GALANGA, ‘planta exótica de raíz medicinal’, del b. lat. galanga, y éste del ár. ȟalánǤ íd.

1.ª doc.: garengal, Alex., O, 1301c, y Aranceles del S. XIII; galingal, en el mismo pasaje del ms. P del Alex.; garingal, Gr. Conq. de Ultr., 322a; galangal y garanjal (?), 1525, Rob. de Nola, pp. 165, 72, etc.; galanga, 1555, Laguna; otras variantes en invent. arag. del S. XV, VRom. X, 159.

Galanga figura en unas recetas en bajo latín, anteriores al S. XI y posteriores al VI (A. Thomas, Bull. Du C. V, 97ss., s. v.); calanga en unas ordenanzas catalanas de 1271. Esta variante parece procedente del ár. ȟalánǤ, documentado como nombre de árbol cuya madera desprende un olor fuerte y agradable (Aut. dice que el olor de la galanga es «muy fuerte y subido»); así lo sugiere Steiger, Contr., 229, fundándose en Dozy, Suppl. I, 400a: En cuanto a las formas en -al, citadas arriba, así como port. galingal, oc. galengal, garengal, cat. ant. galangal (Costumbres de Tortosa, ed. Oliver, 389; ordenanzas de 1252), galangau (Lleuda de Tortosa, de 1252: RLR IV, 248), b. lat. calangani (San Gall, fines del S. IX: RF XXVI, 938), como ya indicaron Dozy (Gloss., 271), Neuvonen (263) y otros, provienen del ár. ȟalanǤân íd., por lo visto derivado del anterior.