CRIN, del lat. CRզNIS ‘cabello’, ‘cabellera’.

1.ª doc.: Berceo («la crin mucho crecida», S. Mill. 78b, A e I).

Casi siempre se emplea en plural: así ya en Berceo, Duelo, 50c «las colas e los clines» (ed. Janer). Para este género masculino, vid. Cuervo, nota 30 a la Gram. de Bello. Es el género clásico en latín, pero en Plauto y otros autores arcaicos se halla el femenino, que ha predominado ampliamente en castellano y en portugués (ahí crina, quizá cultismo)1; otros romances vacilan (cat., oc.) y en francés e italiano es masculino (pero crine y crina, respectivamente, femeninos, se hallan también en lo antiguo y en los dialectos). Está muy extendida la variante clin, que ya aparece en los Fueros de Aragón de h. 1300, p. p. Tilander (§ 7.4)2.

DERIV.

Crinado [Juan de Mena (Lida)]. Crinar. Clinudo ‘peludo’, arg. (mocetón clinudo: O. Gil, Bol. de la Junta de Hist. de la Prov. de S. Juan, Arg., enero 1943, p. 9). Crinito ‘crinado’, ‘infausto, desdichado’ [Quevedo, Calderón], tomado del lat. crīnītus íd., aplicado a los cometas, que eran mirados como astros de mal agüero.

1 La forma clina para ‘el cabello, la cabellera’ es usual en la Arg. (Villador, Mundo Argentino, 8-III-1939); quizá portuguesismo local.―

2 También en Vélez de Guevara, La Serrana de la Vera, v. 994 (pero crin en el v. 1021) y en varios textos de los SS. XVI y XVII citados por Tiscornia, BDHA III, 63,65, y en Aut. Hoy corre, entre otras partes, en Cuba y en la Arg., en el Alto Aragón (también esquelín: ZRPh: LV, 625), en Cespedosa (quilín: RFE XV, 139). También cat. clin y clina, junto a crin. Como he dicho s. v. CRENCHA, esta forma es algo sospechosa de castellanismo por la conservación de 1a -n; pero quizá esto se explique por analogía del plural clins, ya que el singular raramente se emplea.