EXTRAÑO, del lat. EXTRANĔUS ‘exterior’, ‘ajeno’, ‘extranjero’, derivado de EXTRA ‘fuera’.

1.ª doc.: estraño, Cid.

Muy frecuente en todas las épocas del idioma. Como se trata de vocablo popular y hereditario, sólo está justificada la grafía con s, que fué general (con la excepción de APal. 149d) hasta fines del S. XVII, vid. Cuervo, Obr. Inéd., 136-9. Nótese la ac. clásica ‘extraordinario’ (Guzmán de Alfarache, Cl. C. I, 117.10; Vélez de Guevara, El Rey en su Imaginación, v. 718; y muy frecuente), que a veces llega hasta ‘excelente’ (Lope, El Cuerdo Loco, v. 687). Para su valor ponderativo medieval, M. Morreale, RFE XXXVI, 310-7. Para el gall. estrano (Castelao 236.1, 270.5f.), V. ENTRAÑA.

DERIV.

Extraña. Extrañero. Extrañeza, antes también extrañez. Extrañar [extraniasset, 1091, en Oelschl.], vocablo que tenía antiguamente acs. muy diversas: ‘desterrar’ (p. ej. en el doc. citado de 1091), ‘exigir la responsabilidad de un delito, culpar’ (Conde Lucanor, ed. Hz. Ureña, p. 139; frecuente en la Crónica de 1344 y en la de Alfonso XI, vid. M. P., Inf. de Lara, Glos.), ‘prescindir de (algo)’ (Caballero Zifar, ed. Wagner, 15.2: «maravíllome porque estraña el rey mi servicio en tales guerras como estas en que él está»; parece ser también el sentido en Lucanor, p. 207), ‘hacer superfluo’ («MENDO. Merced recibo de vos. DUQUE. La amistad de entre los dos / estraña la cortesía», Ruiz de Alarcón, Las Paredes Oyen, ed. Reyes, p. 154); en el S. XIX los puristas exigen el empleo de extrañar como transitivo en el sentido de ‘sentir extrañeza por algo’, con complemento directo de la cosa que causa este sentimiento (Baralt sospecha, sin motivo, que la construcción popular extrañarse de algo se deba a imitación del fr. s’étonner; vid. además Hartzenbusch, en Cuervo, Ap.7, p. LXIV, y el pasaje correspondiente de Cuervo); nótese además la ac. argentina ‘echar de menos (a alguien)’ («nadie extraña a Juan»: F. E. Mendilaharzu, La Prensa, 13-X-1940), o ‘añorar (un país, etc.)’; extrañación; extrañamiento. Extranjero [APal. 40d; estrangero 1396, BHisp. LVIII, 359; estr-, Celestina, ed. 1902, 41.14, que es también la grafía de Nebr., Las Casas, Covarr., Oudin y hasta fines del S. XVII], tomado del fr. ant. estrangier íd., derivado de estrange ‘extraño’, del mismo origen que esta voz castellana1; extranjería; extranjerismo; extranjerizar; extranjía, y la formación seudo-latinizante de extranjis.

1 Baralt, 1855, desaprueba el que se use como sinónimo de ‘extraño, ajeno’, y también como sustantivo en el sentido de ‘los países extranjeros’; empleo este último admitido por la Acad después de 1899.