Es planta de jardines, de origen asiático. En francés se halla ya
targon en Rabelais († 1553) y en Liebault (1601), el cual agrega que los jardineros la nombran
estragon. El francés Gesner (1542) la llama en latín
tarchon, y como este botánico conocía lenguas orientales, parece claro que el vocablo se introdujo por vía libresca. Vid. Devic, p. 34
b. En árabe se halla
tarȟûn desde el Razí (fin del S. IX), y a princ. S. XII se nos señala la forma
terȟūnī como persa. De cuál de estas dos lenguas pasó a la otra, no nos consta; se ha supuesto que venga en definitiva del gr.
ƌράκων ‘dragón’, por cierta semejanza, nombre que se aplicó a la misma planta y a otras análogas (
dragón de los herbolarios en Cienfuegos, 1627,
dragoncillo, 1859;
dracunculus en latín botánico; comp.
DRAGONTEA ~ taragontía), para lo cual faltaría explicar el
ȟ. Más bien parece que este
dragón sea etimología popular. Desde luego parece claro que en la Península Ibérica es voz tardía (port.
estragão sólo desde h. 1800, Brotero). En
Abenɏólɏol (982) se halla
Ȑištarġúnya, pero como nombre del Colchicum autumnale, planta sin relación con la nuestra, y Simonet (s. v.
extragónia) cree que debe leerse
Ȑištaranġúlya, derivado romance de
STRANGUALRE. Steiger,
Contr. 233, sugiere que el fr.
estragón venga de un hispánico
*etragón <
*et-ƫarȟûn, por ultracorrección francesa; no es creíble, pues esperaríamos
*atragón <
aƫ-ƫarȟûn.