DENGUE, ‘melindre, remilgo’, ‘esclavina de mujer’, ‘enfermedad epidémica, gripe’, probablemente voz de creación expresiva, con el primero de estos significados.

1.ª doc.: Aut.

Documentado desde entonces con las dos primeras acs., en calidad de «voz nuevamente introducida». La 3.ª falta todavía en Acad. 1884, pero ya figura en Pagés (1901), con dos ejs. de escritores contemporáneos; según Yule-Burnell, Gloss. of Anglo-Indian Words, ya se empleaba dengue con este sentido en las Bermudas en 1882 y tres años más tarde había pasado de allí a la India: en inglés es de origen español, procedente de las Indias Occidentales. No hay duda, como notó Schuchardt en 1891 (ZRPh. XIV, 175-7), de que esta última ac. procede de la idea de ‘remilgo’, sea por la tiesura que dejan los dolores del dengue, sea porque el dengue, que a veces es enfermedad leve, fuese tachado por algunos de mera afectación1.

¿Cuál de las otras dos acs. es la primitiva? Ambos orígenes semánticos son concebibles: puesto que el melindre es achaque mujeril y la esclavina en cuestión es prenda de mujer, la comparación pudo hacerse lo mismo en uno que en el otro sentido. Del castellano pasaría el vocablo al portugués, puesto que en éste falta todavía en Moraes y otras fuentes; en este idioma como sustantivo se emplea sólo en el Brasil («encanto, feitiço, atractivo, faceirice»), por lo demás es adjetivo ‘presumido, afectado, mujeril’, ‘mujer amiga de afeites’ (Vieira, Fig.), ac. que fué también española (Terr.) y que debe ser secundaria. También es castellanismo en sardo, y en catalán carece de todo arraigo. Testimonios de la 1.ª ac. y sus derivadas: ‘sinuosidad, altibajo, zigzag que hace una senda’ en la Arg. (Quiroga, La Raza Sufrida cita en BRAE XVII, 319), ‘movimiento caprichoso, esguince de un avestruz que trata de escapar’ (ibíd.), ‘cumplido, ceremonia afectada’ también en la Arg. (Abelardo Arias, en el diario Los Andes, 22-VI-1941), ‘herbácea ramosa de flores que se marchitan al menor contacto’ en Chile ‘contoneo, movimiento de caderas’ en el Sur de Colombia (Tascón), ‘melindre mujeril’ en gallego (Vall.). De la 2.ª ac.: gall. dèngue ‘abrigo superior en el traje de las mujeres’ (Milà, Rom. VI, 74), ‘capotillo de mujer, especie de esclavina’ (Vall.). La más probable es la etimología de Schuchardt: voz de creación expresiva paralela al castellano dingolondango ‘mimo, halago, arrumaco’ [Quevedo], cf. dinganduges en Rosal (1601), bearn. dingouleyà (Orthez), variante de dindouleyà, dindoulà ‘contonearse’, y con otra consonante fr. dandiner íd., ingl. dandle, alem. tändeln, it. dondolare, en la jerga de los poilus franceses dingo ‘loco’, prov. ringo-rango ‘disentería, diarrea’ (Spitzer, Litbl. XLVI, 109; RFE XI, 185n.); parece confirmar este punto de vista el mej. tenguedengue ‘remilgo’, and. estar en tenguerengue ‘a punto de caer’ (Toro G., BRAE VII, 616), donde el carácter expresivo está subrayado por la reduplicación. Comp. PERENDENGUE.

Como no existe un verbo *dengar, carece de toda verosimilitud la etimología de Diez, DENEGAREnegar’.

Si dengue ‘mantilla, esclavina’ fuese lo primitivo podría sospecharse que ese vocablo se extrajera de capidengue ‘especie de pañuelo o manto pequeño con que se cubrían las mujeres’ [Terr.], sentido falsamente como compuesto, pero en realidad derivado de capida ‘cambuj del niño que se bautiza’, derivado a su vez de capa; pero el hecho de que capida sólo esté documentado en catalán resta verosimilitud a la idea.

La precisión cronológica de las acs. muestra que tampoco hemos de pensar en el ár. dániq o dánnaq ‘consumirse de pena o de enfermedad’, ‘morir de frío’, que en España tenía otras acs. aun más diferentes (Dozy, Suppl. I, 464), y presentaría otros inconvenientes todavía.

DERIV.

Dengoso [Aut.]. Denguero [Aut.]

CPT.

Capidengue, vid. arriba (a pesar de lo dicho arriba es probable sea compuesto al modo de capisayo).

1 La forma inglesa dandy-fever [1828, NED] quizá sea alteración de la española; pero Yule-Burnell sugieren lo contrario, y esta posibilidad no se puede descartar.