De un enano de fealdad monstruosa se dice ahí que tiene «los pies
galindos». En Carvajal (
Canc. de Stúñiga, med. S. XV) y en el
Corbacho («las piernas tuertas, las manos e pies
galindos», a. 1438), figura también como característica de una persona deforme, en estos casos una serrana; vid. las citas en Sz. Sevilla,
RFE XV, 264. Oudin (ed. 1607) registra «
galindo pie, qui a l’oignon du pied gros», y de ahí pasó a Franciosini y otros. Falta en Covarr. y
Aut., y la Acad. no lo recogió hasta después de 1899, definiéndolo «torcido, engarabitado», como adjetivo anticuado. Hoy no tengo noticia de que se conserve en castellano. El catalán de Mallorca emplea
galindó ‘juanete’ y ‘pómulo prominente’ (Amengual, Ag.), voz prohijada en la actualidad por el catalán literario. Según observó Sánchez Sevilla,
Galindo como nombre de persona es abundantísimo en los documentos medievales aragoneses, y mucho menos en Castilla y León; sin embargo,
Galinda existe como apodo en Cespedosa de Tormes, en la región montañosa entre Ávila y Salamanca; en catalán,
Galí es apellido frecuente en la actualidad, pero
galindó revela su procedencia aragonesa por la conservación de -
ND-; es probable, por lo tanto, que se tomara este nombre como típico de los montañeses de Aragón y quizá también de los de la Cordillera central castellana, de cuyas serranas se consideraron típicos los pies galindos; los sinónimos
adrián y
juanete tienen un origen semejante. Más, acerca de la familia catalana de
galindó y
galindaina ‘friolera, perendengue, baratija’
1, en Spitzer,
Misc. Schuchardt (1922), 156, y
ZRPh. LVI, 74.