ESCARPÍN, tomado del it. scarpino, diminutivo de scarpa ‘zapato’, de origen desconocido.

1.ª doc.: Nebr.: «escarpín: udo, pedulis».

Udo es ‘especie de calzado de piel de cabra’ y pedulis ‘especie de calcetín grueso que se pone bajo o sobre las medias para dar calor al pie’; análogamente en Covarr. «funda de lienço que ponemos sobre el pie debaxo de la calça [= media], como la camisa debaxo del jubón», reproducido por Aut.; Oudin: «escarpín: chausson [= lat. pedulis], il se prend aussi quelquefois pour l’escarpin, qui est un soulier à simple semelle»; esta segunda ac. figura en Terr., como zapato ligero de danza, y está en la Acad. ya en 1843; la otra1 figura claramente en una relación de 1574 (cita de Terlingen, 201), en Góngora, Quevedo, (Fcha.) y Lope (Aut.), y una de las dos en Gutierre de Cetina (h. 1550). No cabe dudar del origen italiano, puesto que en este idioma scarpa es la denominación normal del zapato en general (ya en Boccaccio, etc.). Escarpes figura como término sinónimo de ‘zapatos’ en Eugenio de Salazar (1568), pero Jiménez Patón (1621) y Cascales (1617) lo consideran italianismo crudo y sin arraigo: se trata evidentemente del plural it. scarpe; después sólo se registra en el sentido de ‘pieza de la armadura que cubría d pie’ (Acad. después de 1899).

En cuanto al origen del it. scarpo es oscuro. Brüch (ZRPh. XXXV, 636; XL, 647), partiendo de una forma aislada en alto alemán antiguo, scharpe ‘bolsa’, neerl. med. scherpe, scharpe ‘bolsa que llevaban los peregrinos atada entorno al cuello’, supone un étimo *SKARPA2, que habría significado ‘bolsa de cuero’ y luego ‘zapato de cuero’; reconoce el propio Brüch que el neerl. scharpe puede ser evolución del antiguo scherpe, con arreglo a las leyes fonéticas de este idioma, pero agreguemos que el citado a. alem. ant. scharpe, lo mismo que el alem. antic. scharpe ‘cinturón’, no perteneœn propiamente al alto alemán, en vista de su p conservada, y han de ser préstamos del neerlandés o del bajo alemán, de suerte que tampoco demuestran una A germánica antigua, que aun menos se puede apoyar en el b. alem. schrap ‘bolsa’ y en el danés dial. skrappe (escand. ant. skreppa ‘bolsa colgada alrededor del cuello’), de forma radical diferente: en conclusión, la etimología de Brüch, que ya es audaz semánticamente, se basa en un étimo reconstruído sin fundamentos3.

¿Habrá que volver al étimo de Diez y Bertoni, germ. SKARPagudo’? Pero esta forma no podría ser longobarda, idioma que tomó parte en la segunda mutación consonántica (P > (p)f) y es difícil que fuese gótica, pues en este idioma no hay tal adjetivo documentado; sería lícito postularlo, puesto que se halla en todos los demás idiomas germánicos, pero antes hará falta confirmar documentalmente que el antiguo zapato italiano es el de tipo puntiagudo que todos recordamos de ciertos grabados medievales.

Frings y Wartburg, ZRPh. LXX, 94-95, coinciden conmigo en rechazar la etimología germánica de Gamillscheg y Brüch; pero se refugian en la posibilidad de un gót. *SKARPÔ f., de la raíz del ingl. sharp, alem. scharf, si bien partiendo de la ac. ‘escarpa de fortificación’, lo cual es invertir la corriente natural de la evolución semántica: está claro que hay que partir de la idea más fundamental, ‘zapato’, y seguramente abandonar del todo la hipótesis de un origen germánico, carente de todo apoyo.

Sin embargo, sobre todo recordando el origen oriental de ZANCA y otros nombres de calzado, será bueno no olvidar el gr. καρξατίνƓ ‘calzado de cuero’, καρπατίνƓ en Hesiquio. Nótese que scarpetta parece documentado antes que scarpa, puesto que aquél ya es frecuente en Boccaccio y es apodo de un miembro de la familia Ordelafi, coetáneo de Dante. ¿Acaso se pasaría de καρπατίνƓ a scarpettina (con s- peyorativa, como en sgualrina, sbirro, svista, y demás que cito en mi reseña de Rohlfs, III, 241, en NRFH X, 185) y de ahí se extrajo luego scarpetta y finalmente scarpa? No me parece demasiado audaz suponerlo. Tampoco debe perderse de vista la posibilidad de un origen itálico prerromano o ilirio-lígur, pues una base KARP- ‘zapato’ está muy difundida en las lenguas indoeuropeas: lat. carpisculum ‘especie de calzado’, gr. κρƓπίς ‘zapato’, lit. kùrpė íd., pol. kierpie ‘abarca de corteza’, escand. ant. hriflingr ‘especie de zapato’, y el derivado usual en céltico (< pre-célt. KARP-): irl. ant. cairem, galés crydd, córn. ant. chereor, bret. kere(our) ‘zapatero’ (V. Henry; Pedersen, Vgl. Gramm. d. Kelt. Spr. I, 94).

DERIV.

Escarpe ‘zapato’, ‘pieza de la armadura’ vid. arriba.

1 Está hoy muy extendida en las hablas populares, Krüger, VKR VIII, 312-3; vco. ronc. eskarapin «chausson, escarpin».―

2 M-Lübke, REW3, 7981c, al aceptar la propuesta de Brüch, califica vagamente de «germánica» esta palabra, pero Gamillscheg, EWFS, 381b, prefiere considerarla gótica, dándose cuenta de que el lomb. scherpa o schirpa demuestra que la forma del vocablo en longobardo debió ser *SKERPA. Claro está que hay poquísima base para atribuir al gótico un vocablo sólo documentado esporádicamente en algún dialecto del germano occidental; quizá por esta razón se abstiene el propio Gamillscheg de mencionar nuestro scarpa en R. G.―

3 Como prueba de su etimología afirma Brüch que scarpa significa ‘bolsa de cuero’, fr. sacoche, en muchas hablas del Norte de Italia, citando como testigo a Mario Roques (Rom.). Pero es cita de segunda mano: dicho pasaje no es más que el resumen de un artículo de Nigra, AGI XIV, 269ss. (n.° 15), donde se pretendía demostrar que el lomb. mascarpa ‘queso hecho con suero, quesito blanco’ venía del lomb. scherpa, por lo tanto la existencia de este alto it. scarpa ‘bolsa de cuero’ es sólo una hipótesis de Nigra en apoyo de una etimología por cierto inaceptable.