GALOCHA, parece tomado de oc. ant. galocha ‘calzado con suela de madera y empeine de cuero, para preservar de la humedad’, o quizá del fr. galoche íd., de origen incierto, probablemente de un lat. vg. *CALOPEA, alteración de CALOPĔDA íd., y éste del gr. καλóπους, -óποƌος, ‘horma de madera para hacer zapatos’, propiamente ‘pie de madera’, compuesto de κĘλον ‘madera’ y ποǢς ‘pie’.

1.ª doc.: invent, arag. de 13311.

Aparece también en inventario de 1397 de la misma procedencia («dos pares de galochas; VI trancadores de porgadores», ibid. IV, 218), y en otros de 1365 y 1403 (VRom. X, 158). También en el glosario aragonés del Escorial, de h. 1400. En textos de Castilla no puedo señalarlo hasta más tarde: en el Arte Cisoria del catalanizante Enrique de Villena (1423; glos. de la ed. Navarro), en el también catalanizante Arcipreste de Talavera (1438: ed. Pérez Pastor, 215.16), en el Libro de Cetrería de Evangelista (S. XV: ZRPh. I, 238), en APal. («clavati socci son galochas que tienen las suelas refirmadas con clavos», 79d), en Nebr. («galocha: calopodium, soccus») y Aut. cita ejs. desde el S. XVI. Hoy vive en Asturias en el sentido de «madreñas gastadas sin talones ni clavos» (Rato)2. Del castellano pasaría al port. galocha (ya Moraes). Sarm. lo anota, como desusado para él, en Maragatería para ‘almadreñas’ (CaG. 149v).

En catalán el vocablo es más antiguo, pues hallamos galotxa (dotzena de galotxes, una mealla), ya en varios textos del S. XIII (Crón. de Jaime I, Raimundo Lulio, Costumbres de Tortosa)3, en doc. de h. 1400 (Misc. Fabra, p. 165, s. v. polaina), y Ag. cita ej. del S. XIV y uno del XIV o XV, que por cierto es aragonés y no catalán. Del fr. galoche tenemos tres ejs. medievales, el más antiguo de 1369 (God. IX, 681b), y el derivado galochier ‘fabricante de galochas’ nos atestigua la existencia del vocablo desde 1292. El it. calòscia (menos común galòscia) tiene significado algo diferente, «controscarpa, spesso di guttaperca, per riparare la scarpa dall’acqua, dal fango»; falta todavía en la edición de la Crusca de 1763, pero Tommaseo (s. v. galoscia) observa «non è parola venuta di fresco da Francia» alegando en prueba de ello el venec. gallozza. Efectivamente tenemos ya galozza ‘zueco’ («holzschuh») en los glosarios venecianos A y C del S. XV (Mussafia, Denkschriften d. Wiener Akad. XXII, 161), y hoy friul. galoce. Sin embargo, la correspondencia fonética it. sci, venec. zz, fr.-oc. ch, difícilmente puede explicarse de otro modo que por un préstamo galorrománico al italiano, que en el caso de la forma literaria con -sci- ha de ser precisamente préstamo al francés y posterior al S. XIV, quizá muy posterior. También la ch castellana y portuguesa y tx catalana, correspondiendo a ch galorromance, indica préstamo de España a Francia o viceversa.

Ahora bien, en Francia es donde el vocablo se documenta primero, pues el oc. galocha ya aparece en un texto narbonense del S. XIII, y el derivado galochier (-cheir) está ya en un documento de Limoges correspondiente a la primera mitad de este siglo4. Esto prueba que en todos los romances el vocablo ha de ser de origen galorrománico, y la circunstancia de que en España aparezca mucho antes en Cataluña y en Aragón es indicio claro de lo mismo.

Hasta ahora se han propuesto principalmente dos etimologías: el lat. GALLէCŬLA, que en textos de la baja época designa un calzado análogo a la galocha, diminutivo de GALLէCA, con el mismo significado en Cicerón, y al parecer derivado del étnico gallĭcus ‘francés’, aunque no se puede alejar la sospecha de que haya por lo menos un cruce con CALէGA ‘sandalia, calzado de soldado con suela de madera’, etimología defendida, entre otros, por Gamillscheg (EWFS, s. v.) y Brüch (ZRPh. LI, 482-3); la dificultad es fonética, pero me parece dirimente, pues las audaces combinaciones de estos dos filólogos para probar un cambio de -ICLA en -OCCA son inaceptables.

G. Paris (Rom. III, 113), enmendando una idea de Scheler, Mussafia y otros, sugiere una base *CALOPIA en lugar del lat. tardío CALOPODIA o CALOPODION (en S. Isidoro y en escolios) ‘horma de madera para hacer zapatos’, derivado del gr. καλóπους íd. Desde el punto de vista semántico esta idea se apoya sólidamente en la gran frecuencia de formas como calopodes, calopodium, calopedia en textos medievales, justamente en el sentido de ‘galochas’, muchos de ellos de procedencia alemana u oriundos de zonas próximas a Alemania (quizá francesas), difíciles de fechar casi todos (uno es de 1290, vid. Du C.); el glosario aragonés del Escorial traduce galocha por calopedium y Nebr. emplea una forma semejante. Pero aquí también hay dificultades fonéticas. Una contracción calopdja, como la imaginó Mussafia, es imposible porque supondría una injustificable acentuación sobreesdrújula. M-L. (REW 1525) al aceptar esta etimología dice que galoche está respecto de CALÓPODE en la misma relación que el fr. sage respecto de SAPIDUS; pero en primer lugar no es así, pues aquí tenemos ch y no g, y después esto es explicar lo desconocido por lo enigmático, pues a pesar de todos los esfuerzos de M-L. y de Schuchardt la explicación del fr. sage por SAPէDUS no convence, sobre todo teniendo en cuenta que el cat. savi postula inequívocamente una base *SABէUS, cuya explicación es por cierto oscura, pero que es también la única que da cuenta satisfactoriamente de la forma tomada en francés por el vocablo. Por otra parte objeta Bloch con razón al étimo CALÓPODE la dificultad de explicar la falta de palatalización de la inicial en francés, pues no hay razón ni verosimilitud en creer que el vocablo se propagara desde Picardía o Normandía al resto de Francia5.

Ahora bien, la circunstancia de que el vocablo aparezca en lengua de Oc primero que en ningún otro romance, y la muy temprana propagación del mismo a Aragón y Cataluña, llevan a suponer que galocha debe de proceder de la lengua de Oc y no del Norte de Francia, lo cual explica al mismo tiempo la no palatalización de la inicial. Por otra parte, si atendemos a que en la Edad Media son frecuentes las variantes del tipo calopeda, calopeta, calopes, calopides, etc. (5 ejs. en Du C.), estamos autorizados a suponer que el compuesto καλóπους fué latinizado en su segundo elemento convirtiéndole en calopes, -ĕdis. De todos modos falta explicar cómo CALOPĔDA se redujo a *CALOPEA ya en fecha latina, contra lo que ocurre en SAPէDA > fr. (maus)sade, TEPէDA > oc. tebeza, fr. tiède, etc.; quizá hubo una reducción excepcional por la debilidad de la consonante en fin de esdrújulo (como en SARCOPHGUM > fr. ant. sarcou, ROTOMGUM > Riom, etc., o CUBITUM > cat. colze, MALE HABէTUM > oc. malave, oc. y mall. malavejar). O bien deberá suponerse que partiendo del nominativo CAL֊PUS, se formó un derivado adjetivo *CALOPէA. Con una de estas dos soluciones resulta aceptable fonéticamente esta etimología, pues es normal el cambio de CALOPĔA (-OPէA) en oc. *galopcha > galocha, siendo así que formas como ache < APIUM, sacha < SAPIAT ya se hallan en la Edad Media, aun en lengua de Oc6.

En apoyo de la etimología con C- inicial podrían citarse la forma francesa caloche citada por Cotgrave, el trasm. chaloca «calçado, de pau aberto por cima do tacƟo» (RL I, 208), que bien parece ser metátesis de un *calocha, y el it. caloscia; hay que reconocer que son apoyo débil, siendo así que apenas se conocen formas galorromances en ca-, lo cual lleva a sospechar que chaloca sea *chaloga influído por el sinónimo soco, y que la c- de caloscia tenga también alguna explicación local secundaria.

Otras tentativas etimológicas que se han hecho no son convincentes; contra la de Spitzer (ZRPh. XLIII, 333), que relaciona con fr. galet ‘guijarro’, vid. lo dicho por M-L. y Gamillscheg7; contra la de Sainéan (Sources Indig. I, 127), que parte de oc. calosso ‘troncho’, ‘tronco’, palabra de origen desconocido y de aparición moderna, V. lo que dice Bloch. Buscar un origen prerromano mediterráneo, según hace Alessio (ARom. XXV, 175-6) no es prudente tratándose de un término de civilización propagado en fecha relativamente moderna desde Francia8. Más complicación e inverosimilitud fonéticas se presentan partiendo de un hipotético gr. *καλóρτιον supuesto por H. y R. Kahane, RPhilCal. XXI, 1968, 503-4. Para galocha ‘papalina’, V. GALOTA 9.

DERIV.

Galocho ‘el que es de mala vida’, salm. (Lamano) < ‘dejado, desmazalado’ (Acad.), propiamente ‘el que va siempre en zuecos’. Galochero.

1 «Una axadiella. Unas galochas. Una tavla para tallyar las bolsas...», BRAE II, 552.―

2 Según Covarr. «en las aldeas llaman a los çancos galochas». Según Aut. es también un «género de calzado, como zanco o chapín, formado de una tabla o una rejilla de hierro, con unas puntas o pies de lo mismo, para andar por el lodo, que se usan mucho en algunos lugares, especialmente del territorio de Madrid». Covarr. atribuye el uso de las galochas, calzado de madera, a los gascones o gabachos, pero conviene no perder de vista que este autor piensa en su etimología a gallis «porque las usan los franceses».―

3 Benvenido Oliver en su glosario vacila entre entender ‘galocha’ y «flecha, banderilla», pensando en el val. galotxa ‘garrocha, banderilla’ (ya Sanelo)―galochear ‘picar con la garrocha’ en el valenciano de lengua aragonesa B. de Villalba, a. 1577, vid. Fcha.―, que será alteración de garrocha; pero esta última posibilidad no me parece probable.―

4 Vid. Levy, PSW. Las fechas que da Wartburg son erróneas, según he comprobado en los textos.―

5 En rigor cabría suponer que hubo en galoche disimilación de palatales, como la hubo en cage y en algún otro caso semejante. Pero esto es siempre un fenómeno excepcional.―

6 Es verdad que esto limita algo la zona de origen, pues -PէA parece conservarse normalmente hasta hoy en gascón y en languedociano occidental, dando -pio, y por otra parte el Lemosín y la Auvernia quedarían descartados a causa de la no palatalización inicial. Así y todo quedan todavía la Provenza, gran parte del Languedoc, el Rouergue, Quercy y otras zonas centrales; comp. Ronjat, Gramm. Istor., § 361. Hoy galocho es palabra popular en tierras de Oc, vid. Mistral, galocho, con el derivado engalouchà, Vayssier golouocho, Palay galocho, -otcho, etc.―

7 Últimamente propone lo mismo Wartburg, FEW IV, 45b, suponiendo que se comparó la suela gruesa y plana de las galochas con un guijarro, idea que convencerá a pocos. El sufijo sería el raro -OCCA, lo cual obligaría a suponer que en lengua de Oc galocha es galicismo, contra lo que indica la cronología.―

8 La etimología CALAUTICA atribuída por M-L. (Litbl. IX, 305-6) a Lagarde se basa solamente en una confusión de M-L., pues ahí no se trata del fr. galoche, sino de calotte.―

9 La Acad. [ya 1817] registra haloza como sinónimo de galocha. No tengo otras noticias de tal palabra, cuya existencia permanece incierta.