FUSTE, del lat. FȢSTISbastón, garrote’.

1.ª doc.: 1131, doc. de Calatayud (Oelschl.); Cid, v. 1586, «armas de fuste».

En la Edad Media el uso del vocablo fué muy amplio y repetido. Con gran frecuencia tiene sentidos próximos al latino, como ‘vara, madero’ (= blago, Berceo, S. M., 148c; = biga de lagar, J. Ruiz, 190c; «sen fierro e sen fuste yo te faré morir», Alex., 121d); otras veces, igual que palo, viene a indicar la materia de que los fustes están hechos, y a hacerse sinónimo de ‘madera’ («arma de fuste nin de fierro non deben vender nin prestar los cristianos a los moros», Partidas V, v, 22; Calila, ed. Rivad., p. 15; Libros del Acedrex 286.28; Gr. Conq. de Ultr., p. 412); este significado es el que se ha hecho predominante en catalán y en lengua de Oc, convirtiéndose el vocablo en el sustituto del lat. lignum; esta ac. que Aut. todavía señala en un texto medieval como la Crónica General, pero editado en el S. XVI, en castellano no cuajó del todo, y lo común es que los ejs. queden en un estado ambiguo, pudiendo también tomarse en el sentido etimológico (comúnmente se trata de armas de fuste; «la escala... si era de fuste resio mucho consideraba», Rimado de Palacio, 646c). Lo normal así en latín como en castellano es que fuste sea masculino, pero aparece también un femenino fusta, alteración común en voces de la 3.ª declinación, que en este caso se vió favorecida por la sinonimia con LIGNA y MATERIA; es la forma predominante en catalán (ya en doc. de 1129, aunque fust sigue vivo en la Edad Media, y hoy en algunas partes como Mallorca y el Pallars), y existió también en español, sobre todo en el de Aragón (BRAE II, 553; Tilander, RFE XXII, 133-4; además Castro, RFE IX, 267; Pottier, VRom. X, 158).

Alcanzó esta forma uso más extenso en algunas acs. especiales, en particular en la de ‘vara flexible empleada como látigo’, ‘rebenque’, que es viva sobre todo en América (Cuervo, Ap.7, p. 454; Tiscornia, M. Fierro coment., p. 471), pero también en España (Acad. ya 1843; ejs. de Larra, L. Coloma y Pardo Bazán, en Pagés), y ha dejado huella antigua en el vasco usta (M-L., ASNSL CLXVI, 53). Por otra parte, lo mismo que leño tomó la ac. de ‘buque’, también fusta se convirtió en el nombre de una especie de galera1, ac. en la cual es muy probable que sea de origen catalán, donde en la Edad Media es nombre genérico para ‘embarcación’: de ahí también venec. fusta (ant. fusto), albanés íd. [1635], gr. cipriota ưούστα ‘barco pirata’ [S. XV]2.

Por lo demás, fuste es la forma predominante, y aunque sigue empleándose después de la Edad Media el vocablo, su uso se restringe, quedando relegado a algunas acs. técnicas y figuradas, lo cual explicará la conservación de la F-, en palabra que difícilmente puede mirarse como cultismo, y desde luego no es extranjera ni dialectal; Aut. cita ej. de Calderón en la ac. ‘armadura de madera de la silla del caballo’, y como también designa el palo en que está fijado el hierro de la lanza y armas semejantes, se comprende que de ahí hayan partido las acs. abstractas ‘fundamento de una cosa no material’ y ‘nervio o sustancia de algo’ (hombre de fuste), que son las más vivas en la actualidad.

DERIV.

Fustado. Fustanque ‘palo’, gnía. [1609, J. Hidalgo]; fustancado. Fustero [Acad. ya 1817; cat. fuster ‘carpintero’, ac. que según esta ed. sería provincial en castellano (?)]. Fusto, a. arag. ‘pieza de madera de hilo’. Fustumbre, ant. Afuste [1595, B. Mendoza; DHist.] ‘armazón en que se montan las piezas de artillería’, adaptación del fr. affût íd. [1437], derivado del fr. ant. afuster ‘poner un objeto en estado de prestar servicio’, derivado a su vez de fust ‘fuste’. De fuste ‘especie de barril’ es deriv. un gall. fustete ‘el mayor es de 12 moyos de vino’ (aunque hay quien lo confunde con el tonel, que tiene 17 ó 18 moyos), Sarm., CaG. 203v. V. además HOSTIGAR.

1 1428, Woodbr. Documentación de fusta (nave) en Castilla en el S. XV, NRFH V, 237-8. «Fusta, género de nave: navis fusa», Nebr., g5v°. «Subí, qual digo aquella peña, adonde / las fustas vi que ya a la mar se hazían»; en poetas del S. XV, RFE XL, 164. Cervantes, Los Baños de Argel, ed. Bonilla-Schevill I, 301.11. Ahí como en griego se trata de naves piratas. Otro ej. en la Silva de varia Lección, citado RFE XIV, 277.―

2 Kahane, Byz.-Ngr. Jb. XV, 104.