay, pues, obstáculo ni hemos de tener escrúpulo, sobre todo si tenemos en cuenta que el lenguaje de los sorotaptos estaba muy estrechamente emparentado con el vocabulario del balto-eslavo, en postular un sorotáptico *ARK??Al> que daría normalmente el cat. garsa.

DERIV.

Garceta [Juan Manuel]. Garcero. Garzota. Garzón venez, ‘especie de garza’.

1 Documentación antigua y transcripción de opiniones etimológicas en Ford, The Old Sp. Sibilants, 44-45.―

2 Secundariamente como nombre de embarcación en el S. XVI: RL XXVIII, 262-6.―

3 Todavía M-L. (REW 619).―

4 Spitzer, MLN LIII, 129, a base de la glosa «carduelus: alcaravan» en los glosarios de Castro, parece insinuar que hubo cruce con CARDUELIS ‘jilguero’. Si ésta es su idea, es ciertamente inadmisible el influjo del nombre de otra ave tan diferente, y en cuanto a la glosa en cuestión, quizá no tiene otra base que el parecido material con «cardelus: alcaravea» (en los mismos glosarios), cuya explicación, por lo demás, no puedo indicar.―

5 Garzota ‘cabello rizo’ en Villegas, citado por Fcha., parece comprobar la posibilidad semántica de relacionar ‘garza’ con ‘moño de plumas’. Pero claro que esto no prueba la etimología de Körting.―

6 Los ojos de la garza en realidad no son azules, sino amarillos o anaranjados. Sin embargo, C. Michaëlis, RFE V, 349n., opina que al decir ojos garzos se piensa realmente en los de la garza, aunque no por el color, sino por su viveza y alegría (porque son «graciosos», como dice Aut.), pues los ojos negros son tristes y los de color claro son por lo general alegres. No es extraño que una alemana tuviera esta opinión, pero sobre esto existen indudablemente otras discrepantes. Y para poder construir sobre este detalle sea la etimología de garza, derivándola de garzo, o viceversa la de este adjetivo (que ésta parece ser la idea de D.ª Carolina), haría falta reunir testimonios literarios o folklóricos que probaran la existencia de esta opinión popular, y mejor en idiomas donde no haya parecido fónico entre las dos palabras.―

7 Fig. registra un port. gazear «cantar (a garça, a andorinha, etc.); chilrear, gorgear», onomatopeya emparentada con el fr. gazouiller. No creo que sea garza simplemente derivado de esta onomatopeya, ni puramente, ni con r debida a contaminación de otro vocablo.―

8 De donde derivaría el nombre de ciudad galo Gergovia, según Pokorny, Beitr. zur Namenfg. II, 1951, 247.