ESTÍO, del lat. AESTIVUM (TEMPUS) ‘(estación) veraniega’, derivado de AESTASverano’.

1.ª doc.: Lucano Alf. X, Almazán; J. Ruiz, 1289a, 1352a (estivo en el ms. G).

Juan Ruiz, que hace a verano equivalente de nuestro ‘primavera’, según era general en la Edad Media (vid. Aguado, s. v.), emplearía estío como única denominación popular de la estación más calurosa del año. Más tarde, al introducirse primavera, este vocablo fué mero sinónimo de verano (así los emplea APal. 446b, 193b, 520b), conservando estío su valor originario (APal. 139b, 140d; Nebr.: «estío, parte del año: aestas»). Pero algunos, reservando primavera para el comienzo de esta estación, de acuerdo con el sentido de su componente prima-, tendieron a retrasar el valor de verano a los meses de mayo, junio y aun más tarde; así Cervantes distingue cinco estaciones («[a] la primavera sigue el verano, al verano el estío, al estío el otoño, y al otoño el invierno, y al invierno la primavera y assí torna a andarse el tiempo», Quijote II, liii, 202), y también Quevedo parece distinguir entre verano y estío (Aut.), pero ya antes de ellos otros habían empezado a emplear estío y verano como meros equivalentes, según hace Covarr., y así estío fué tomando el valor de un sinónimo superfluo, cada vez menos empleado; todavía José de Acosta (1590) lo emplea en prosa, mas por este tiempo empieza a hallarse más en verso (Rojas Zorrilla, Cada cual lo que le toca II, 3310; Calderón, Alcalde de Zalamea II, xxiv, ed. Losada, p. 141; citas de Góngora en Alemany), y aunque todavía Cabrera († 1833) se empeña en decir que verano es ‘primavera’, ya Aut. había reconocido que esto sólo era verdad en el sentido etimológico; desde mucho antes del S. XIX había quedado estío confinado al lenguaje poético. En el S. XIII se encuentran un par de ejs. del arcaico estad ‘verano’ AESTAS, -ATIS (vid. Sachs, glos. del Libro de los Cavallos). La sustantivación del adjetivo latino aestivum se produjo al mismo tiempo que la de hibernum y veranum, y aparece ya consumada en San Eugenio, arzobispo de Toledo (vid. Cabrera).

DERIV.

Estivada [Acad. 1899]; gall. estivada ‘la roza que se hace en el monte para quemar la broza y después arar la tierra y sembrarla de trigo o centeno’. Estival [APal. 233b, 462d; Nebr.] y estivo son cultismos. Estuoso, tomado del lat. aestuōsus ‘caluroso’; estuosidad. Estuante. Para otros representantes de la misma familia latina, vid. ESTERO.