GÁNDARA, ‘tierra baja, inculta y llena de maleza’, ast. y gall., probablemente del mismo vocablo prerromano que el tipo GANDA ‘pendiente rocallosa’, propio de los Alpes centrales y orientales; el origen último es incierto.

1.ª doc.: «enna Gandara» (es decir, ‘en la gándara’), en doc. santanderino de 1147 (M. P., Oríg., 354).

También es portugués gândara «no Mondego sƟo as prayas que deixa descobertas, quando vai mui sangrado, ou em geral terra areyenta e estéril que mal da tojaes, etc.» (Moraes, con cita de doc. de 1470-80 relativo a Aveiro), «terreno areoso, pouco produtivo e estéril; terreno despovoado, mas coberto de plantas agrestes» (Fig.). En Portugal hay ej. de gándera en doc. de 957, y de gandarella en 1038 (vid. CortesƟo); de todos modos la toponimia muestra que es sólo al Norte del Bajo Duero donde el vocablo es frecuente: hay cuatro feligresías de Gandra en la zona interamnense (más un lugarejo de Gândara o Gandra cerca de Arcos de Valdevez, a 20 k. del linde gallego), la más meridional unos 20 k. derechamente al Este de Oporto1. V. ahora el importante artículo de M. P., NRFH VII, 40-41 (aunque ahí hubiera debido separarse nuestro vocablo del tipo CÁNDANO y sus variantes); además Hubschmid, Boletim de Filol. XII, 130-7; Alpenwörter roman. u. vorroman. Urspr. (Berna, 1951), 17, 53. En Galicia es «terreno de formación diluvial, formado por arcillas, guijarros sueltos aglomerados, arenas y cantos, que forma grandes valles y es de poca fertilidad», según Schulz, Descr. de Galicia (cita en BRAE XXII, 495). En España la toponimia atestigua la mayor vitalidad del vocablo en Galicia, donde gándara y sus variantes gandra (‘landa’)2 y granda (toponimia) son palabras bien vivas en la actualidad; de los nombres de lugar dedujo Bertoldi (BSL XXXII, 93-184) que se extendió también por Asturias, Santander, País Vasco, Gascuña y Norte de Cataluña3. Como apelativo, en zona de lengua castellana, sólo conozco el ast. granda «rasa abierta, más alta que la vega y de mayor extensión, y de terreno pedregoso, como de aluvión» (Rato), «tierra llana e inculta, del común, llena de maleza» (Acevedo-F.)4; la Acad. recoge el vocablo, sin localización, desde 1884. Jud (BDR III, 9-10) fué el primero en relacionar el hispánico gándara con el tipo alpino *GANDA ‘pendiente peñascosa’, ‘amontonamiento de detritus’ (en algunos valles *GANA)5>, que se extiende desde el Friúl hasta el Tesino, y desde el centro y Oeste de la Suiza alemana hasta el borde Sur de la zona alpina; acerca de los tipos GANA y GANDA en la Suiza alemana, Jud, VRom. VIII, 75-77. En la Península tenemos indudablemente uno de los casos de adición secundaria del sufijo átono -ara; Scheuermeier, BhZRPh. LXIX, 119, subraya que es palabra propia de las zonas réticas6, más que de las de substrato gálico, pero la presencia en el Noroeste hispánico lo mismo podría tomarse como prueba de un origen céltico que de la procedencia de un idioma de pueblos anteriores7. Es sugestiva la idea de Bertoldi8 de relacionar con el vasco-francés andar «lieu en pente et glissant», y con el antiguo término ibérico gangadia ‘terreno arcilloso de gran tenacidad’, citado por Plinio (XXXIII, 72), que podría venir de un precedente *gandadia, con el sufijo colectivo vasco -di (arantzadi ‘espinar’, etc.)9. También es sugestiva la de J. U. Hubschmied10 de partir de un célt. *GANIMA (irl. ganem, f., ‘arena’), de donde una asimilación ganma > ganna, y luego diferenciación ganda, pero se trata de una construcción audaz que sólo podríamos admitir con muy buena voluntad11. Con razón la rechaza Pokorny (VRom. X, 241-2), y quizá también atine al atribuir el vocablo a una población hispánica no indoeuropea que h. 2000 a. C. se extendió hasta el Elba.

Un argumento, aunque débil, en que apoyar la idea de que el vocablo fué indoeuropeo, sería que en el topónimo fluvial lígur Gando-bera que se ha interpretado razonablemente como ‘acarreador de pedregal’12, siendo -bera el indoeur. BHERĶ ‘yo llevo’, cabe sostener que GANDA- ‘masa de cantos rodados’ fuera vocablo vivo en esta forma indoeuropea del lígur (otros estudiosos del lígur discreparon de esta etimología de Gando- y Porcobera: citas en Weisgerber, SprFK2 33, 82-83, §§ 209-211); y se me ocurre que acaso se tratase de la raíz GEN/GNET- ‘aglomerar’, ‘formar bultos’ (IEW 370-372) tan desarrollada, y con muchas variantes, por el germánico, pero que no es ajena al griego ni menos aún al baltoeslavo.

1 El importante Grândola del Alentejo no tiene relación con esto (ni es importación de un oscuro topónimo de los Alpes como pretendía Silveira) sino equivalente mozárabe, aunque algo aportuguesado, del manchego Granátula. Grandaços más al Sur, junto a Ourique, será también algo parecido.―

2 «Gandra esquiva de Moureda / quén poidera / antre as tuas irtas uces / falar a soas con ela!» Pondal, quien otras veces emplea la forma plena; «por gándaras ermas e lombos areosos» Castelao 236.5f. V. la descripción y fotos del paisaje de gándara que da Otero Pedrayo en Terra de Melide (1933), p. 27 y 30 ss.: escribe en el texto gandra, pero gándara traen el índice y los grabados.―

3 Siento que este artículo no se halle a mi alcance directo, pues personalmente no conozco tales nombres de lugar catalanes. Que se extendiera más al Sur, según indica M. P., ZRPh. LIX, 190-1, es posible desde luego, pero inseguro. En realidad, no podemos estar seguros del origen del cat. merid. Gandesa y val. Gandia (otros han relacionado con el Candía griego, recordando que ésta es la zona donde dominaron los bizantinos, y ello es muy posible, aunque tampoco se puede confirmar ni rechazar por ahora). Ya Rohlfs, ASNSL CLXXVI, 137, hizo notar que el gasc. Gandalou (OPPIDUM WANDALORUM) debe borrarse de esta lista. Y los demás nombres occitanos citados y el Gandullas madrileño son también dudosos. Desde luego nada tiene que ver con esto el Gandul de Sevilla, puesto que en Andalucía este vocablo designa un árbol de ramaje caído (anotado en Almería) y es por lo tanto lo mismo que el común gandul ‘perezoso’, de origen arábigo. Ya sería hora de que los investigadores del léxico prerromano abandonaran la pésima costumbre de citar nombres de lugar modernos sin preocuparse de sus formas antiguas ni de su explicación según la fonética y el léxico locales.―

4 La inclusión de la idea de ‘maleza, matorral’ puede ser secundaria, como anoté en Festschrift Jud, 581: el propio maleza reúne las acs. ‘matorral’ y ‘risco’. Pero el trasm. gândaras (RL V, 91), port. dial. gandra, gândaro (junto a cândaro, etc.) ‘tea’, ‘palito seco’, es otro vocablo, vid. CÁNDANO.―

5 Como observa ahí y en la p. 69 la variante *GANA podría ser la primitiva, de la cual proceda la otra por adición de un sufijo -էTA o -DA, comp. el doble tipo prerromano alpino bova y bouda «rovina, frana».―

6 Para la repartición y antigüedad de las variantes alpinas, vid. además Pult, VRom. V, 246.―

7 Si el origen es indoeuropeo, se podría pensar en relacionar con el sánscr. kandara (también kandaraɅ y los femeninos kandarā, kandarī) ‘vallecito fragoso, quebrada’ (con este sentido p. ej., en Kalidasa, Vikramorvaç? IV, 47.4, 51.7, y en nombres propios de frescos valles del bajo Himalaya como el de Surabhikándara, donde buscan a Úrvaç? encantada), también ‘caverna’; aunque el sentido está algo alejado (sólo en Galicia, y según la definición de Schultz, parece que el vocablo romance se relaciona con la idea de ‘valle’), claro que así y todo se podría imaginar algún enlace (‘lugar pedregoso’ > ‘quebrada’ o viceversa). Hay razón sobrada para desconfiar de un origen ario, mientras no se halle el vocablo en otras lenguas de la familia que allá y en España; aunque una procedencia indoeuropea tampoco se puede descartar pues una variante de esto, leve pero idéntica a la hispana, aparece allí arraigada ya en una fecha sumamente antigua, y en zona intermedia entre lo índico y lo iranio, o sea en lugares y épocas en que la penetración de elemento índico preindoeuropeo era todavía escasa: Hecateo (fragmento 178 y 17M) y Heródoto (III, 91) hablan del país de ?άνƌαρα (y de sus habitantes Ɣανƌάριοι y la πολισ γανƌαρικƲ = Kaçyapura) situándolos entre el alto Pendjab y el valle del río Kabul (Afganistán, en el νóμος VII del imperio de Darío el Grande (V. las notas de Ph. E. Legrand en su ed. de Heródoto III pp. 140, 146 fundadas en trabajos de A. Foucher).―

8 Además del artículo citado, vid. ZRPh. LVII, 142, y Festschrift Jud, 231-2.―

9 Algunos de los fundamentos son atacables. El andyelo ‘tierra arcillosa’ de los Hautes-Pyrénées (¿no será ardyelo?) no puede ser otra cosa que el gascón general arguielo o arguilo, es decir, ARGILLA (la g velar no debe causar escrúpulo: para otros casos análogos V. BDC XXIII, 275). El vasco gangul, junto a andur «mou, sans énergie», es dilación muy reciente del modernísimo GANDUL para poder utilizarse útilmente en la explicación de un vocablo de Plinio. Otras objeciones, particularmente sobre el vasco andar, en FEW V, 134a, n.―

10 Über Ortsnamen des Amtes Frutigen, Zurich 1940, p. 7, y comp. J. Hubschmid, Festschrift Jud, 249, 271.―

11 Ni siquiera se nos dan otros testimonios de la asimilación decisiva nm > nn. En cuanto al nombre de lugar suizo-alemán Gamchi, de un colectivo *ganimako (> gammech), claro está que su fuerza probatoria es muy escasa. A la bibliografía acerca de gándara agregúese Hubschmid, RF LXV, 282; y sobre gana, AGI XVIII, 220 -

12 Bertoldi, Norsk Tidsskrift for Sprogvidenskab IV, 1930, 179ss.; Pok., IEW 129.36. Paralelo a Porco-bera ‘portador de peces’, a veces latinizado en Porcifera (Plinio) > río Polcevera, cerca de Génova.