FANGO, del cat. fang ‘barro’, de origen germánico, emparentado con el gót. fani íd., escand. ant., ags. fen, fris. ant. fenne, b. alem. ant. feni, a. alem. ant. fenna ‘pantano’.

1.ª doc.: Terr.

Este autor cita el vocablo brevísimamente como un equivalente «anticuado» de lodo, y remite a parafango. Luego parece que en su tiempo sólo se empleaba este compuesto, y que el autor confunde «anticuado» con catalán o dialectal. La Acad. lo admite ya en 1817 (no 1783). Los más antiguos ejs. citados por Pagés son de Espronceda y del aragonés Olivan (1849), en éste como término agrícola, en aquél ya en el significado figurado que después predominó en español: hoy es principalmente ‘vilipendio, degradación’ (hundirse en el fango, etc.). Falta totalmente en Aut., Covarr., Oudin, Nebr., APal., en los principales autores medievales y clásicos y aun en el léxico de Moratín. Un primer ej. del femenino correspondiente, copiado del provenzal, se halla en el Marqués de Santillana, Doctrinal de Privados: «Refrénevos discrición / apartadvos de tal fanga, / que si entra por la manga / sale por el cabeçón» (en Canc. de Castillo, I, 101b). El vocablo es muy popular en catalán, fang1, NO. de Cataluña fanga, y debió entrar de ahí, quizá a través de Aragón2, o como término de los transportes (teniendo en cuenta parafango); como lugar de origen no es probable la lengua de Oc, pues en vista de la fecha sólo se hubiera podido trasmitir popularmente y por vía oral, pero el gasc. hanga hubiera dado otro resultado; y tampoco el italiano es verosímil en vista de la fecha tan reciente. La ausencia total del vocablo en gallego-portugués confirma el carácter advenedizo en castellano.

Para la extensión geográfica de los tipos fanh, fanc, fanga en lengua de Oc, del fr. ant. fanc, fr. fange ‘barro’, fr. orient, faigne ‘pantano’, véase FEW III, 410-2. El gót. FANI puede explicar este último y oc. ant. fanh, gasc. hagne, landés hanhà (Millardet, Textes, Gloss.), aran. hanyàs, pero no las formas galorrománicas fanc, fanga, fange3, ni el cat. fang, -ga, it. fango (ya en Dante, Inf. VII, 129). Para éstos se han hecho varias tentativas. Gamillscheg, RFE XIX, 148, y RG I, 370, cree que a pesar de todo vienen de FANI, comparando tengo de TENEO, pero claro está que esta comparación no conduce a nada, puesto que aquí se trata de un desarrollo verbal analógico, a base de teño por analogía de la vacilación entre tingo (TINGO) y el analógico tiño, plaño y plango, etc. La idea de G. de Diego, RFE IX, 139, cruce con ciénago, es insostenible también, ya que este vocablo falta en los territorios donde fango es antiguo.

Tampoco puede aceptarse (a pesar de la aprobación del REW, 3184a) la idea de Brüch, ZFSL LII, 418ss., de un *FANIGS adjetivo (= ags. fennig ‘cenagoso’), pues el desarrollo fonético de éste debiera concordar con el de palabras como MANէCU, que ha dado it. mànico, cat. mànec, oc. mànec, mangue, margue o manje, según los dialectos, pero en ninguna parte *mang, o MONէCU > cat. monjo, monge, oc. monge, mónegue, morgue. Quedamos, pues, reducidos a postular un germ. *FANG no documentado en dialecto germánico alguno, pero equivalente del scr. paȧka- ‘barro, lodo’, ‘pantano’, ‘ungüento’: idea ya sugerida por Wilh. Schulze, Sitzungsber. d. preuss. Akad. 1910, 792, y aceptada por Walde (Lat. Etym. Wb., s. v. palus), Feist (Got. Etym. Wb.). Cierto apoyo se le puede prestar observando que FANI representa una prolongación sufijal PAN-JO- de la raíz PAN- representada por el célt. an, y que la otra prolongación PAN-KO- está representada en germánico mismo por el derivado PևK-TO-, que ha dado el alem. feucht ‘húmedo’ (vid. Kluge, s. v.). No se olvide que tenemos un conocimiento muy fragmentario del vocabulario gótico, que es de donde hubo de venir esta palabra romance, dada su extensión geográfica.

Queda desde luego un grave escrúpulo que todos sienten. Aunque el Dicc. de Walde-Pokorny (II, 5) apadrinó la idea, y la aceptó Wartburg, no sin reservas, Pokorny en su obra más crítica4 la eliminó del todo. Si se quiere evitar lo que siempre tiene de inverosímil postular un germanismo cuyo étimo no se documenta en ningún dialecto germánico, se podría suponer que fanh se convirtió en fang por influencia del verbo afangar ‘embarrar, enlodar’ [S. XIII, en oc; 1412, en cat., S. Vicente Ferrer, Sermons I, 25.13], para el cual supondríamos un derivado romance AD-FANI-CARE, comp. cat. amarg, cast. amargo, debidos a AMARICARE. Pero creo más convincente atribuir la misma alteración al influjo de la familia léxica constituida por cat. fangar ‘remover la tierra con laya, layar’, fanga ‘laya’ [1337], oc. ant. fanga íd. (ej. de Montpelier en Raynouard; hoy parece olvidado en oc), it. vanga y vangare, procedentes del lat. VANGAlaya’, que en otro tiempo pudo tener extensión mayor en la Romania, y que a su vez debe su f- al influjo de fango. Habría una especie de simbiosis entre los dos grupos de vocablos, debida al hecho de que la operación de layar es una de las más importantes en la vida agrícola y suele practicarse especialmente en terrenos regados o arcillosos.

DERIV.

Fangal [ya Acad. 1817] o fangar. Fangoso [ya Acad. 1817].

CPT.

Parafango [Terr.], no admitido por la Acad. 1936 (ha predominado guardabarros).

1 Hasta hoy fango sigue teniendo un empleo y una amplitud semántica incomparablemente más estrechos que el cat. fang (= barro y LODO, V. éste).―

2 Falta, sin embargo, en los vocabularios aragoneses: Borao, Coll, Puyol-V., Torres F., Casacuberta, Elcock; claro está que porque ya lo había admitido la Acad.―

3 La g fricativa de éste no sale de una ? como se ha dicho, sino de una g oclusiva, como se ve por el norm. fangue, de donde se tomó el bret. fank (aunque sea éste masculino, comp. bret. brank m. < norm. branque = fr. branche).―

4 Este fascículo de su IEW, p. 807 y el tomo correspondiente de mi DCEC aparecieron casi juntos, ambos en 1955.