FARFANTE, ‘jactancioso, fanfarrón’, de oc. forfant ‘bribón’, participio activo de forfar (o forfaire) ‘cometer un crimen’, derivado de far ‘hacer’ con el prefijo peyorativo for-; en iberorromance el vocablo pudo tomarse por conducto del italiano o del francés y sufrió el influjo fonético y semántico de fanfarrón.
Define éste «el burlador, engañador, parlero y palabrero», y de él pasó a Oudin (1616, no 1607);
Aut. sólo cita a Covarr., como si ya no fuese voz usual; la Acad. desde 1884 califica de voz familiar, mientras que el vocablo fundamental, ya en
Aut., es
farfantón «el hombre hablador, jactancioso, que cuenta pendencias y valentías». El cat.
fárfara conserva el valor originario de ‘bribón’, y es usual en Vic (Ag.) y en Menorca (
BDLC VIII, 238; ¿Mallorca?: ibid. XIII, 308), mientras que en Mallorca se ha alterado en
parfant o
parfando (
BDLC IX, 120; VIII, 238;
parfandetjar ‘holgazanear’, ibd. VII, 191), comp.
panfarrón junto a
FANFARRÓN 1. Oc
farfant «forfante, hâbleur, charlatan», citado en autores languedocianos por Mistral, y
fourfant en autores provenzales. Para el origen del fr.
forfante «coquin, personnage qui se vante impudemment» [h. 1540;
forffant, S. XV] y del it.
furfante ‘bribón’, véase últimamente el
FEW III, 351
b; oc. ant.
forfan(
t) sólo está documentado en el Levy pequeño, pero es fácil suponerlo a base del yerbo
forfar2; el it.
furfante es frecuente desde princ. S. XVI (
forfante en las
Novelle antiche, Petrocchi) y pudo derivarse directamente del verbo
furfare,
forfare [M. Villani, S. XIV], pero en definitiva su origen ha de ser galorrománico, puesto que las formaciones con
forno son italianas, y nótese que Petxocchi califica a
furfante de poco popular. Una variante
forfante, procedente de Italia sin duda, aparece en un par de textos de los SS. XVI y XVII (Gillet,
Propaladia III, 486). En cuanto al cambio semántico de ‘bribón’ en ‘fanfarrón’ pudo ser debido a influjo de esta palabra, y también pudo ser espontáneo, comp. «
furfante: charlatán» en C. de las Casas. Por lo tanto, me parecen improbables las modificaciones que Bloch introduce en la explicación admitida por Wartburg. En cuanto a la etimología arábiga de M-L. (
REW, 3194), partiendo del mismo origen que para
FANFARRÓN, falla por las mismas razones que en éste, y está claro que el sic.
farfanti es el que viene de España y no viceversa. El ár.
farɅân «content, aise, bien aise, joyeux, charmé de» (Beaussier, Belot, pero no en Dozy, ni R. Martí), propuesto por Asín (
Al-And. IX, 29), debe rechazarse por razones geográficas (tratándose de palabra mucho más viva y antigua en oc. e it. que en cast.) y por ser poco adecuado semántica y fonéticamente (no explica la variante más antigua en
fo-,
fu-).