FARÁNDULA, ‘pandilla, cuadrilla, especialmente la de comediantes vagabundos’, ‘profesión de farsante’, probablemente tomado de oc. farandoulo, f., ‘danza rítmica ejecutada por un grupo numeroso de personas que corren dándose la mano’, ‘el grupo de personas que danza en esta forma’, derivado del verbo farandoulà ‘bailar la farandoulo’, que parece ser alteración de brandoulà ‘oscilar, tambalearse, contonearse’ por influjo de flandrinà ‘haraganear, remolonear’; brandoulà es derivado de brandar ‘oscilar, menearse, agitarse’ propiamente ‘blandir’, derivado a su vez de bran ‘espada’, de origen germánico (V. BLANDIR); flandrinà lo es de flandrin ‘persona alta y desgarbada’, ‘remolón, roncero’, y éste de Flandres = cast. Flandes, por el carácter flemático y el andar desmadejado que se atribuye a los habitantes de este país.

1.ª doc.: 1603, Rojas Villandrando.

En la clasificación que hace este autor (Viaje Entretenido, libro I) de las clases de compañías y representantes, leemos que la «farándula es víspera de compañía: traen tres mujeres, caminan en mulos de arrieros, y otras veces en carros, tienen buenos vestidos, hacen fiestas de Corpus a docientos ducados». Algo más tarde aparece el vocablo en los diccionarios de Covarr. y Oudin, así como en la segunda parte del Quijote y en el Buscón, en los cuales se halla ya en transición hacia el sentido de ‘profesión de cómico’1. Pero no fué éste el único significado que tuvo nuestro vocablo en la Península. También pudo ser una pandilla o grupo cualquiera de personas que se entienden para cualquier fin: dice Aut. que «se toma por algún trato, exercicio o comercio en que entran varias personas; y assí se dice: todos son de la farándula» y «por traslación se toma por trapaza, embuste o enredo para engañar o halucinar a otro»2; esto último puede explicarse de varias maneras, pero desde luego contribuyó a ello el hecho de que los faranduleros se entregaban a su profesión con carácter ocasional, como uno de tantos medios más o menos lícitos de salir de apuros económicos, como pone de relieve Rodríguez Marín citando la copla popular «a la farandulica, / faranduleros; / a la farandulica, / que no hay dineros» (Quijote, ed. crít. IV, 236). Sea como quiera, la idea fundamental es la de ‘pandilla vagabunda’, como se ve también por el port. farândola «bando de maltrapilhos; sucia (= reuniƟo de pessoas de má índole ou de má fama)». El matiz peyorativo es bien visible en los testimonios anteriores y en los dos siguientes, de forma algo alterada, que son los más antiguos en iberorromance: farandúraz (rimando con señúraz = señoras), en boca de una gitana, en Gil Vicente (1.er cuarto del S. XVI), en el sentido de ‘bagatelas, cosas despreciables’, cat. antic. farendures íd. (1565, Alcover), y falanduria (rimando con injuria) en una ac. como ‘atrevimiento, temeridad’ en la Historia de Santa Orosia del aragonés Bartolomé Palau (h. 1524)3.

Ya Diez, el primer autor que se preocupó seriamente del origen de farándula, se dió cuenta de que debía existir relación con oc. farandoulo, de donde el préstamo fr. farandole (Wb., 450), pero sugirió derivarlos a ambos de un antecesor del alem. fahrende ‘vagabundos, gente nómada’, ‘aventureros’, que antiguamente había también significado ‘juglares’; de una forma antigua de esta palabra (FARANDI) pudo salir un *faranda, del cual farándula sería diminutivo romance; dejemos a un lado la extrañeza de este sufijo latino y culto pegado a un radical alemán: la mayor dificultad está en que, según ya vió Diez, el vocablo hubiera debido tomarse del alto alemán en su fase antigua, o sea antes del S. XI, y como geográficamente ello se explicaría sólo suponiendo intermediarios la lengua de Oc y el francoprovenzal, debiéramos hallar el vocablo en Francia desde la Edad Media, cuando en realidad no se documenta allí hasta 1771 (Bloch) y en España hasta el S. XVI o XVII. M-L., en la primera edición de su REW, 3149, y Wartburg, FEW III, 374, acabaron de quitar a la idea toda su verosimilitud, partiendo de la locución alemana fahrende leute, sinónima de fahrende, y suponiendo que se tomara durante la Guerra de los Treinta Años o en la de Sucesión: pero claro está que es inaceptable el cambio que se supone sufrido en romance por la terminación -deleute.

La buena explicación está indicada, con cierta vaguedad, en el libro de Spitzer, Lexik. a. d. Kat., 774. Quizá pueda admitirse con este filólogo, aunque no es necesario, que el cast. farándula procede de un oc. ant. *farándola, mientras que las formas paroxítonas de Gil Vicente y Bartolomé Palau, así como el nav.-arag. farándola ‘faralá, volante’, ya corresponden al moderno farandoulo, con el traslado del acento que han sufrido modernamente todos los esdrújulos en lengua de Oc5; la falta de documentación antigua para esta forma occitana no puede extrañarse demasiado, tratándose de un idioma sólo bien estudiado en los períodos de su vida que corresponden a los SS. XII-XIII y XIX-XX. Lo más probable es que el préstamo no sea anterior a 1500 y se hiciera partiendo de la acentuación oc. farandoúlo: el acento esdrújulo será innovación operada en castellano. En lengua de Oc, junto a farandoulo hallamos el langued. barandello ‘danza en redondel’, con la locución adverbial en barandello «en troupe»: luego está claro que de ‘danza en grupo’ se pasó a ‘grupo, pandilla’, y por otra parte se confirma la relación de nuestra familia con la de brandà y brandoulà, alterada por la anaptixis bra- > bara-, y luego fara-6, gracias al encuentro con la familia del fr. y oc. flandrin. La amplia zona de contacto semántico de ésta con aquélla resulta bien clara del artículo FLANDERN del FEW (III, 605b), donde leemos formas como prov. y langued. flandrino «grande dégingandée», St.-Pons flandrin «fashionable, faraud», Nantes flandrin «lent à se mouvoir», en otras partes «fainéant et traînard», «paresseux», prov. flandrinà «fainéanter, lambiner»; agréguese prov. farandèu «gauche, sans gêne et sans tournure, un peu niais», junto al cual barandet «personne insouciante, changeante et ennuyeuse» corrobora la íntima fusión de las dos familias léxicas paralelas. Hay un vago parecido entre el oc. farandoulo y el iranio oriental (sákico) falaembulai ‘alrededor’ tomado del gr. παρεμβολƲ ‘recinto’ (Bailey, Trans. Phil. Soc. L. 1945, 9, y BSOAS XII, 319-332). Aunque a través de la jerga militar de los romanos llegaron a Francia notables iranismos (como frapper, etc.) aquí el parecido semántico y fonético es tan vago que probablemente se debe a una mera casualidad. Fuera de alguna documentación, nada agrega útil el artículo de Eugène Kohler («Histoire d’un mot: farandole», Mélanges Hoepffner, 1949, 127-138), quien sigue creyendo que el provenzal lo tomó del castellano, y admitiendo las insostenibles etimologías alem. fahrende leute o germ. fara ‘familia’. Apenas hay que decir que no es posible partir de un *FERIANDUS, con GdDD 2733a.

DERIV.

Farandulero [Sánchez de las Brozas, † 1600, Aut.]. Farandulear. Farandúlico. Farandola, vid. arriba.

1 «En mi mocedad se me iban los ojos tras la farándula», «encarecióme tanto la vida de la farándula», véanse las citas en Aut. De todos modos, nótese que aquí estamos todavía en el sentido básico de ‘compañía de comediantes’. Al aldeano que era el joven Alonso Quijano se le iban los ojos tras las farándulas que pasaban por su pueblo, y por vida de la farándula debe entenderse concretamente la que lleva la compañía andariega de este nombre, aunque tomada ya la farándula en ambos casos como símbolo de la clase histriónica.―

2 De ahí farandulero, tal como figura en el pasaje de los Sueños de Quevedo citado por Aut. «pero un verdugo mui enfadado, replicó: Farandulero es el señor, y pudiera haver ahorrado aquesta venida». Comp. la definición del port. farândula y farandulagem en Moraes «pessoa ou coisa de pouca conta, como sƟo farçantes».―

3 Verso 2052. El editor Fernández Guerra pretende que es ‘charlatanería’, inspirándose en una supuesta relación con el gall.-port. falar ‘hablar’, pero claro está que un derivado de este verbo occidental es imposible en el dialecto aragonés.―

4 En el mismo sentido Sainéan, Sources Indig. II, 324. Pero el origen último no es onomatopéyico, como él y en parte también Spitzer dan a entender.―

5 Sin embargo, en realidad es muy dudoso que una acentuación *farándola existiera jamás en lengua de Oc, a no ser que partamos de una fecha inverosímil por lo muy arcaica, en que todavía existiesen presentes verbales esdrújulos (perdidos aun en iberorromance), y por consiguiente postverbales esdrújulos. Como también en la Península farandúra (-uria) se halla antes que farándula, es más verosímil admitir que esta acentuación proparoxítona se deba a ultracorrección de la tendencia aragonesa a hacer paroxítonos los esdrújulos: entonces el cambio se produciría al pasar este vocablo occitano por Aragón antes de entrar en Castilla. Por lo demás, farándula se halla también en Góngora («su determinación no dissimula /... / de convertir en Nuncio la Anunciata / y su congregación en farándula», ed. Foulché III, 10), y bien mirado ignoramos cómo acentuaban sus demás contemporáneos que emplean el vocablo.―

6 Una anaptixis semejante presenta el oc. faragoulo ‘cirio’ < fragoulo < FACŬLA, hallado en doc. de 1550 por Pansier, Hist. de la Langue Prov. a Avignon, V, 177.