FRASCO, probablemente del gót. *FLASKÔfunda de mimbres para una botella’, ‘botella’ (a. alem. ant. flasca, alem. flasche, escand. ant. flaska).

1.ª doc.: 1570, C. de las Casas; 1604, Guzmán de Alfarache.

La forma flarco «a bottle» (errata por flasco) está ya en Percivale (1591), el derivado frasquería ‘caja con frascos’ en Bartolomé de Villalba (1577), y flascón en invent. arag. de 13731. Aunque falta en Nebr., APal., los glosarios de h. 1400, y en los varios textos medievales de que existen glosarios2, es probable que sea voz antigua, en vista de que frasca, que en el sentido de ‘impedimenta’ ya figura en un ms. bíblico del S. XIII (vid. ENFRASCARSE) ―y esto es probablemente lo que significa en un invent. arag. de 1469 (VRom., X, 156)―, ha de ser una especie de colectivo de frasco, en el sentido de ‘envases, recipientes, fardos’. En todo caso sólo podría admitirse, a lo sumo, que el español tomara el vocablo del port. frasco, de uso muy popular a juzgar por la abundancia de derivados, y ya antiguo, pues allí frasca (en la ac. citada) se halla ya varias veces en los SS. XIV y XV3; en efecto, no hay otro romance de donde la forma española pudiera tomarse4. Todo invita a creer que frasco es germanismo autóctono en la Península Ibérica, procedente del gótico, aunque romanizado en fecha algo tardía, cuando ya se había iniciado la palatalización del grupo FL- latino: de ahí que en este germanismo se conservara el grupo inicial sin cambiarse en ll-, pero a causa de la rareza del grupo fl- en voces antiguas, el español y el portugués lo sustituyeron por fr-, fenómeno que se da en otros casos, y en portugués con gran frecuencia. La oposición entre fr. ant. flasche, oc. ant. flasca, por una parte, port. y cast. frasco e it. fiasco, por la otra, y finalmente el fr. flacon, oc. ant. flescó5, cat. flascó, arag. ant. flascón, indica claramente una base germánica de la declinación débil femenina, que en fráncico había de tener la forma *FLASKA (como en a. alem. ant.), en gótico había de ser *FLASKÔ, y en todas partes había de tener formas como *FLASKUNS o *FLASKÔNS en los casos oblicuos: de ahí los tres tipos romances, de entre los cuales, según es de esperar, el gót. *FLASKÔ es el que se perpetuó en español y portugués. La existencia de esta forma gótica está atestiguada indirectamente por el lapón lasko, préstamo recibido de esta rama germánica cuando los godos vivían todavía en lo que hoy es Rusia, según ocurre con muchos germanismos de las lenguas ugrofinesas.

Flasco, -onis, que se halla en autores latinos de baja época (Enodio, h. 500; S. Gregorio el Magno, h. 600; Paulo Diácono, S. VIII; CGL V, 505.49)6 ha de venir también del gótico, y San Isidoro, como más erudito, latinizó el vocablo en la forma flasca, dando la preferencia al género gramatical sobre la terminación fonética7. No todos los lingüistas están de acuerdo en creer que nuestro vocablo sea de origen germánico, aunque sí la mayoría; pero en favor de la procedencia germánica están las terminaciones características de los romances y la imposibilidad de hallar una etimología latina (la relación con VASCULUS es imposible fonéticamente), mientras que en germánico es fácil hallarle una explicación indoeuropea a base de la raíz PLEK-, que significa ‘tejer, trenzar’, aludiendo a la cubierta de mimbres que según San Isidore se designaba así8.

DERIV.

Frasquera [‘heladera’ Juan de la Mata, 1791, según Leira]. Frasquete. Enfrascar. Fiasco [Acad. 1884, no 1843], del it. fiasco ‘botella’, ‘fiasco’.

1 «Un candelero... Un flascan de quatro sueldos. Una mesa...», BRAE, IV, 347.―

2 Está en Oudin (frasco y flasco), Covarr. y Aut.―

3 El hecho de que los diccionarios no permitan documentar el port. frasco antes de med. S. XVIII (Caballero de Oliveira) carece de importancia, dadas las escasas autoridades que suelen dar estas obras.―

4 Es evidente que no puede venir del it. fiasco, como pretende M-L. (REW 3355). Tampoco del oc. flasca, en textos tardíos flasco, pues éste es femenino, y se hubiera convertido en cast. flasca o frasca; por otra parte el vocablo es raro en lengua de Oc.―

5 Así deberá acentuarse, naturalmente, esta forma que en el FEW III, 607a, se presenta extrañamente como paroxítona. En cuanto a las formas languedocianas modernas del tipo flàscou citadas allí mismo (a no ser que se trate de traslados acentuales del antiguo flascon) serán, como el fr. med. flasque ‘frasco de pólvora’ [1535], hispanismos propagados por las guerras del S. XVI, con fl- por influjo de las formas indígenas; también en catalán corre el castellanismo flasco o frasco.―

6 Pirson, KJRPh. VII, i, 68; Sofer, 132-133.―

7 San Isidoro explica claramente que se trata de una funda para proteger una botella. Como de costumbre, el santo busca un étimo griego y cree hallarlo en ưιάλƓ («pro vehendis et recondendis fialis primum factae sunt, unde et nuncupatae»), no como dicen Kluge-Götze en el romanismo bizantino ưλασκίον. En cuanto al ưλάσκων de Hesiquio (Alejandría, S. III), puede ya ser un vocablo del gótico de los Balcanes; por lo demás, la forma trasmitida por el ms. es en realidad ưάσκων, aunque verosímilmente errónea.―

8 En favor del origen latino han argumentado Thurneysen y Kluge. Pero éste en sus ed. de 1899 y 1924 se expresa con gran reserva dejando el problema como insoluble, aunque notando que el ags. flasce es raro y tiene aspecto extranjero. Sólo la ed. última, retocada por Götze, se pronuncia resueltamente en favor del latín, pero ello será debido a este filólogo. Meringer, Schröder y Brüch (Einfluss d. germ. auf d. vglat., p. 6), seguidos por M-L., Wartburg, Gamillscheg (R. G. I, p. 203; II, p. 18), Ernout-M., Walde-H., Falk-Torp y otros, admiten el origen germánico. Brüch (Beiträge zur Gesch. d. dt. Spr. LVI, cuad. 3) observa que el alb. paf ‘manta’ corresponde a la misma base indoeur. PLOKSKO-objeto tejido’, que podemos tomar como substrato del germ. flaska.