DUERNA, ‘artesa’, ant. y ast., palabra hermana del port. d྿rna ‘cuba para pisar la uva’, ‘aportadera para llevarla al lagar’, y de oc. dọrna ‘jarro’, ‘olla de barro’, de origen incierto: suele explicarse por un cruce de ŬRNA ‘cazo’, ‘urna’, con DĶLIUM ‘tinaja’, pero esto no justifica la vocal del portugués y castellano; es más probable que sea el mismo vocablo que oc. dọrn, fr. antic. dour, fr. dial. dorne, ‘medida de longitud’, que pudo extenderse a una medida de capacidad, y luego a la vasija empleada para medirla; entonces vendría del céltico DŬRNO- (irl. dorn, galés dwrn, ‘puño’, bret. dourn ‘mano’).
1.ª doc.: dorna, 910, doc. de León (Oelschl.); duerna, 1494, BHisp. LVIII, 89; 1514, Lucas Fernández (Églogas, p. 31); 1555, hernán Núñez de Toledo1.
En gallegoportugués hay el port. dorna (marcado con vocal abierta por Moraes), que designa comúnmente un recipiente empleado en la vendimia y preparación del vino, pero también en la cosecha del trigo («pƟo», Moraes)5, y en la primera ac. o en la de recipiente para vino aparece ya en doc. de 1258 («da erdade dos Fagildos 3 puzaes de vino na dorna», PMH, Inquis., 344), pero en calidad de nombre propio está además en doc. de 1204 (CortesƟo; comp. el nombre de lugar Dornas, citado por Schneider en Galicia, VKR, XI, s. v.); el derivado dorneira es ‘tolva de molino’ (en el Norte, BaiƟo, según Krüger, Gegenstandsk., 126; Fig.; Viterbo), y el castellanismo dornilha en el Algarbe es «tigela de madeira, em que se faz o gaspacho»; dornacho «pequeña dorna» tiene aspecto mozárabe por el sufijo; el gall. dorna ‘embarcación pequeña’ (Sarmiento, BRAE XV, 35 y CaG. 98v6; Vall.); Sobreira, que era de Ribadavia (Orense) lo emplea h. 1757, Idea de un dicc. de la Leng. Gallega, con el significado de ‘fondo o sentina de un barco’; ‘tinaja que se pone en los lagares para recibir el vino exprimido’ [doc. de 1419] (Sarm. CaG. 168r, 68v), pagar á dorna ‘pagar el vino en mosto’ (ib. 63v).
M-L., REW, 9086, quiso explicar estas palabras por un cruce de ŬRNA ‘cazo de sacar agua’, ‘urna cineraria, etc.’, ‘medida de capacidad, como media ánfora’, con DĶLIUM ‘tinaja’, pero haciendo reservas en cuanto a la d- y el diptongo; y a esta etimología se adhirió García de Diego, RFE IX, 143-4. No hay que oponerse a la idea de los cruces de palabras cuando se producen entre vocablos coexistentes en un mismo territorio y de significado idéntico o casi igual, pero ante el connubio de un cazo con una tinaja para dar una artesa o una cuba de lagar, cabe preguntarse si estamos realmente ante este caso o ante algo comparable a la unión de una perra con un toro para engendrar una cabra; la comparación puede ser algo exagerada, pues los nombres de vasijas evolucionan semánticamente, pero de todos modos se trata de recipientes tan distintos que conviene estudiar el caso con ojos muy críticos. Ahora bien, no tenemos fundamentos para suponer que URNA viviera nunca en el romance peninsular: sus escasos y desperdigados representantes en el Norte y Centro de Italia y en Macedonia, se hallan muy lejos, y Rouergue ourno «jarre à contenir de l’huile, en terre ou en fer-blanc» (Vayssier) está tan absolutamente aislado que se tiene la impresión de una alteración puramente local de dourno, que existe en el mismo territorio y en una amplia zona alrededor; en cuanto a DOLIUM, ha dejado unos pocos y oscuros descendientes en Francia e Italia, y con el cat. dial. doll, palabra de uso puramente local, llegamos algo más cerca; de todos modos, estamos lejos de la evidencia de que URNA y DOLIUM pudieran cruzarse en el Centro y Oeste de España.
Y lo que agrava más nuestra duda es que así no explicamos de ninguna manera la vocal abierta del castellano y el portugués7. Creo, por lo tanto, muy justificado buscar si hay otras posibilidades etimológicas. Y en efecto, se hace difícil separar nuestro vocablo, propio de la zona de substrato celtibérico8, de otro casi igual que se halla en Francia, procedente del galo. Ya hace tiempo (Diez, Wb., 563; Glaser, ZFSL XXVI, 113; REW1, 2754, REW3, 2807; A. Thomas, Rom. XLI, 455; Dottin, La Langue Gauloise, p. 254; Jud, ARom. VI, 194; FEW III, 192b; Weisgerber, Die Spr. der Festlankelten, p. 200) que se ha reconocido este origen al fr. ant. dor, fr. medio dour, oc. ant. dorn («dorns: mensura manus clausae», en el Donatz proensals), medida de longitud equivalente a un tercio o un cuarto de un pie; el significado queda lejos del hispánico y la forma tampoco es idéntica, pero abundan las formas intermedias que los unen9.
El masculino existe también en España: duerno, citado junto a una amasadera y una mesa, en doc. de 1208 (Oelschl.), ast. duernu ‘madero grande, cuadrilongo y hueco que sirve para salar tocino, recibir la sidra que fluye del lagar, etc.’, ‘madero grande... plano por arriba y ceñido de una pequeña banda, en el que se pica árgoma verde, paja y narvasu para los ganados’ (R, V), ‘recipiente de madera donde se echa comida a los cerdos’ (Canellada), dorniello ya en 1309, BHisp. LVIII, 89, dornillo en APal.10 y en Covarr.11; y asimismo existe el femenino, junto al nombre francés de medida, en el francés medio dorne, hoy usual en el Poitou, Saintonge y Anjou: dorne «giron, espace depuis la ceinture jusqu’aux genoux quand on est assis». Con razón subrayó Jud que estas formas dialectales se enlazan semánticamente con la ac. francesa ‘medida de longitud’, aunque el derivado dornée «un giron plein, ce que contient une dorne, contenu d’un tablier, ventrée (d’une femme, d’une chienne)», empleado en las mismas zonas y en la Basse-Gâtine, ya indica la posibilidad del paso a una medida de capacidad y viene a coincidir perfectamente con el port. dornada «aquilo que uma dorna pode conter», y el prov. dournado «contenu d’une aiguière, cruchée» (Mistral, Palay).
Pero la mayor importancia de estas formas, para nosotros, estriba en que presentan la misma vocal abierta que las hispanoportuguesas, pues la o en ellas es constante en los SS. XVI y XVII y hoy en día12. Y éste estaría lejos de ser el único caso de reliquia céltica de estructura semejante que vacila en su vocalismo entre ྿ y ọ13. Y con este último vocalismo reaparece en el Sur de Francia, en forma indudable en vista de su significado, la voz castellana y portuguesa: oc. ant. dọrna «cruche», Languedoc, Gascuña, Rouergue, Querci, Auvernia dourno «cruche, vase de terre à anses, terrine», «jarre à huile», «seau de cuivre», «cuvier» (Mistral), Bearne dourno «cruche, cruchon», Arán dúrna ‘olla grande de barro, para cocer, o para guardar leche, compota u otros alimentos’, durnéta ‘puchero provisto de un mango’, durnè ‘fregadera’; Gers duorno ‘cruche de terre cuite’ y antes también nombre de una medida de líquidos, en la Coutume d’Artigue, también dournet, Polge, Mel. Phil. 1960, 21. De suerte que se impone admitir la idea de que la tendencia a la armonía vocálica -Ŭ-A > -֊-A, tan desarrollada en el céltico insular, ya debió de iniciarse en los dialectos célticos continentales.
¿Bastará el significado diferente para afirmar que el vocablo hispano-occitano-portugués tiene diferente origen del francés-occitano? No me parece esto verosímil cuando la identidad de forma es tan completa que en ambas zonas se hallan la variante masculina y la femenina, la con ֊ y la con Ŭ; tanto menos cuanto que en tierras de Oc, y en unas mismas comarcas, coinciden los dos significados ya desde antiguo, y Du C. nos documenta desde la Edad Media el uso de dourn «amphora, lagena» y «mensura brevis ad notandam materiei densitatem» en la zona de Toulouse y Carcasona14. Nadie estimará imposible el paso de ‘medida de longitud’ a ‘medida de capacidad’ ni el de ésta a ‘vasija de contenido equivalente a esta medida’. El parecido de forma entre la artesa y las medidas de capacidad nos la muestra el detalle de que si D. Quijote se sienta sobre un dornajo, puesto boca abajo, otros han empleado de la misma manera un almud invertido. Por otra parte, es cierto que Jud indicó la probabilidad de que el céltico DURNO- expresara el puño cerrado (como hoy en Irlanda y País de Gales), pero la ac. ‘mano’ está documentada en bretón y pudo ya existir localmente en el antiguo céltico continental; ahora bien si junto al irl. medio boss ‘palma de la mano’ se formó AMBIBOSTA, y de ahí el cast. ambuesta ‘el contenido de las manos’, también salió de ahí Morvan boisse «vase qui sert à mesurer du lait»15 y el fr. boisseau ‘medida de capacidad’, con numerosos significados secundarios16; el lat. MODUS, MODIUS es ‘medida’, y éste es el significado originario, pero MODIOLUS designa un ‘vaso de beber’ y ‘el artesón en que se mueve una rueda de noria’, y el primero de estos significados se ha conservado en el Norte de Italia (REW, 5628). Por lo demás, también sería posible partir de la idea de ‘puño cerrado’, puesto que este puño puede contener algo: *DURNA (DORNA) pudo estar respecto de *DURNOS en la misma relación que *BOSTIA y *AMBIBOSTA respecto del irl. boss, o que puñado ‘el contenido de la mano’, respecto de puño, y de ‘puñado’ se pudo pasar a una vasija de capacidad equivalente.
DERIV.
Duerno. Dorna. Dornajo. Dornillo; dornillero; dorniel. Gall. dorneiro ‘el caño por donde sale el vino’ (Tuy, Sarm. CaG. 229v y cf., p. 124). Para todos estos derivados vid. el texto.
1 En el refrán «aquella llamo yo dueña, que tiene harina en la duerna».― ↩
2 «Que chantedes [‘plantéis’] este poulo ja dito de vinna... e dardes cada ano a nos e al nosso monesteyro ja dito, por elo, en foro, 3 cannados de vino d’aquel que Dios hy der, a la dorna», Staaff, 100.22.― ↩
3 Krüger, Hochpyr. A, I, 103, habla también de León, dando la definición ‘artesa para que coman los cerdos’.― ↩
4 En Canarias es ‘pesebre para las caballerías’ (BRAE VII, 334, 342).― ↩
5 En el Alentejo adórna «cova no meio da adega para depositar o môsto» (RL V, 54).― ↩
6 Ya en un doc. de a. 1456: «Dornas, trincados e galeas» Castro Sampedro, Docs. para la historia de Pontevedra III, 38.― ↩
7 Yo mismo había aceptado este cruce en mi Vocab. Aran., observando que un cruce parecido debía admitirse para el cat. dọrca, dọrc, ‘especie de botijo’, oc. dọrca, procedente de ORCA. Pero hoy creo que dorca se debe a la combinación de éste, no con DOLIUM, sino con dorna, con el cual sí que coincide en significado, género y área geográfica.― ↩
8 Nótese la ausencia total en Aragón y Cataluña, y la mejor representación en gallegoportugués y en las hablas leonesas que en Castilla.― ↩
9 Quizá M-L. tuvo ya la idea de relacionar los dos vocablos, pues de otro modo no se explica la forma *DORNA que él supuso como básica del provenzal y el francés en la primera edición de su diccionario; en realidad, como observaron Thomas y Jud, nada hay en el nombre de medida que autorice a suponer un étimo femenino o una base con ֊.― ↩
10 «Parapsis... es plato de metal o de tierra o alguna gran escudilla, o catino, o almofia, o dornillo», 340d.― ↩
11 Quizá de ahí venga el segoviano dorniel ‘alcaraván’, en calidad de forma mozárabe, por una comparación de forma, comp. el fr. boisselière «pie-grièche grise», derivado de boisseau ‘medida de capacidad’.― ↩
12 Comp. la forma que han tomado FŬRNUS, DIŬRNUS, SŬRDUS, y palabras análogas en esta misma zona de Francia, según el ALF (mapas 602, 728, 1258). En todas estas comarcas es general la vocal u del fr. four, jour, sourd.― ↩
13 En el artículo *CORMA del FEW el fr. corme, registrado desde el S. XIII y hoy usual en la misma zona que dorne, se opone a la Ŭ que postulan el curmi de Marcelo Empírico, el cwrw del galés, el suizo alem. gürmsch y el auvernés gourme; en BORNA (REW, 1220a) hay ֕ en general, pero bourno en el Lemosín y bourgno en el Rouergue; y véase aquí mismo el caso de AMBOSTA (s. v. AMBUESTA).― ↩
14 ¿Será casual el que tanto aquí (doc. de 1308) como en el más antiguo documento portugués se emplee la dorna para contener vino?― ↩
15 Comp. también el tipo de GALOXէNA ‘ambuesta’ (FEW IV, 48b), al parecer de origen igualmente céltico, de donde formas como el norm. galaignie ‘medida de capacidad’.― ↩
16 ‘Medida agraria’, «chacun des cylindres qui composent un tuyau de cheminée», «cylindre creux dans les moulins où l’on prépare le tan» (comp. el port. dorneira ‘tolva’), «cylindre de terre servant de moule au fabriquant de pipes», «nasse» (FEW I, 454a). ↩