GAMARRA, ‘correa que, partiendo de la cincha, pasa por entre los brazos del caballo y llega hasta la muserola, sirviendo para impedir que el animal levante y baje nerviosamente la cabeza’, derivado del lat. CAMUScabezada para atar los animales’ (de donde el it. ant. camo ‘freno’, cat. pirenaico gams ‘cuerdas para atar la carga de las caballerías’, cast. CAMAL ‘cabestro’), o debido a un cruce de este vocablo con amarra.

1.ª doc.: Aut.

No hallo datos en fuentes castellanas anteriores: no se habla de gamarras ni correas semejantes en el breve Tratado de la Jineta de Fdo. Chacón (1546). También port. gamarra íd. (ya Moraes). En catalán se emplea también, aunque ignoro su antigüedad: sólo hallo gamarra en el vocabulario especial de J. Amades (BDC XXII, 145), como voz usada en Barcelona en el mismo sentido que en castellano, y en Griera como empleada en Berga y la Pobla de Lillet (falta en Fabra, y Bulbena da camarra). El it. camarra íd. está documentado desde los Ordini di Cavalleria de F. Grisone, obra escrita en 1550 y publicada en 1590. Luego es natural sospechar, con Schuchardt (ZRPh. XXIII, 188-91) y M-L. (REW3, 397), que en la Península Ibérica sea italianismo, pero esta deducción no es segura, pues bien podría ser nuestro gamarra tan antiguo o más que en Italia, dada la pobreza de los diccionarios antiguos en términos de equitación (nótese la ausencia de camarra en el Dicc. it.-cast. de C. de las Casas, 1570.

En cuanto a la etimología, la de Schuchardt, cruce de camo con amarra, es perfectamente posible, puesto que este último vocablo se emplea en Italia desde el S. XVI por lo menos, y aunque sea término náutico y no hípico, sabido es que en todas partes ha tomado más o menos el sentido genérico de ‘atadura’. Pero también sería posible suponer que el vocablo naciera en España y fuese llevado de aquí a Italia por las expediciones militares del S. XVI (sufriendo allí el influjo fonético de camo o conservando una forma arcaica con c-, perdida luego en la Península Ibérica): la escuela napolitana de equitación, cuyas reglas formuló Grisone, fué adaptación de la jineta española; entonces podríamos creer que es un mero derivado de CAMUS1>, como lo es CAMAL. El cat. gams, empleado en el Pallars y en el Valle de Arán (no sé si el vocablo tiene curso en los valles franceses y por lo tanto no me atrevo a calificarlo de gascón), cotejando los varios datos que tengo de este valle con los de aquella comarca (BDC XXII, 146; XXIII, 292), resulta designar fundamentalmente varias cuerdas empleadas para asegurar la carga de las caballerías, aunque puede también significar ‘ronzal’, cuerda que muchas veces se emplea con el mismo oficio.

Larramendi afirmó que gamarra es voz vascongada, y en él se funda la Acad. para afirmar que el cast. gamarra proceda de una voz vasca homónima, pero en realidad Azkue no recoge tal palabra vasca, y Larramendi no parece haber tenido otro fundamento para su afirmación que la existencia del apellido vasco Gamarra (ya citado por Góngora, vid. Alemany) y la terminación -arra de fisonomía vagamente euskérica. Claro está que éstas no son razones pertinentes2. Sin duda el apellido vasco es antiguo, y como nombre de un pueblo alavés ya se documenta en 1025 (Michelena, BSVAP XI, 291) mas poco prueba esto en cuanto al apelativo ítalo-español, y nada más fácil, en un vocablo de raíz tan breve y simple, que una coincidencia casual.

1 Quizá venga de éste, aunque es incierto, el ast. gamu ‘palo con un gancho de hierro en una de sus extremidades, que se utiliza para la pesca de pulpos’ (V). CAMUS significa también ‘collar de hierro que se pone a los esclavos para castigarlos’.―

2 Amarra no pudo pasar espontáneamente a gamona, como supuso Cornu, GGr. I, § 252, pues no se produce tal prótesis fonética. Tampoco es pertinente la idea de Baist, KJRPh. VI, i, 390, de explicar camarra por una combinación del cat.-oc. cap ‘cabeza’ con amarrar, lo cual ofrecería dificultades morfológicas y geográficas.